sábado, 13 de febrero de 2021

LA LEPRA

 


 


 

Las lecturas de hoy van de lepra. LA LEPRA, la ENFERMEDAD MALDITA en Israel. LA LEPRA, el PECADO (uno de los pecados) RELIGIOSO de Israel porque lo que en el Levítico 13, 1-2. 44-46, ubicado en el éxodo, era una medida lógica, sanitaria, “caminar fuera del campamento” para evitar el contagio (como ahora es lógico el confinamiento para evitar la expansión de la pandemia y es inmoral quien no lo hace y oculta su contagio para no hacerlo porque está atentando contra la vida y la salud de los demás), pues lo mismo era aquella medida de “distanciamiento social”. Pero de esta medida los judíos elaboraron un pecado religioso instituido pues consagraron , utilizando como respaldo la manipulación de la Palabra de Dios, la EXCLUSIÓN de quienes sufrían la lepra, convirtiendo así, la enfermedad, en una condena al ostracismo de la humanidad y a depender de su suerte, con mucha seguridad, adversa para sobrevivir malviviendo con la dignidad como persona arrebatada y machacada.

Pero la Palabra de Dios del Levítico no dice, ni dijo nunca lo que los sacerdotes judíos impusieron. Por eso Jesús hace todo lo contrario, libera, reintegra al leproso, al excluido, a integrarse en la comunidad de a que fue arrancado y esforzándose  en que esta humanidad se doblegue en el reconocimiento de reintegración, “ve a presentarte a los sacerdotes…”, y por eso e leproso grita, proclama y da testimonio de la experiencia de la praxi  de liberación que Jesús ha hecho en él, por él, … y para todos.

Pero sería ingenuo quedarnos en una interpretación de las lecturas como una casuística ante la lepra.

La lepra, en Israel, es una concreción paradigmática de un pecado ampliamente repetido y condenado en la Biblia: El pecado de la EXCLUSIÓN. Al pecado de la exclusión hoy también lo podríamos llamar de “lesa humanidad”.

Y este pecado sigue dándose hoy. Cada vez que a alguien se le excluye de donde tiene derecho a estar o se le arrebata y se le impide realizarse desde donde, esencialmente, tiene derecho a hacerlo.

Así, leyendo el evangelio de Marcos 1, 40-45, es lepra todas las exclusiones que hoy se siguen perpetrando . Veamos algunos ejemplos:

·       Es pecado de exclusión de la comunidad humana (lepra) todos los comportamientos machistas, xenófobos, aporófobos, etc. Por ejemplo:

-         Acompaño esta reflexión con un video (que os recomiendo  veáis) sobre la ablación a que están sometidas, aún en nuestros día, las mujeres de diversas  culturas y que colqué el pasado día 5 de febrero.

-         La negativa de reconocimiento de equidad real, no teórica, hacia la mujer dentro de la Iglesia Católica, ortodoxa, …

-         El de que sea sumamente frecuente que la mujer cobre menos que el hombre en múltiples situaciones de trabajos idénticos.

-         Que ante situaciones de enfermedad de niños o necesidad de asistencia a niños  o ancianos, sean siempre las mujeres las que tengan que hacerlo compatible con sus trabajos o recurrir a permisos o excedencias.

·       También la reclusión, en este caso exclusión, de aquellos que, no porque no se pueda (cuando hacen falta los euros de su pensión, se les aguanta), sino porque   estorban con sus achaques, sus limitaciones, lo feo de la vejez a nuestro lado.

·       Es lepra, o pecado de exclusión, que se utilicen los cargos, dignidad o enchufes para usurpar posiciones preferenciales en el acceso al proceso de vacunación arrebatándoles la llegada a quienes por razones de edad o riesgo debía estar antes.

 

·       Lo es también la falta de pudor ante situaciones de exclusión de bienes básicos y elementales (por ejemplo la Cañada Real en Madrid) argumentando impedimentos económicos, legales, etc mientras se propaga, en grandes titulares, el juego estratosférico de millones para las  divinidades futbolísticas todo esto en situaciones de enorme cantidad de población bajo ERTES, ERES,  o desempleo a las que no les llega. Digo lo mismo del despilfarro monárquico de atención y servicios, cacerías, etc, a estilo de “las Mil y una noches” a costas de un pueblo que hace colas para conseguir alimentos.

 

·       Es lepra, es despilfarro, instalarse en el “bien vivir” personal a costa del “mal vivir” de otros  a los que se les despoja de lo suyo con sueldos o precios de miseria.

 

·       Es lepra, exclusión, aporofobia, rechazar la llegada de pateras porque nos van a quitar puestos de trabajo y porque nadie los ha llamado cuando vienen escapados de sus propios países para huir de la muerte por razones de persecución o porque sus recursos no está en sus manos sino en la de los países a los que huyen pero luego no nos molesta la llegada de personas, igualmente sudacas, , con el mismo color de piel, la misma cultura, las mismas costumbres, pero una sola diferencia: son futbolistas famosos, actores famosos, cantantes famosos, etc.

 

Podríamos seguir analizando la realidad. Pero, bueno, creo que ya podemos llegar a una síntesis:  

 

Dios no quiere se excluya a nadie. Dios quiere la inclusión. Dios no quiere que la cultura, el bienestar, la religión, etc,  produzcan esclavos, víctimas sacrificadas, sino que, por el contrario la cultura, los avances tecnológicos, etc, sirvan para que “todos” seamos más humanos. La exclusión es un pecado que cínicamente se ha practicado, y aún…, en el nombre de Dios.

Dios no quiere eso. Jesús se encontró con que el pueblo de Dios lo había instituido como inevitable. Pero él no tomó la postura de la inhibición. Su acción fue de liberación.

Tampoco nosotros debemos inhibirnos detrás del “no se puede hacer nada”. Cada esfuerzo, pequeño o grande,  que hagamos contra lo que excluye, cercena, humilla al ser humano, … estamos curando leprosos, estamos liberando.

Suerte

                     José Luis Molina

                                 14 de febrero 2021

 

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