Las lecturas de hoy, nada más
leerlas, me han puesto por delante unos
cuantos cuestionamientos. Y yo he decidido transcribírselos de la misma
manera.
Ciertamente que, es muy probable, sea
interesante una reflexión más pausada. Eso lo dejo para ustedes. Seguro que
aparecerán muchas más conclusiones.
Pero creo que , el que me hayan
surgido de forma tan espontánea las que os voy a compartir, también tiene su importancia y hay que ponerlas en valor.
Vamos allá:
Primero me fijo en quienes son los
protagonistas de la primera lectura de Isaías y del Evangelio de Mateo, y su
ubicación. Nos lo indica directamente el texto de Isaías: La ubicación es la
viña del Señor y la viña del Señor es la casa de Israel. Saltando al Nuevo Testamento,
la ubicación es el Reino.
Su plantel la casa de Judá que, en
lenguaje del Nuevo Testamento serán los que han aceptado el llamado al Reino,
el envío a trabajar por el Reino.
Por tanto, la ubicación de estos
textos hay que colocarla hacia dentro. No echemos balones fuera. Los malos
obreros no son el mundo perverso que no
es religioso, etc. Éstos, los malos obreros, están entre los que aceptaron ir a
la viña, trabajar la viña, esforzarse por conseguir los objetivos para los que,
el dueño, tenía la viña.
Este es el tema de los textos. Y las
palabras del dueño de la viña no puede ser más dura pero tampoco más frontales
y directas.
Y aquí aparece uno de los casos que
estos textos me han provocado.
Primero Isaías y después el propio
Jesús en el evangelio de Mateo, no tienen pelos en la lengua ni titubean para
tirar de la manta. Y yo me pregunto: ¿No son un poco pesimistas? ¿No había que
quitar hierro y decirlo de una manerita que no eche para atrás, que no levante
ampollas, que no desanime?. Tal vez
sería mejor cerrar los ojos y conformarse con menos o con mínimos, bajar el
listón, pero no con tanto rigorismo. ¿Ese sería el modo?.
Por lo menos ese último estoy muy
acostumbrado a oírlo como solución adecuada frente al comportamiento al que hay
que hacer frente.
En mi opinión no acepto estas salidas
porque no enfrentan la causa.
La causa es que ni valoran la viña,
ni la viven como propia, formando parta de ella. Por eso hacen trampa y malos
manejos para conseguir los resultados que en verdad les interesa: Someterla a
sus intereses no colocarse a su servicio y empeñarse en el objetivo de ser.
Otra cuestión que provoca la lectura
del Evangelio es la postura de los que son corregidos y amonestados. Según el
aporte anterior, si estuvieran involucrados
en la viña, al ser corregidos, compondrían yerros para acertar con el
camino. Sin embargo, en la parábola, no reconocen su comportamiento sino, por
el contrario, se dan por ofendidos, por agredidos, por interpelados, y pasan al
ataque.
Pero, vuelvo a repetir, el sentido
del texto es hacia dentro: ¿Sigue pasando? ¿Pasa hoy? ¿Nos pasa?.
Termino, y lo hago, desde el último
párrafo del evangelio:
“se os quitará a vosotros el Reino y
se dará a un pueblo que produzca sus frutos”
O lo que es lo mismo: no se pertenece
al Reino por ir a la viña, sino por trabajarla, según la razón de su
existencia, comprometido con sus frutos. Creo que son unos textos muy
adecuados, como os decía al principio, para vuestra propia reflexión.
Suerte.
Un abrazo
José Luis Molina
8 de octubre del 2023
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