Las lecturas de hoy van de lepra. LA
LEPRA, la ENFERMEDAD MALDITA en Israel. LA LEPRA, el PECADO (uno de los
pecados) RELIGIOSO de Israel porque lo que en el Levítico 13, 1-2. 44-46,
ubicado en el éxodo, era una medida lógica, sanitaria, “caminar fuera del
campamento” para evitar el contagio (como ahora es lógico el confinamiento para
evitar la expansión de la pandemia y es inmoral quien no lo hace y oculta su
contagio para no hacerlo porque está atentando contra la vida y la salud de los
demás), pues lo mismo era aquella medida de “distanciamiento social”. Pero de
esta medida los judíos elaboraron un pecado religioso instituido pues consagraron
, utilizando como respaldo la manipulación de la Palabra de Dios, la
EXCLUSIÓN de quienes sufrían la lepra, convirtiendo así, la enfermedad, en una
condena al ostracismo de la humanidad y a depender de su suerte, con mucha
seguridad, adversa para sobrevivir malviviendo con la dignidad como persona
arrebatada y machacada.
Pero la Palabra de Dios del Levítico
no dice, ni dijo nunca lo que los sacerdotes judíos impusieron. Por eso Jesús
hace todo lo contrario, libera, reintegra al leproso, al excluido, a integrarse
en la comunidad de a que fue arrancado y esforzándose en que esta humanidad se doblegue en el
reconocimiento de reintegración, “ve a presentarte a los sacerdotes…”, y por
eso e leproso grita, proclama y da testimonio de la experiencia de la
praxi de liberación que Jesús ha hecho
en él, por él, … y para todos.
Pero sería ingenuo quedarnos en una
interpretación de las lecturas como una casuística ante la lepra.
La lepra, en Israel, es una
concreción paradigmática de un pecado ampliamente repetido y condenado en la
Biblia: El pecado de la EXCLUSIÓN. Al pecado de la exclusión hoy también lo
podríamos llamar de “lesa humanidad”.
Y este pecado sigue dándose hoy. Cada
vez que a alguien se le excluye de donde tiene derecho a estar o se le arrebata
y se le impide realizarse desde donde, esencialmente, tiene derecho a hacerlo.
Así, leyendo el evangelio de Marcos
1, 40-45, es lepra todas las exclusiones que hoy se siguen perpetrando . Veamos
algunos ejemplos:
· Es pecado de exclusión de la comunidad humana (lepra) todos los
comportamientos machistas, xenófobos, aporófobos, etc. Por ejemplo:
-
Acompaño esta reflexión con un video
(que os recomiendo veáis) sobre la
ablación a que están sometidas, aún en nuestros día, las mujeres de
diversas culturas y que colqué el pasado día 5 de febrero.
-
La negativa de reconocimiento de
equidad real, no teórica, hacia la mujer dentro de la Iglesia Católica,
ortodoxa, …
-
El de que sea sumamente frecuente que
la mujer cobre menos que el hombre en múltiples situaciones de trabajos
idénticos.
-
Que ante situaciones de enfermedad de
niños o necesidad de asistencia a niños
o ancianos, sean siempre las mujeres las que tengan que hacerlo
compatible con sus trabajos o recurrir a permisos o excedencias.
· También la reclusión, en este caso exclusión, de aquellos que, no porque
no se pueda (cuando hacen falta los euros de su pensión, se les aguanta), sino
porque estorban con sus achaques, sus limitaciones,
lo feo de la vejez a nuestro lado.
· Es lepra, o pecado de exclusión, que se utilicen los cargos, dignidad o
enchufes para usurpar posiciones preferenciales en el acceso al proceso de vacunación
arrebatándoles la llegada a quienes por razones de edad o riesgo debía estar
antes.
· Lo es también la falta de pudor ante situaciones de exclusión de bienes
básicos y elementales (por ejemplo la Cañada Real en Madrid) argumentando
impedimentos económicos, legales, etc mientras se propaga, en grandes
titulares, el juego estratosférico de millones para las divinidades futbolísticas todo esto en
situaciones de enorme cantidad de población bajo ERTES, ERES, o desempleo a las que no les llega. Digo lo
mismo del despilfarro monárquico de atención y servicios, cacerías, etc, a
estilo de “las Mil y una noches” a costas de un pueblo que hace colas para
conseguir alimentos.
· Es lepra, es despilfarro, instalarse en el “bien vivir” personal a costa
del “mal vivir” de otros a los que se
les despoja de lo suyo con sueldos o precios de miseria.
· Es lepra, exclusión, aporofobia, rechazar la llegada de pateras porque
nos van a quitar puestos de trabajo y porque nadie los ha llamado cuando vienen
escapados de sus propios países para huir de la muerte por razones de
persecución o porque sus recursos no está en sus manos sino en la de los países
a los que huyen pero luego no nos molesta la llegada de personas, igualmente
sudacas, , con el mismo color de piel, la misma cultura, las mismas costumbres,
pero una sola diferencia: son futbolistas famosos, actores famosos, cantantes
famosos, etc.
Podríamos seguir analizando la
realidad. Pero, bueno, creo que ya podemos llegar a una síntesis:
Dios no quiere se excluya a nadie.
Dios quiere la inclusión. Dios no quiere que la cultura, el bienestar, la
religión, etc, produzcan esclavos,
víctimas sacrificadas, sino que, por el contrario la cultura, los avances
tecnológicos, etc, sirvan para que “todos” seamos más humanos. La exclusión es
un pecado que cínicamente se ha practicado, y aún…, en el nombre de Dios.
Dios no quiere eso. Jesús se encontró
con que el pueblo de Dios lo había instituido como inevitable. Pero él no tomó
la postura de la inhibición. Su acción fue de liberación.
Tampoco nosotros debemos inhibirnos
detrás del “no se puede hacer nada”. Cada esfuerzo, pequeño o grande, que hagamos contra lo que excluye, cercena,
humilla al ser humano, … estamos curando leprosos, estamos liberando.
Suerte
José Luis Molina
14 de febrero
2021
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