miércoles, 26 de febrero de 2014

NO A LA IDOLATRÍA DEL DINERO

Cuelgo el siguiente artículo de Pagola, porque creo que, sin estridencias, como él escribe, tiene cosas interesantes. Y lo cuelgo aunque lo haga con un poco de escepticismo porque me temo que,si se lee, se haga sin darle mayor trascendencia. Me temo que no están los tiempos, no esté la "Iglesia" (a pesar del Papa), para "pamplinas trasnochadas"de esta índole. Solidarios sí, pero sin perder status. Creo no se lleva el Quijote. El poderoso caballero es...

No obstante, ahí va. Me he permitido poner con negrita y subrayado algunos trozos que considero interesantes para la reflexión. En el original no aparecen así

José Luis Molina 

Publicado: 26 febrero, 2014 en BIBLIA
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Oro8 Tiempo ordinario (A) Mateo 6, 24-34
NO A LA IDOLATRÍA DEL DINERO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 26/02/14.- EL Dinero, convertido en ídolo absoluto, es para Jesús el mayor enemigo de ese mundo más digno, justo y solidario que quiere Dios. Hace ya veinte siglos que el Profeta de Galilea denunció de manera rotunda que el culto al Dinero será siempre el mayor obstáculo que encontrará la Humanidad para progresar hacia una convivencia más humana.
La lógica de Jesús es aplastante: “No podéis servir a Dios y al Dinero”. Dios no puede reinar en el mundo y ser Padre de todos, sin reclamar justicia para los que son excluidos de una vida digna. Por eso, no pueden trabajar por ese mundo más humano querido por Dios los que, dominados por el ansia de acumular riqueza, promueven una economía que excluye a los más débiles y los abandona en el hambre y la miseria.
Es sorprendente lo que está sucediendo con el Papa Francisco. Mientras los medios de comunicación y las redes sociales que circulan por internet nos informan, con toda clase de detalles, de los gestos más pequeños de su personalidad admirable, se oculta de modo vergonzoso su grito más urgente a toda la Humanidad: “No a una economía de la exclusión y la iniquidad. Esa economía mata”.
Sin embargo, Francisco no necesita largas argumentaciones ni profundos análisis para exponer su pensamiento. Sabe resumir su indignación en palabras claras y expresivas que podrían abrir el informativo de cualquier telediario, o ser titular de la prensa en cualquier país. Solo algunos ejemplos.
“No puede ser que no sea noticia que muera de frío un anciano en situación de la calle y que sí lo sea la caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es iniquidad”.
Vivimos “en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano”. Como consecuencia, “mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz”.
“La cultura del bienestar nos anestesia, y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esa vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un espectáculo que de ninguna manera nos altera”.
Como ha dicho él mismo: “este mensaje no es marxismo sino Evangelio puro”. Un mensaje que tiene que tener eco permanente en nuestras comunidades cristianas. Lo contrario podría ser signo de lo que dice el Papa: “Nos estamos volviendo incapaces de compadecernos de los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás”. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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martes, 25 de febrero de 2014

EUROPA CERRADA






 

Parece hipócrita la tenacidad con que Europa procura evitar la llegada de emigrantes africanos cuando no son otra cosa que el residuo patético de sus correrías coloniales durante varios siglos.



¿Acaso espera Europa que, después de saquear África, desposeída de su cultura, de sus recursos materiales y humanos, de infectarla con su fiebre perniciosa de consumir,

pueda hacer frente al milenio como un castillo artillado en cuyo interior todos son felices mientras fuera solo hay hambre y desesperación?
En el cuento de Edgar Allan Poe, "La máscara de la muerte roja", se simboliza la inutilidad del príncipe de encerrarse en su palacio a dar fiestas hasta que pase la peste

La muerte acabó entrando igual.
Europa es rica gracias, en buena medida, a todo lo que se llevó de África
¿Esperan, acaso, que los africanos hambrientos se queden padeciendo la miseria de sus atrocidades mientras las sociedades europeas disfrutan de altos niveles de vida?
¿Creen que es tolerable que quienes les robó, mató y violó durante siglos, vengan ahora a justificar y darles lecciones sobre moral internacional y derechos humanos?
                                      ¿No recuerdan, ingleses, las masacres de Kenya?
                       ¿No recuerdan, franceses, cuánto robaron en Dakar y Costa de Marfil?

¿No recuerdan, alemanes, los campos de concentración de Namibia y los cráneos del pueblo hebreo diezmado que aún conservan en el Museo de Medicina de Berlín?
¿No recuerdan, belgas, sus atrocidades en el Congo?

¿No recuerdan, portugueses, sus mortíferas excavaciones en busca del oro de Ángola, sus cacerías de esclavos en Mozambique?
¿No fue vuestra codicia, europeos, la que regó de tanta sangre de niños inocentes los diamantes de Sierra Leona?
Y ahora se permite el lujo de repeler estas barcazas de desesperados, de encerrar y deportar a estos seres humanos que llegan a sus costas y afean sus bonitas playas mediterráneas
Si Europa fuera consecuente con sus propias políticas de derechos humanos tendría que acoger con los brazos abiertos a
los africanos y suplicarles perdón de rodillas, ofreciéndoles compartir algo de lo que se llevaron de sus tierras
Y lo curioso es que estos seres humanos desesperados no piden lo que les correspondería, ni la devolución de lo que les pertenece
Apenas piden las migajas de una limosna, vender baratijas  en las plazas, repartir diarios o limpiar automóviles. Y, aún así, no los quieren.
Demasiado doloroso el espectáculo, demasiado triste que en el centro de vuestra gran civilización se muestren los rostros oscuros de las víctimas que la hiciron posible
Vuestra ceguera es admirable, vuestra hipocresía criminal, vuestra bajeza formidable
Mediten largamente sobre lo que están haciendo, europeos.
Ustedes, hacedores de historia, serían estúpidos si olvidaran sus enseñanzas.
Todo el poder de Roma no impidió su caída a manos de los bárbaros.
Toda la majestad de Britania se derrumbó sin atenuantes  ante las masas encendidas por un hombrecito de apariencia insignificante y de corazón inmenso

                                            Despertad de vuestro sueño torpe y egoista
                                       El mundo grita desesperado en torno vuestro
                              ¿Cuánto tiempo más creen que podrán fingir  no escuchar?

Europa desea permanecer cerrada mientras una África, saqueada hasta la saciedad, se desangra.
Quiero destacar que la misma situación de discriminación a la se refiere este trabajo  es plenamente aplicable al trato que da Europa a los sudamericanos ("sudacas" según ellos nos llaman) luego del squeo y genocidio al que sometieron a este continente en los oscuros años de la "Conquista y Colonización" especialmente por parte de España, Portugal y Gran Bretaña
Igual que nuestra América latina. Igual que el Oriente de segunda...
Seguramente, algún día, Europa abrirá su corazón, sus puertas,...
Seguramente aprenderemos, algún día, a tratarnos todos los seres humanos como iguales,

De no ser así estaremos aceptando los distintos genocidios ocurridos a lo largo de la historia como hechos normales.
¿Entonces?

Pobre Europa cuando China le eche mano (y le echará).Pobre EEUU cuando China le eche mano (y le echará)
¿Habrá africanos que deseen defenderla? ¿Habrá latinoamericanos que deseen defenderla?

Mirémosles a los ojos.
                                         Descubriremos las grandezas de sus almas.

                                          Haremos un mundo mejor y más justo
                                               Emepecemos hoy mismo a intentarlo



                                       Ellos lo merece.
No sé quien realizó este trabajo que he recibido y pretendo divulgar y que desde un sentido de justicia, y ante los acontecimientos de Ceuta, agradezco

Gracias por haber llegao hasta el final. Pero todavía una cosita más. Si le interesa el tema y quiere este  adentrarse más  en este terreno, le sugiero dos extraordinarias novelas:
* Esperando a los bárbaros de John Maxwell Coetzee, Premio Nobel 2003
* El sueño del celta de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel 2010.


FRENTE A LOS SUCESOS DE CEUTA,... esta canción nos puede sensibilizar


lunes, 24 de febrero de 2014

MI CALENDARIO TIENE MUCHAS FECHAS











Torbellino de espumas
de la mar oceana,
sin tocarte siquiera 
nos unes y separas.
Eres puente en la historia
y tus gotas, siempre saladas, 
se confunden con lágrimas,
saladas unas veces
también, otras amargas,
otras transparencias, otras...
de gozo y esperanzas.
Eres puente en la historia
de un ayer y de un hoy
que, en el hoy,
no dejó igual nada.
Eres puente en la historia
de un ayer y un mañana
donde hay que irrumpir,
como siempre, sin nada.
Tan solo con la piel,
tan solo con el agua,
tan solo con las gotas
que, a nuestra piel pegada,
hace que el sol se irise .

Torbellino de espumas
de la mar oceana,
¡cuántas veces bebido
en copas hechas de nube,
de sueños y esperanzas, 
de luchas y de amores.

Torbellino de espuma
de la mar oceana,
fuiste y serás nada
en lo mucho que eres.
Eres gente con rostro,
eres rostro de almas,
eres espejo de almas y rostros,
eres memoria y vida,
experiencia y desgana,
y comenzar de nuevo,
y amor, abrazo, caminada.
Solo y nada más eso eres.
Un día te cruzamos,
sin surcarte siquiera, 
y se hizo la aventura 
que hoy nos deja
sabor a sal 
en nuestra piel del alma

José Luis Molina

                                                    24-25 de febrero 2014

martes, 18 de febrero de 2014

NO QUIERO HABLAR EN VOZ BAJA

La vida siempre nos sorprende.
A veces creemos haberlo visto todo y, a la vuelta de la esquina, ¡zas!, llega, nuevamente, la vida sorprendiéndonos.
A veces nos sorprende para enternecernos ante seres cuya sensibilidad los lleva más allá de ellos mismos.
Pero, lamentablemente, y con más frecuencia de la que sería deseable, nos sorprende para descubrir hasta donde el ser humano puede ser cruel, puede ser un lobo para sus semejantes. Nos sorprende haciéndonos llorar horrorizados por la crueldad e inhumanidad de unos y estremecidos por el victimario conformado por muchos.
Lo que escribo me lo suscitan los acontecimientos de los últimos días, concretamente a partir del 6 de febrero, en la frontera de Ceuta:


"El hambre y la miseria empujan a la población subsahariana buscando donde sobrevivir, donde comer, donde recuperar o encontrar su dignidad humana tan injustamente arrebatada,... Todo eso a costa de un precio altísimo, de un precio que, posiblemente, se tiña de roja sangre...
Miran al norte: Un norte mayoritariamente cristiano: España,... Europa. Un norte que vino al sur para evangelizar (aunque, ya de paso, ¡para muchas cosas más!). Para evangelizar con un libro que llaman "EL LIBRO" (La Biblia, La Palabra). Allí leyeron que Dios creó un mundo suficiente, hermoso,... Que lo hizo sin rayas, sin fronteras, sin alambradas,...



Que creó al hombre (paradójicamente  las ciencias antropológicas sitúan la chispa de la vida que hace surgir de los homínidos a la humanidad, en África) Pues este Dios que hace que de los animales evolucione la humanidad, entregó este mundo sin fronteras, para todos. "Creced, multiplicaos, dominad la tierra" (no dominad unos a otros).
Pero a estos subsaharianos no debieron leerles una historia que se conoce por Babel: Que los más listos construyeron altas torres, fuertes murallas, potentes sistemas que defendían sus intereses: lo que con el expolio, el dominio, la explotación, iban acumulando y que esto,entre otras cosas, rompía la unidad de la humanidad. "Pensaron" que, en el norte, se debía almacenar lo que ellos necesitaban y a lo que tenían derecho. Debería sobrarles cuando mantenían una enorme población de mascotas (perritos, gatitos,...) que recibían una alimentación y unos cuidados que ellos ni se habían atrevido a pensar para ellos mismos.
Y se pusieron en marcha. Pero tropezaron con la realidad: En el norte se está produciendo el movimiento inverso a la evolución de la especie: Se está perdiendo humanidad a favor de la animalidad.
Y así aprendieron que las fronteras han dejado de ser líneas imaginarias trazadas en los mapas para convertirse en alambradas de cuchillas, murallas de cemento,... en Ceuta, Melilla, Palestina, Méjico, cerco de Cuba,...(¿Dónde quedó la alegría mundial por la caída del muro de Berlín?)
En estos muros descubrieron un enorme cartel publicitario que decía: UNA COSA ES PREDICAR Y OTRA DAR O COMPARTIR EL TRIGO.
Escucharon razonamientos de quienes habitaban el norte (quienes históricamente construyeron y construyen su bienestar a base del expolio y la colonización del sur). Estos razonamientos justifican el derecho a rechazar esos movimientos migratorios que pretenden llegar y apropiarse de lo que "es de ellos". Y entonces sintieron la agresión de quienes vigilaban esas alambradas que tenían que aplicar las disposiciones que, sobre política migratoria" surge desde esta Europa que se sigue considerando el ombligo del mundo.
Sintieron que no les llegaba pan, ni medicinas, ni brazos de acogida,... Les llegaban "pelotas de goma",  ¿pelotas de goma?, ¡pelotas de muerte!. Y empezaron a sentir que algunos de los suyos no llegarían, se precipitaban en las profundidades del mar,... este mar que, posteriormente devolvería los cadáveres como documentos  imposibles de camuflar...
Son 15 los fallecidos, al menos hasta la fecha."

Y esto es parte de lo que pienso, parte de lo que siento, y se lo comparto aunque sea con un cierto desorden.
Pero, por eso, adjunto la carta del Arzobispo de Tánger. que lo dice y lo escribe mucho mejor que yo

José Luis Molina






Tánger, 7 de febrero de 2014

A los fieles laicos, a las personas consagradas y a los presbíteros de la Iglesia de Tánger: Paz y Bien.

No te cierres a tu propia carne:


«No hace falta que nadie lo interprete, pues está dicho para que lo entiendan incluso los niños: “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo”.Y después del mandato al alcance de todos, por si hiciese falta, se añade la razón que lo sostiene: “No te cierres a tu propia carne”. ¡El hambriento, el pobre sin techo, el desnudo, son “nuestra propia carne”!
“No te cierres a tu propia carne”: Este único conocimiento bastaría para que fuese otra la política de las fronteras, otra la lógica de nuestros razonamientos, otra el motivo de nuestras manifestaciones, otra la matriz de nuestras preocupaciones, de nuestras aspiraciones, de nuestras quejas, de nuestras opciones.
“No te cierres a tu propia carne”: Si entras por el camino de esta sabiduría, “romperá tu luz como la aurora”, delante de ti irá la justicia, detrás irá la gloria del Señor, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía”.
“No te cierres a tu propia carne”, y el pan que compartes con el hambriento, te hará luz para el indigente, como es luz para ti el que, con su vida en las manos como un pan, dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros”. 
“No te cierres a tu propia carne”: Sienta a los pobres a la mesa de tu vida, y tú serás para ellos la luz con que Dios los ilumina.
Y a cuantos una y otra vez me recuerdan que la Iglesia no es una ONG, una y otra vez recordaré que los pobres son “nuestra propia carne”, y que mi pan es su propio pan, y que la Iglesia es su propia casa.»
Ése era, queridos, el mensaje que había preparado para acercarme con vosotros al misterio de la palabra que oiremos proclamada en la liturgia del V domingo del tiempo ordinario; pero los acontecimientos reclaman transformar la suavidad de la exhortación en denuncia de lo que es inaceptable.

Lo inaceptable:

Es inaceptable que la vida de un ser humano tenga menos valor que una supuesta seguridad o impermeabilidad de las fronteras de un estado.
Es inaceptable que una decisión política vaya llenando de sepulturas un camino que los pobres recorren con la fuerza de una esperanza.
Es inaceptable que mercancías y capitales gocen de más derechos que los pobres para entrar en un país.
Es inaceptable que las políticas migratorias de los llamados países desarrollados, ignoren a los empobrecidos de la tierra, vulneren sus derechos fundamentales, y se conviertan en el caldo de cultivo necesario para que se multiplique en los caminos de los emigrantes el poder de las mafias que los explotan.
Es inaceptable que se reclamen fronteras impermeables para los pacíficos de la tierra, y se toleren permeables para el dinero de la corrupción, para el turismo sexual, para la trata de personas, para el comercio de armas.
Es inaceptable que una política inhumana de fronteras obligue a las fuerzas del orden a cargar la vida entera con la memoria de muertes que nunca quisieron causar.
Es inaceptable que el mundo político no tenga una palabra creíble que dar y una mano firme que ofrecer a los excluidos de una vida digna.
Es inaceptable que a los fallecidos en las fronteras se les haga culpables, primero de su miseria, y luego de su muerte. Ellos no son agresores: han sido agredidos desde que sus corazones empezaron a latir al sur del Sahara, hasta que se paran para siempre, antes en nuestra indiferencia que en nuestras fronteras.
Es inaceptable que el negrero de ayer perviva en los gobiernos que hoy vuelven a encadenar la libertad de los africanos, supeditándola a los mismos intereses y al mismo poder opresor.

Desde la impotencia a la esperanza:

Queridos: ante el drama de sufrimientos y muerte en que el poder ha convertido los caminos de los emigrantes, es difícil que apartemos de nuestro corazón sentimientos de frustración, de impotencia, de tristeza, de indignación. Pero nuestro compromiso con la vida de los pobres no nace de esos sentimientos, sino de un amor incondicional, un amor fiel, que a todos se nos ha manifestado, y que a todos nos ha reunido para siempre en el único cuerpo de Cristo. 
“No te cierres a tu propia carne”: no te cierres al sufrimiento de Cristo. 
En este camino el poder no puede seguirnos. A él sólo le pedimos que sea justo. A nosotros el amor nos pide dar incluso la vida por el bien de los demás. 
Y son muchas las cosas que, hasta dar la vida, podemos hacer: Tenemos la fuerza del amor y de la oración, una fuerza que es capaz de mover el mundo. Podemos hacer que los emigrantes no estén solos en su camino, y podemos dejar solos a quienes, gobiernos o mafias, les están robando la vida. Podemos compartir con el emigrante nuestro poco de leña, nuestro poco de agua, la última harina de nuestra vasija, el último aceite de nuestra alcuza. Podemos darles voz para que se escuche su grito, podemos llamar a las puertas de cada conciencia para que la sociedad reclame una nueva política de fronteras, y, con terquedad de discípulos de Jesús, podemos recordar a cada hombre que es su propia carne, también la de Cristo , la que, día a día, es condenada a muerte en las fronteras del sur de Europa.

Queridos: no me dejéis sin vuestra oración.

+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo de Tánger"