sábado, 27 de febrero de 2021

TABOR Y ABRAHAM, NEGATIVOS DE LA FOTO

 

 



Capitel visigodo de San pero de la Nave. Zamora

Durante siete décadas, bueno, dejémoslo en seis décadas por aquello del uso de razón, me he confesado creyente en el Dios en el que creo.

Pero hoy, al enfrentarme en el texto del evangelio con el relato de la Transfiguración he caído en pensar que este Dios en quien creo, el Inmutable por definición, porque en él no se pueden ir dando cambios, también por definición  porque “ES EL QUE ES”, de este Dios mío, a lo largo de estas décadas, he ido teniendo experiencias totalmente diferente. Será el mismo pero en mi, en mi experiencia de encuentro con él, ha ido cambiando. Y me siento feliz, y doy gracias, porque todo este proceso me ha permitido irme encontrando con un Dios al que, cada vez, “he podido comprender” un poco más.

¡Qué lejos se me queda aquel Dios tonante, todopoderoso, dueño de todo y, por consiguiente, todo a disposición de “su capricho”, de su voluntad!. ¡Qué lejos se me queda aquel Dios que necesitaba probarnos, que parecía disfrutar durante nuestros procesos de angustia, aunque, al final,  manifestara misericordia!.

¡Qué difícil  me ha resultado entenderlo precisamente al revés!: Partir de que nosotros fabricamos un Dios que se satisface con nuestros regalos que le gustan más cuanto más sufrimiento nos produzcan  para llegar a tropezar con un Dios que es todo lo contrario, que no se satisface de los sacrificios humanos y por lo tanto rechaza cualquier situación en la que nosotros sacrifiquemos a un ser humano, de la manera que sea, con tal de conseguir el desarrollo de nuestro ego.

Abraham es figura de la actitud abierta a encontrar en la vida los planes de Dios: “Dios proveerá” Es la figura poderosa que queda derrotada, se le cae de las manos el puñal, vencido por la experiencia de Dios que quiere liberación.

No enseñemos esclavitud. No tratemos de dominar a nadie. Seamos fuertes solo en nuestras coherencias y no justifiquemos la incoherencia utilizando y manipulando sentimientos.

Por eso hoy reflexiono todo esto en la Transfiguración: la experiencia de ir descubriendo a Dios en Jesucristo, a ese Dios que hizo brotar su existencia en la historia pero al que se va entendiendo a medida del transcurrir de la vida, de la historia, desde los renglones de Jesús.

 Por eso no se le puede descubrir si lo limitamos y lo encerramos en templos magníficos, si hacemos de nuestra experiencia de él  chozas, palacios, monasterios, conventos, seminarios, círculos de fe, etc, donde nos encontremos cómodos, instalados, con todo previsto y cubierto. No. Hoy pienso, convencido de ello, que una de las interpretaciones de la Transfiguración es  la invitación a meternos en el proceso (no por Dios sino por nosotros que somos procesuales) de ir descubriendo a Dios manifestado en Jesús en medio de la vida, el transcurrir de la historia, palabra viva (el profeta, Elías),  y hacerlo desde el sentido  y desarrollo ético (la Ley, Moisés). Desde esa actitud, arriesgada, arriesgándonos, sin miedo  o con mucho pero venciendo el miedo, es como nuestro vivir  será un progresivo profundizar en el misterio de Dios en nuestra experiencia pero, repito, bajando del monte y de la nube, no aferrándonos a la seguridad sino metidos en el torrente vital de la humanidad para desde ella, y en el, vivir la experiencia de resurrección, del triunfo del proyecto de Dios.

Por tanto,  ustedes y yo, catequistas, evangelizadores, padres creyentes: evangelizar no consiste En contar historias sagradas de Dios. Es ayudar para que el evangelizado pueda tener experiencia sagrada de la presencia de Dios en la historia, en la suya y en la colectiva.

Los pasajes sirven para iluminar cuando iluminan: Ofrecer posibilidades de procesos donde se den experiencias de un Dios que salva y libera desde Jesucristo.

Sean felices

José Luis Molina

                         28 de febrero del 2021

jueves, 25 de febrero de 2021

ESTE DÍA

 



 

Días que se hacen luz

y se hacen senderos

frente a días nocturnos

donde no amaneció nunca.

Hay días que se hicieron,

junto a camino, caminada,

porque iniciaron marcha,

porque hicieron historia

y, porque construyeron,

sembrando en sus veredas

vida que palpitaba

y, en cada pálpito, empujando,

iban pariendo vida,

vida que, en pavimento

de fe, de esperanza y lucha,

de crecer y seguir cimentando,

afianzó la calzada

que queda ahí, abierta,

esperando tu caminar,

el mío, nuestra marcha

que en un día de luz

amaneció en el mapa

y ha ido marcando surco

en la hierba y la arena,

en la nieve y el mar,

y su huella , en la sal

se hace etérea y eterna

 

         José Luis Molina

                    25 de febrero 2021

sábado, 20 de febrero de 2021

TENTACIONES Y PANDEMIA

 




 

 

Cosa curiosa. Este domingo I de Cuaresma yo sabía que el evangelio trataría sobre Jesús en el desierto, las tentaciones y todo eso, porque siempre es este el evangelio del Domingo I. Al ser del ciclo B sabía que era el de Marcos , que es el más escueto pues no enumera ni narra las tres tentaciones típicas, sino que las presenta de forma global, más universal.

Esto me dio pie para situarme de la manera que ahora os cuento.

El desierto, pensaba, lugar, situación en la que el desarrollo de la vida se hace difícil, complicado, adverso, agotador, estresante, hasta incluso, desesperante.

Y, entonces, pensé que la situación  vital en la que ahora nos encontramos, bien podía servirnos para ubicarnos en situación de desierto Esta pandemia nos ha desposeído  de poder encontrarnos,, del contacto directo, físico, con aquellos que amamos. Ha secuestrado nuestros sueños y nos ha llenado de incertidumbre. Vemos al otro como un potencial portador de poder destructor, dudamos si seremos capaces de salir de ésta, si aguantaremos. Tenemos los ojos irritados porque el calor y el fuego de la arena son las lágrimas por los que se nos están yendo.

Y aparece el demonio disfrazado de poder (político, religioso, etc), disfrazado de riqueza, para apropiarse de las vacunas que aún no me corresponden. Y ese poder se ejerce pisoteando y avasallando a otros más débiles e, incluso, si yo no tengo ese poder que me beneficie, me revisto de la envidia por si pudiera conseguirlo.

Y surge, también, la gran pregunta: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no nos cura de este desierto que unos y otros poco a poco, o más que menos, vamos haciendo?. Y, cuando este Dios nos  falla en nuestras aspiraciones, lo quitamos de en medio y nos obcecamos en cerrar los ojos y convertir en dios nuestro, al que adoramos, el sinsentido, la demencia negacionista, el quemeimportismo de caiga quien caiga y ande yo caliente.

Sí, bien podía ser este mi desierto de hoy.

 Y entonces miré al de Jesús. Cuarenta días. Toda la vida colocado en la vida para que el desierto deje de serlo y se convierta en vida. Y no le echó la culpa a Dios. No se evadió colándose en la fila o poniéndose sin tener que hacerlo, no vendió la suerte de la humanidad para conseguir rentabilidad política.

 Aguantó el tirón con frontalidad, echando pecho, y, aunque viviera entre alimañas, le respaldaban los ángeles, es decir, el proyecto del Padre era lo que marcaba el rumbo. Y todo porque sabía, estaba convencido, de que Dios había optado por la humanidad, se había comprometido con ella hacia una vida no de catástrofe, ni de desierto, sino de arco iris.

Por eso proclamó, detrás de la experiencia de desierto , la inminencia del Reino y para quien lo aceptaba y se comprometía, la propuesta del bautismo, opción de compromiso en Arca para salvar la vida.

Un abrazo

José Luis Molina

21 de febrero del 2021.

DEDICADO A LOS COMPONENTES DEL PROYECTO MICHAEL.- FUNDACIÓN INTIRUNA


 

miércoles, 17 de febrero de 2021

DESDE ABAJO


 

 


Desde abajo, desde el camino de Las Pedrizas,  el Albarracín emerge imponente. Parece como si todo el campo del entorno estuviera concebido para realzarlo, para que se abriera espléndido dejándose caer por todo este preludio de primavera brillante que este año, rico en aguas, tenemos.

Desde abajo, oyendo el arroyo del Vihuelo, levantando la cabeza ante semejante testigo, lo contemplo feliz lanzando al viento la aventura de esos vuelos en alas delta que te encandilan y te enganchan para pasar, contemplándolos,  ratos y ratos como si fuera las llamas de una chimenea.




 Y me hace recordar los volcanes, tierra de volcanes, volcanes tranquilos, majestuosos también, en este caso la mayoría nevados, pero que, alguna vez que otra, también reclamaban la atención dejando salir caprichosas nubes o, incluso llamaradas estremecedoras.

Camino de Las Pedrizas. En una mañana de primavera casi. Buen tiempo, buen lugar para evocar, para revivir, para sentir como me acompaña lo vivido, como me acompaña, ahora que camino, que paseo solo, como me acompañan los que me han acompañado en la vida, a los que tuve que despedir y los que me siguen acompañando.


Y  sigo haciendo historia, mi historia, en este caso llena de fantasías, fantasías a corto plazo, sí, no soy tan ingenuo de tirar de calendario. Hay que ir aprovechando, momento a momento, el momento en que se encuentra uno. Pero fantasías que hacen que el camino sea más que tierra y piedras y charcos, y sonido de pájaro incluso, que el camino sea todo un mun.do en el cual ir concibiendo mi sombra cuando por el paso. Fantasía que me hace detenerme para ver como empiezan a crecer las yemas en los árboles que, poco a poco, van floreciendo. Fantasía que se hace realidad pensando que todo lo que en la vida está vivo, más tarde, más temprano que tarde, ofrecerá su fruto.

 

 


Abajo, camino de Las Pedrizas, mirando al Albarracín, doy gracias  a la vida en este miércoles de ceniza porque, en ella, aprendí que la ceniza no es para ostentarla sino para fortalecer la vitalidad con la que existimos.

                          José Luis Molina

                                       17 de febrero 2021

 

 

 


martes, 16 de febrero de 2021

CENIZA MOJADA

 

 



No quiero cenizas secas, cenizas sin vida, cenizas que no hablan y sepultan, en un silencio eterno,  la vida que asfixiaron. No quiero cenizas en rostros taciturnos, teatralmente taciturnos, estudiadamente taciturnos.

No quiero cenizas que nacieron

·       de maderos extraños,

·       de ramas abortadas antes de florecer

·       de vidas amputadas y castradas por el miedo, la represión y la estrechez de unos zapatos chinos o unos cráneos torturados en tiwanaku.

No quiero cenizas que sirvieron para risas de niños al salir de la escuela

·       Ni cenizas nacidas

en vacíos huecos para almas muertas

que sirvieron a intenciones vivas

pero, ellas, alimentadas por el miedo y el castigo en su servicio,

·       Ni cenizas que tiznan

almas huecas que se olvidaron de florecer.

 

Dijeron, me dijeron,

alguna vez oí que me decían

“se moja la ceniza,

no hay Semana Santa”

 

Pues quiero

·       cenizas humedecidas porque haya llanto de arrepentimiento,

·       ceniza mojada que se queda fijada entre la piel y las grietas que en ella fue abriendo la vida.

·       Quiero cenizas, sí, pero no secas, las quiero reverdecidas, porque el olivo, un día cimbreado, sigue cantando hosannas y baila por la vida en busca de victoria

·       Quiero que la ceniza que tú pones en mi frente

y con la que yo marco la tuya,

exista entre nosotros como sacramento

-         de caminar a una,

-         de luchar por el hombre y

-         mojada por la risa que aflora en lágrimas

-         y en solidario abrazo  engendraron ya, desde hace tiempo,  vida

-         y, si no,

-         para empezar a hacerlo desde hoy

que vuelvo a colocarla en tus arrugas mientras tú me miras.

Seamos aves fénix y hoy, nuestra ceniza seamos nosotros renacidos, ceniza húmeda de rocío de lavanda que apuestan por la vida y para ella llora y para ella vive.

 

Mojemos la ceniza y que no haya esa Semana Santa , trágica y perpetuada en procesiones de pateras, en clítoris flagelados, en “vírgenes” violadas, en pieles violentadas, desgarradas, con hambre entretenida con barro o hierbas clandestinas,  con mentes

machacadas en campos de refugio por el terror, la ignorancia o la amnesia, con coronas de espinas trenzadas  en concertinas.

Mojemos la ceniza, que reverdezca, que ya la primavera quiere apuntar llenando el monte, el prado, la playa y la vereda del río donde te mires.

               José Luis Molina

                     16 de febrero de 2021.

sábado, 13 de febrero de 2021

LA LEPRA

 


 


 

Las lecturas de hoy van de lepra. LA LEPRA, la ENFERMEDAD MALDITA en Israel. LA LEPRA, el PECADO (uno de los pecados) RELIGIOSO de Israel porque lo que en el Levítico 13, 1-2. 44-46, ubicado en el éxodo, era una medida lógica, sanitaria, “caminar fuera del campamento” para evitar el contagio (como ahora es lógico el confinamiento para evitar la expansión de la pandemia y es inmoral quien no lo hace y oculta su contagio para no hacerlo porque está atentando contra la vida y la salud de los demás), pues lo mismo era aquella medida de “distanciamiento social”. Pero de esta medida los judíos elaboraron un pecado religioso instituido pues consagraron , utilizando como respaldo la manipulación de la Palabra de Dios, la EXCLUSIÓN de quienes sufrían la lepra, convirtiendo así, la enfermedad, en una condena al ostracismo de la humanidad y a depender de su suerte, con mucha seguridad, adversa para sobrevivir malviviendo con la dignidad como persona arrebatada y machacada.

Pero la Palabra de Dios del Levítico no dice, ni dijo nunca lo que los sacerdotes judíos impusieron. Por eso Jesús hace todo lo contrario, libera, reintegra al leproso, al excluido, a integrarse en la comunidad de a que fue arrancado y esforzándose  en que esta humanidad se doblegue en el reconocimiento de reintegración, “ve a presentarte a los sacerdotes…”, y por eso e leproso grita, proclama y da testimonio de la experiencia de la praxi  de liberación que Jesús ha hecho en él, por él, … y para todos.

Pero sería ingenuo quedarnos en una interpretación de las lecturas como una casuística ante la lepra.

La lepra, en Israel, es una concreción paradigmática de un pecado ampliamente repetido y condenado en la Biblia: El pecado de la EXCLUSIÓN. Al pecado de la exclusión hoy también lo podríamos llamar de “lesa humanidad”.

Y este pecado sigue dándose hoy. Cada vez que a alguien se le excluye de donde tiene derecho a estar o se le arrebata y se le impide realizarse desde donde, esencialmente, tiene derecho a hacerlo.

Así, leyendo el evangelio de Marcos 1, 40-45, es lepra todas las exclusiones que hoy se siguen perpetrando . Veamos algunos ejemplos:

·       Es pecado de exclusión de la comunidad humana (lepra) todos los comportamientos machistas, xenófobos, aporófobos, etc. Por ejemplo:

-         Acompaño esta reflexión con un video (que os recomiendo  veáis) sobre la ablación a que están sometidas, aún en nuestros día, las mujeres de diversas  culturas y que colqué el pasado día 5 de febrero.

-         La negativa de reconocimiento de equidad real, no teórica, hacia la mujer dentro de la Iglesia Católica, ortodoxa, …

-         El de que sea sumamente frecuente que la mujer cobre menos que el hombre en múltiples situaciones de trabajos idénticos.

-         Que ante situaciones de enfermedad de niños o necesidad de asistencia a niños  o ancianos, sean siempre las mujeres las que tengan que hacerlo compatible con sus trabajos o recurrir a permisos o excedencias.

·       También la reclusión, en este caso exclusión, de aquellos que, no porque no se pueda (cuando hacen falta los euros de su pensión, se les aguanta), sino porque   estorban con sus achaques, sus limitaciones, lo feo de la vejez a nuestro lado.

·       Es lepra, o pecado de exclusión, que se utilicen los cargos, dignidad o enchufes para usurpar posiciones preferenciales en el acceso al proceso de vacunación arrebatándoles la llegada a quienes por razones de edad o riesgo debía estar antes.

 

·       Lo es también la falta de pudor ante situaciones de exclusión de bienes básicos y elementales (por ejemplo la Cañada Real en Madrid) argumentando impedimentos económicos, legales, etc mientras se propaga, en grandes titulares, el juego estratosférico de millones para las  divinidades futbolísticas todo esto en situaciones de enorme cantidad de población bajo ERTES, ERES,  o desempleo a las que no les llega. Digo lo mismo del despilfarro monárquico de atención y servicios, cacerías, etc, a estilo de “las Mil y una noches” a costas de un pueblo que hace colas para conseguir alimentos.

 

·       Es lepra, es despilfarro, instalarse en el “bien vivir” personal a costa del “mal vivir” de otros  a los que se les despoja de lo suyo con sueldos o precios de miseria.

 

·       Es lepra, exclusión, aporofobia, rechazar la llegada de pateras porque nos van a quitar puestos de trabajo y porque nadie los ha llamado cuando vienen escapados de sus propios países para huir de la muerte por razones de persecución o porque sus recursos no está en sus manos sino en la de los países a los que huyen pero luego no nos molesta la llegada de personas, igualmente sudacas, , con el mismo color de piel, la misma cultura, las mismas costumbres, pero una sola diferencia: son futbolistas famosos, actores famosos, cantantes famosos, etc.

 

Podríamos seguir analizando la realidad. Pero, bueno, creo que ya podemos llegar a una síntesis:  

 

Dios no quiere se excluya a nadie. Dios quiere la inclusión. Dios no quiere que la cultura, el bienestar, la religión, etc,  produzcan esclavos, víctimas sacrificadas, sino que, por el contrario la cultura, los avances tecnológicos, etc, sirvan para que “todos” seamos más humanos. La exclusión es un pecado que cínicamente se ha practicado, y aún…, en el nombre de Dios.

Dios no quiere eso. Jesús se encontró con que el pueblo de Dios lo había instituido como inevitable. Pero él no tomó la postura de la inhibición. Su acción fue de liberación.

Tampoco nosotros debemos inhibirnos detrás del “no se puede hacer nada”. Cada esfuerzo, pequeño o grande,  que hagamos contra lo que excluye, cercena, humilla al ser humano, … estamos curando leprosos, estamos liberando.

Suerte

                     José Luis Molina

                                 14 de febrero 2021

 

sábado, 6 de febrero de 2021

JOB Y LA IMPACIENCIA

 

 


 

 

¿El mal es que unos tengan escaleras y otros                            no alcancen o qué haya muros?                 

  

En, posiblemente, la época más difícil de mi vida, me encontré, circunstancialmente, con una persona que ya no he vuelto a ver ni a saber nada de él, pero que fue fundamental para mi.

Era una época en la que yo andaba enfrentado con Dios, y  lo hacía con mala conciencia, pero no podía hacer otra cosa, ni podía decir que estaba de acuerdo con “su voluntad”. No. Tan era así, que cuando en misa se rezaba el Padre  Nuestro, yo (no sé si era infantilismo, rabia, impotencia,…), al llegar al “hágase tu voluntad”, me callaba y bajaba la cabeza para que pasaran desapercibidas las lágrimas de mis ojos. Cuando, después de un tiempo, volví a ser capaz de rezarlo entero, la primera vez creo que solo fue mentalmente, al llegar al “hágase tu voluntad”, también lloré pero posicionándome de manera totalmente diferente.

Poco a poco fui recuperando a Dios, que no se había ido pero al que yo no dejaba entrar.

Y en todo esto, que evidentemente fue un proceso largo, jugó un papel importante aquella persona. De una manera como muy normal me propuso que leyera un libro: “La impaciencia de Job” de José María Capdevilla editado en B.A.C.

Hoy , la primera lectura, me ha hecho recordar todo aquel trasiego.

Job, al menos a mí así me lo habían pintado, era el prototipo de la paciencia, de la resignación, … y yo no me resignaba, no me aguantaba, y mi impotencia frente a un Dios que mandaba no sé cuantos sufrimientos  para “probarnos” y ante el que no podía hacer nada, me acompañaba de día y de noche, a la sombra y bajo el sol.

La lectura de ese libro me aclaró muchas cosas.

Primero, la más importante, Dios no manda pruebas ni las necesita. Era Satanás, es decir la manipulación de Dios, quien las requería. A Dios le importamos en toda nuestra realidad.

Segunda: Job no aceptaba, o aguantaba, pacientemente todos los avatares de su historia. Se preguntaba causas y motivos, se situaba con honestidad frente a la realidad, rechazándola y lamentándola porque ponía en valor grande toda la vida. Por eso buscaba explicaciones que lo llevaban hasta Dios para descubrir que el mal no puede venir de él. Y en coherencia con esta postura, así de coherente tenía que afrontar la realidad y hacer frente a sus consecuencias aunque visceral  y vitalmente las repudiase. Los buenos consejeros llenos de palabrería vacías pero pomposas, halagadoras y huecas frente a Dios, no podían estar cerca de Dios, hablar de parte de Dios, porque la suerte de Job no les salpicaba, evidentemente no eran sus  próximos.

Job, dentro del dolor, se mantuvo coherente con la vida en la que sabía estaba Dios. Por eso no es que luego Dios, al final, le regalara un décimo premiado de la lotería para que la vida volviera a irle bien. Es que desde esa postura coherente, valiente, frontal, honesta, … siempre valoras la realidad de la vida, el valor de la persona y eso derrota al demonio y da plenitud a pesar de las lágrimas y las amarguras y junto con las alegrías y la esperanza.

Y, desde ahí, es interesante mirar al Jesús que cura de enfermedades, libera de demonios y esclavitudes y da plenitud y sentido a la vida sin evitarnos ni las dificultades en el covid.

No valen las posturas  de los amigos de Job: Actos y palabras devocionales para que Dios nos libre del covid pero sin asumir la pandemia como realidad colectiva llevando la falta de empatía a planteamientos o acciones insolidarias.

                   José Luis Molina

                                        6 de febrero del 2021

 

martes, 2 de febrero de 2021

CAMINOS SIN NOMBRE

 



Hoy caminé a la sombra

del día que ocultaba

el sol tras de las nubes.

Mis pies hoy no sonaban

en la tierra mojada

y mi cuerpo ignoraba

su sombra en el camino.

 


 

Sin embargo, bailaba

alegre el culantrillo

movido por el agua

del arroyo ligero.

 


Las veredas cantaban,

Con blancas margaritas,

que ya viene empujando

la primavera próxima.

Hoy mi alma nacía

muda, y en el silencio,

buscaba con nostalgia

al sol que no rompía.

Pero a ratos, breves, casi

podríamos decir imperceptibles,

cuando el día se abría,

me renacían las fuerzas,

me brotaba la risa,

se llenaba mi alma

de esperanza y de vida.


 

¡Ay, caminos que llevan

a metas no previstas!,

no tenéis nombres, no,

ni Pedrizas, ni Vihuelo,

ni Garrotal, ni Espino,… :

vuestro nombre,

mientras tanto, aventura,

se lo pone en la frente,

palpitando, la vida.

                        José Luis Molina

                                      31 de enero 2021