sábado, 21 de octubre de 2023

AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR...

 



 

 

Esta frase, con la que pongo título a mi reflexión de esta semana, inmediatamente, al leerla, me evocó una anécdota real de mi historia.

De vuestra indulgencia espero me lo aceptéis pues voy a intentar elaborar mi reflexión a partir de ella. Quien me conoce sabe que intento enraizar y contrastar mis posicionamientos de fe con  la realidad concreta de datos de mi experiencia vital.

Pues a ello voy:

Era en el año de 1978. Ya estaba establecida la fecha de mi ordenación sacerdotal y todos los minutos de mis días, de alguna manera, se movían en torno al acontecimiento que se iba acercando, a veces lentamente, otras con enorme rapidez.

Uno de aquellos días, ya próximo a la fecha, mis padres y mis hermanos me entregaron un paquete con una simple y breve nota: “De tus padres y hermanos”

Confieso que me podían los nervios. De inmediato lo abrí. Dentro había un cáliz y una patena de metal envejecido con relieves de un apostolado románico. Francamente eran preciosos. Al menos para mi. Emocionado, con ellos en las manos, miraba a mi familia, a mis padres de manera especial. Buscaba los ojos chiquitos que mi padre ponía en ciertas ocasiones esenciales y esperaba encontrar levantada una de las cejas de los ojos de mi madre, un gesto también muy definido.

Ella me dijo: “Hijo, nuestro deseo era que este presente hubiera sido mejor, no digo de oro, per al menos de plata, pero a tanto no alcanzamos”.

Yo le respondí: “Pues que bueno. Éste lo usaré, de seguro. Pero si hubiera sido de oro o de plata, te hubiera dicho  que buscaras sitio en alguna vitrina o repisa de la casa y lo expusieras allí?.

Y seguí preguntándole: “¿Tú crees que estaría bien que fuera de oro o de plata?”.

Ella me contestó: “Hijo, yo creo que a Dios hay que ofrecerle lo mejor”

Yo respondí: “Creo que para Dios ni el oro ni la plata, por los que los  seres humanos se traicionan y se destruyen, son lo mejor. ¡Qué bueno vuestro regalo de simple metal¡. Será para mi sacramento de ofrenda y acción de gracias. Y si queréis implicaros en la sacramentalidad de lo que me regaláis, pedid a Dios , y ayudadme, a que en la eucaristía cotidiana, que es la vida en perspectiva de fe, yo ponga en vuestro cáliz y patena lo mejor de lo que en mi vida haya.

A mi me gustan mucho los cálices y patenas de barro, de cerámica. Me parecen que retienen el calor humano, el amor de las manos del alfarero. Pero éste de mi ordenación, se convirtió en signo sacramental. Ha ido conmigo en mis periplos y, como sacramento real, en los momentos importantes y transcendentes de mi vida.

En Ecuador, cuando me veían que lo utilizaba y no tenían datos del por qué, en el ofertorio me preguntaban: “José Luis, en este día, ¿qué es?.

Hoy, al toparme con el Evangelio y removérseme  todo lo comentado, termino  frente a la pregunta: En el cáliz y la patena de mi vida, ¿se ha ido haciendo realidad lo que prometí a mi madre?

Y en ir concretándome en la respuesta quedo.

Un abrazo

José Luis Molina

22 de octubre dl 2023

viernes, 20 de octubre de 2023

OS QUIERO

 




 

Os quiero

y necesito decirlo,

necesito decíroslo,

necesito escuchar que os lo digo

porque me rebosa.

Os quiero

sintiendo como me queréis,

como vuestro amor

me vitaliza y me sostiene.

Os quiero

a pesar de que vuestro cariño

me hace pecar

porque, recibiéndolo,

me nace la tentación

de sentirme importante

pero, al sentirlo,

me afianzo en que lo importante

son ustedes,

ustedes a quienes amo.

 

José Luis Molina

17 de septiembre del 2023

 

sábado, 14 de octubre de 2023

LLUVIA DE PALABRAS

 


  

 

 

Para la reflexión de esta semana propongo que realicemos una técnica que se usa mucho en las actividades grupales y que espero conozcáis la mayoría. Aquí también somos grupo, aunque no nos encontremos en el mismo lugar, y cewo que, con pequeñas adaptaciones se puede realizar, aunque la puesta en común no sea tan fácil. Pero algo parecido a un resumen podría ser, si aceptan considerarlo así, mi reflexión personal al final.

Esta técnica consiste en lo que se llama “Lluvia de palabras o de ideas”

Lo haremos de la siguiente manera:

1º.- Lectura, las veces que sean necesarias, de los tres lecturas correspondientes a este Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario, Ciclo A. Estas son:

                   Isaías 25, 6-10a

                   Filipenses 4, 12-14.19-20

                   Mateo 22, 1-14

2º.- Después de haber hecho estas lecturas, coger un papel y en él ir escribiendo, intentando sea con una palabra, cosas, aspectos, actitudes, que aparecen en esas lecturas que hemos hecho y que piensen son importantes.

3º.- ¿Qué idea central y esencial sacas como resumen de lo que la Palabra de hoy nos dice?

                                         Para realizar los pasos 2º y 3º interrumpimos la lectura .                                                     

                                              Después continuamos.

Yo ahora, también, voy a intentar hacer lo mismo.

                                                           oferta

fiesta                                                           oportunidades                                          

               esperanza                 testimonio               desprecio

    riqueza de Cristo: Buena Noticia                          coherente

                                                     consecuente                                            

  adecuado                        reiterativo                                    exigente

                  no castigo                                insistente

    intransigente (aparentemente)         

 

Con todo esto,  mi reflexión es lo siguiente:

El proyecto de Dios, la intención de Dios, la propuesta de Dios, es una fiesta. No es nada lúgubre, pesimista, rezumando amargura,… pero esta fiesta es PARA TODOS. La amargura, la tristeza, el llanto, la sangre derramada, el sufrimiento, las realidades de muerte aparecen cuando nos bajamos del monte del Señor para monopolizar y manipular la vida y, en esa intención, imponemos nuestras conveniencias por encima del ser humano, del PARA TODOS, de la solidaridad y la justicia.

Pero, desde todo esto, tres  puntualizaciones:

1.- Los invitados primeros, que no van, aunque oficialmente están  próximos al rey (son los religiosos), pero eligen “su vida” aunque conserven las buenas apariencias.  Se quedan sin fiesta. Escogen mezquindad.

2.- Convencernos de que la propuesta es PARA TODO SER HUMANO. Sin que me lo tomen como aberración teológica, los Derechos Humanos intentan hacer posible la fiesta de la vida, de la boda, del amor, de la solidaridad, de la dignidad y la dignificación de la existencia, del respeto y del rellenar los baches  del camino.

Esa es la fiesta y la fiesta es estar y hacerla, es decir, empujarla y alegrarse con vivirla. Eso es la riqueza de Cristo. Y esto nos lleva a la tercera

3.- Todo no vale, no todo da igual. No basta con decir estoy y hacer bulto y calentar el banco.

Quien no se viste de fiesta, todo él, por dentro y por fuera (porque el ser humano todo él es una unidad, no una bipolaridad independiente: material y espiritual) no pertenece a la fiesta, es más, es obstáculo.

Y ante esto, el texto aparece intransigente. Pero es que no es posible. Son realidades antagónicas y permaneciendo en una te excluyes de la otra, de gozar con la gloria del Señor que es su fiesta, su buena noticia.

Bueno, aquí lo dejo. Si os sirve la mía, me alegro. Pero no menospreciéis la vuestra. Os servirá probablemente mucho más.

Os deseo felices en la fiesta del Señor. Un abrazo

José Luis Molina

15 de octubre del 2023.

LA VIÑA DEL SEÑOR

 



 

 

Las lecturas de hoy, nada más leerlas, me han puesto por delante unos  cuantos cuestionamientos. Y yo he decidido transcribírselos de la misma manera.

Ciertamente que, es muy probable, sea interesante una reflexión más pausada. Eso lo dejo para ustedes. Seguro que aparecerán muchas más conclusiones.

Pero creo que , el que me hayan surgido de forma tan espontánea las que os voy a compartir, también tiene  su importancia y hay que ponerlas en valor.

Vamos allá:

Primero me fijo en quienes son los protagonistas de la primera lectura de Isaías y del Evangelio de Mateo, y su ubicación. Nos lo indica directamente el texto de Isaías: La ubicación es la viña del Señor y la viña del Señor es la casa de Israel. Saltando al Nuevo Testamento, la ubicación es el Reino.

Su plantel la casa de Judá que, en lenguaje del Nuevo Testamento serán los que han aceptado el llamado al Reino, el envío a trabajar por el Reino.

Por tanto, la ubicación de estos textos hay que colocarla hacia dentro. No echemos balones fuera. Los malos obreros no son el mundo  perverso que no es religioso, etc. Éstos, los malos obreros, están entre los que aceptaron ir a la viña, trabajar la viña, esforzarse por conseguir los objetivos para los que, el dueño, tenía la viña.

Este es el tema de los textos. Y las palabras del dueño de la viña no puede ser más dura pero tampoco más frontales y directas.

Y aquí aparece uno de los casos que estos textos me han provocado.

Primero Isaías y después el propio Jesús en el evangelio de Mateo, no tienen pelos en la lengua ni titubean para tirar de la manta. Y yo me pregunto: ¿No son un poco pesimistas? ¿No había que quitar hierro y decirlo de una manerita que no eche para atrás, que no levante ampollas, que no desanime?.  Tal vez sería mejor cerrar los ojos y conformarse con menos o con mínimos, bajar el listón, pero no con tanto rigorismo. ¿Ese sería el modo?.

Por lo menos ese último estoy muy acostumbrado a oírlo como solución adecuada frente al comportamiento al que hay que hacer frente.

En mi opinión no acepto estas salidas porque no enfrentan la causa.

La causa es que ni valoran la viña, ni la viven como propia, formando parta de ella. Por eso hacen trampa y malos manejos para conseguir los resultados que en verdad les interesa: Someterla a sus intereses no colocarse a su servicio y empeñarse en el objetivo de ser.

Otra cuestión que provoca la lectura del Evangelio es la postura de los que son corregidos y amonestados. Según el aporte anterior, si estuvieran involucrados  en la viña, al ser corregidos, compondrían yerros para acertar con el camino. Sin embargo, en la parábola, no reconocen su comportamiento sino, por el contrario, se dan por ofendidos, por agredidos, por interpelados, y pasan al ataque.

Pero, vuelvo a repetir, el sentido del texto es hacia dentro: ¿Sigue pasando? ¿Pasa hoy? ¿Nos pasa?.

Termino, y lo hago, desde el último párrafo del evangelio:

         “se os quitará a vosotros el Reino y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”

O lo que es lo mismo: no se pertenece al Reino por ir a la viña, sino por trabajarla, según la razón de su existencia, comprometido con sus frutos. Creo que son unos textos muy adecuados, como os decía al principio, para vuestra propia reflexión.

Suerte.

Un abrazo

José Luis Molina

8 de octubre del 2023

martes, 10 de octubre de 2023

CANTEMOS AL SEÑOR UN CANTO NUEVO

 


 

En este domingo 26 del Tiempo Ordinario, os propongo que, antes de seguir yo con mi reflexión y ustedes recibiéndola, deis a la pausa,  toméis una biblia y busquéis la 1ª lectura de Ezequiel 18, 25-28.

Léanlo despacio. Si es preciso, dos veces o las que necesiten. Reflexionen sobre ello y traten de elaborar una síntesis.

Clarificaos. Según esta lectura:

·      ¿Qué significa, según ella. La muerte, morir?

·      ¿Cómo entender, según ella, que es la vida, vivir?

·      Y, por último , piensen en la última frase: “vivir y no morir”

Estos ejercicios que os propongo son sumamente importantes y necesarios.

Es obvio que no se está refiriendo a la vida o la muerte física. Pero tampoco está hablando en categorías o pensamientos espirituales. Creo, me atrevo a indicar que está haciendo referencia a la persona como un todo. Y, por lo tanto, el concepto de vida o muerte hay que aplicarlo a la realidad esencial e insustituible de la persona.

Hago hincapié en todo lo que precede porque sin ello no se puede entender,  al menos una parte, de la Palabra de Dios que está manifestada en la lectura.

Sigamos pues:

Intenten escribir de manera sencilla, lo que han entendido pues por vida o por muerte.

Una vez hecho todo esto, pensemos:

*¿Estamos de acuerdo?

*¿Estamos de acuerdo con lo que dice?

*¿Nuestro mundo, nuestra historia personal, colectiva, comunitaria, se construye desde estos presupuestos, teniéndolos en cuenta a la hora de seleccionar y utilizar los distintos materiales con los que lo vamos haciendo?

Desde todo esto la vida o la muerte es situarnos en la historia individual  y colectiva participando de la justicia de Dios o desde otros criterios, otros valores, otros pilares que no solo no tienen nada que ver sino que, por el contrario, obstaculizan  y corroen lo que debía sostener el Reino.

Desde este punto concreto de la reflexión es necesario resaltar, pues el camino no es la desesperación  o el desencanto, que el único camino es la conversión. Pero la conversión como  una implicación plena en la opción por el retorno a lo que abandonamos. Y esto es más que el simple arrepentimiento, semi falso, si no nos lleva a la conversión.

Y esto nos lleva a la segunda lectura de Filipenses. Preciosa toda ella. Y muy conocida por el Himno Cristológico que contiene, pero hoy os invito a que, primero, nos fijemos en la primera parte del texto.

Es la realidad con la que San Pablo se identifica   para que la comunión con los Filipenses engendre alegría: la conversión de las realidades de muerte: El destierro de la  ostentación,  el abandono  de la rivalidad y la competencia, el respeto y valoración del otro no sometiéndolo a manipulaciones, que los interese propios no construyan murallas de aislamiento ni torpedeadores de la  realidad del otro o de la colectiva.

Y esta proposición que Pablo hace para alegrarse en ellos, lo lleva directamente al Himno: Tened los mismos sentimientos de Cristo.

Es la manera de doblar la rodilla y creer en él: Revistiéndonos de él. No solo admirándolo. Todo el himno es invitarnos a que lo cantemos con nuestro vivir, con la historia que hacemos.

Por eso os lo adjunto.




Oídlo, gustadlo, pensadlo.

Deo gracias.

Un abrazo

José Luis Molina

1 de octubre del 2023

jueves, 5 de octubre de 2023

DESPERDICIAR EL TIEMPO, DESPERDICIAR LA VIDA

 



 

No hay un momento igual.

No hay ninguna situación igual.

Ninguna es repetible.

Dios siempre nos va a perdonar. Nunca es tarde. Nunca  “ya no es posible”.

 Entendemos el perdón como la anulación de una ofensa pero, confieso, que, con respecto a Dios, no lo entiendo así. Con respecto a Dios yo entiendo el perdón como que, ante el hecho de haber desechado a Dios de mi vida el perdón es que siempre será posible la vuelta, resituarnos en sus planes y recorrer sus caminos.

Esto nos da confianza. Estamos seguros de su perdón pero interpretarlo como que él quita y él devuelve ha dado lugar a posturas no de retorno, de regreso, sino de apariencia, de formalismo: Total nos va a perdonar, no hay que temer. Y creo cierto que no  hay que temer pero si mucho que aclararnos.

 El no quita vida ( la vida que es él). Dios da de una vez. Somos nosotros los que quitamos a él de nuestras correrías y los que lo ponemos cuando lo aceptamos con corazón sincero, honesto y cabal.  Somos nosotros los que nos desposeemos de él.

Y no hay proclamar una hecatombe. La vida es un constante asomarse Dios a la plaza del pueblo y ofrecer su viña.

Primer consecuencia: Siempre nos lo estará ofreciendo.

Segunda consecuencia: el denario como paga es participar de esa viña a la que nos llama y que nos da.

Tercera consecuencia: NO hay momento que se repita. Llamada que no escuchamos, nosotros nos la perdemos.

Pero para entender esto hay que descubrir que lo que se nos da no es asumible en cantidad sino en autenticidad. Si no haremos de la oferta un asunto financiero y nos perdemos la vida.

Cuarta consecuencia: Un cristiano no puede desaprovechar la vida Cada momento, y la vida toda, es un momento en el que llega el Señor. Si no aprovechamos  precisamente cada momento es que no lo hemos descubierto.

En la parábola, a los trabajadores que reclaman les sobraba envidia, les sobraba querer  ser más,  les sobraba afán de ser superiores, les sobraba no entender lo que se les ofrecía: el Reino de Dios. Y el Reino de los Cielos no es un negocio del que servirse. Por eso no les queda espacio para Dios. Por eso la terrible frase del dueño de la viña: “Tomad lo que es vuestro, lo que queréis, e iros”

Miremos con frontalidad esta parábola.

Un abrazo

José Luis Molina

23 de septiembre del 2023

ELL EVANGELIO DE LA COHERENCIA

 



 

En mi opinión personal  creo que el evangelio de Jesús, su buena noticia, es el evangelio de la coherencia. El evangelio es coherente a lo largo y ancho de los enunciados, proposiciones y propuestas que realiza. Tan es así que  yo opino que además de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cardinales (prudencia, justica, fortaleza y templanza) la coherencia es virtud esencial y constitutiva para entender  la buena notica,  para asumirla, para vivirla.

Es lógico que sea así. Dios es coherente. Por lo mismo su buena noticia se apoya, tiene como cimiento la coherencia.

Dios es coherente y nos ha hecho a su imagen y semejanza. Por lo mismo, la coherencia tiene que ser un elemento imprescindible de nuestro esqueleto.

Además no tiene que extrañarnos estas afirmaciones porque nosotros usamos la coherencia en nuestros razonamientos y planteamientos de fe. Por ejemplo, en el Padre nuestro: “Perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”. No es un trueque. No es una comparación cuantitativa esta expresión del padrenuestro: Yo he perdonado siete, me corresponde siete de perdón. No[JLM1] . Se trata, repito, no de movernos desde la mentalidad del perdón por equivalencia sino de situarnos en el campo del perdón por coherencia. Si Dios perdona y su perdón nos hace superar nuestros errores, por coherencia con ese Dios de perdón nos situamos en el razonamiento del perdón como gratuidad sin límites (setenta veces siete). Y situarnos en la atmósfera del perdón es ineludible. Y no vale las trampas con las que practicamos las rebajas : YO perdono, pero no olvido,…

Setenta veces siete. No queda otra. Quien no lo haga no es que Dios lo rechace y le retire su perdón, su salvación, sino que él ha tomado la decisión de rechazar habitar en la territorialidad del perdón.

Eso es lo coherente.

Hablar de perdón es habitar tierra y clima de perdón.

Esto subyace en el esquema de las bienaventuranzas

:Para ver, descubrir a Dios, toparse con él -------- ser limpios

Luego, también la coherencia es madre de otras muchas virtudes: honestidad, verdad, valentía, , libertad, objetividad, … que se emparentan con las cardinales.

Si hoy esta coherencia la hemos centrado a partir del perdón, no se queda reducida a este aspecto. No podemos pretender habitar en el seguimiento de Jesús mientras nos parapetamos detrás de tremendas incoherencias justificándolas. Esta no es la propuesta.

Un abrazo

José Luis Molina

17 de septiembre  2023 


 [JLM1]

miércoles, 4 de octubre de 2023

LA CORRECCIÓN FRATERNA

 



 

 

 

Hoy voy a tener que pediros disculpas porque se me ha descuadrado la agenda y no he tenido tiempo de poder hacer la reflexión con calma. Entonces, de todas maneras, yo pienso que este tema es, para un alto porcentaje de los que recibís mis reflexiones, os resulta reciente. La gente de Ecuador porque precisamente estuvimos dando un taller ,Miguel y yo, sobre este tema de la corrección fraterna, así que lo tienen fresquito. La gente de aquí, de Jesús de Nazaret, pues también han tenido posibilidad de asistir a un encuentro sobre este asunto. Algunos lo habrán hecho, otros no, pero, de todas maneras, me parece que el asunto es conocido y, entonces no es , de entrada, como un misterio. Sin embargo es un tema muy importante, muy difícil, un tema que, normalmente, siempre se presenta con problemas, problemático, problemático a la hora de hacerlo, problemático a la hora de cómo hacerlo, problemático a la hora de no hacerlo, y entonces yo, a mi, lo que se me ocurre así como a bote pronto y muy rápido, ya os digo, perdonadme, es pues simplemente poneros algunos puntos para que los penséis y podáis vosotros sacar vuestras conclusiones.

Primero, deciros que, la corrección fraterna, no se puede eludir, es algo que tenemos que afrontar cuando es necesario. Por una razón muy sencilla: Porque sí es verdad que aceptamos el proyecto de Jesús, cuando vemos que, desde dentro, los que nos decimos seguidores de Jesús y decimos  hacer opción por su Reino, lo estamos estropeando, no podemos quedarnos inactivos, inhibirnos, y entonces es necesario recurrir a formas, a medios, a maneras, a procedimientos para ver si se  pueden hacer las cosas bien. Cuando falla, entonces, la corrección lo que pretende es intentar arreglar eso que falla. Entonces no es para quedar bien, no es para condenar a nadie. Es específicamente, y eso no lo podemos olvidar, la corrección fraterna es un imperativo que nos surge de nuestro compromiso por el Reino y, desde ahí, todo lo demás. Si es compromiso con el Reino, desde ahí tiene que ser el sentido de justicia, de caridad, de fraternidad, de pedagogía, de tener en cuenta a la persona que está fallando no para condenarla sino para ayudarla, para que cuente con uno.

Yo, entonces me parece, y ahí os lo dejo, que lo que sería interesante es ver que experiencia tenemos nosotros de la corrección fraterna, porque hay muchas veces que no se hace porque tenemos miedo , porque tenemos miedo   que nos digan a nosotros también y queremos aparentar como buenos, porque nos da miedo enfrentarnos, porque vamos como jueces en vez de asumiendo al otro con sus circunstancias y diciendo: ”cuenta conmigo”.

Por eso hay muchas formas de corrección fraterna que no dan resultado. No dan resultado porque lo hacemos desde una falta de pedagogía, arremetemos contra la persona sin  tener en cuentas sus características, sus circunstancias, la situación , específicamente. Hay veces que falla el resultado porque resulta que lo hacemos para hundirlo mientras yo me quedo exaltado. Otras veces porque lo hacemos en plan de chisme, de chismorreo, como dice el papa Francisco: “hay mucho chisme dentro de la Iglesia”. Ese “no se lo digas a nadie” pero, sin embargo, todos nos encargamos de ir corriendo la voz y de que se sepa y se entere todo el mundo. Entonces todo esto hace que  lo que sería la corrección fraterna que es buscar resultados de valor, poner en valor, el esfuerzo y compromiso por el Reino y ahí, comprometerse con quien falla, no falla porque no nos comprometernos con ello ni con el Reino.

Yo os invito a que pensemos, desde nuestra experiencia de corrección fraterna, donde lo podemos hacer bien, donde no lo podemos hacer bien para no caer en eso, para, realmente, los grupos de fe, la comunidad sirvan para crecer, para caminar juntos, para fortalecernos, no para dividirnos, no para hacer bandos, no para quedar bien por encima de los demás, para salvar lo que a mi me interesa y ocultar lo que no quiero que se sepa. Todo eso son causas que dificultan el objetivo este de la corrección fraterna. En el texto del Evangelio está muy claro: Jesús establece un procedimiento de unos pasos de cómo hacerlo. Pero, además de esa metodología, hay un elemento, repito, que no puede fallar: La corrección fraterna significa empatizar, significa estar en comunión con   la persona, incluso, que está fallando porque me importa esa persona y, entonces, no dármela de bueno sino dármela de amigo, d compañero, de solidaridad.

Para terminar se me ocurre expresar el deseo de cuando decimos, sobre todo nosotros los curas, “queridos hermanos” fuéramos creíbles porque estuviéramos convencidos y hubiera datos ostensibles de fraternidad.

Un abrazo

José Luis Molina

10 de septiembre del 2023.