lunes, 29 de junio de 2020

SOÑANDO EN EL TRIGAL






Esta  mañana, mientras paseaba, aún se podían contemplar trigales dorados sabiéndose pan como destino mientras, no sé si era brisa, sueño, quimera o espejismo,  mórbidamente se ondulaba y la avena loca de sus lindes tocaba palmaditas sordas, cantinelas hechas susurros que se oían sin saber cuando empezaban a oírse.
Sentí celos del aire. Así, casi sin saberlo, casi sin saberse, más que rozan, sugiriendo, levantaba el calor de los trigales sin despertar el sueño. Más tarde, ese trigo con vocación de amor, de comunión, de sustento, descubrirá haber sido besado, que no era sueño, no.
Quise ser trigo, me acerqué  y en mis dedos encontré una espiga retenida. Tan solo eso soy en el trigal inmenso donde ando, donde sueño, donde añoro unos besos, donde los míos cayeron tantas tardes de domingo, tantas noches de invierno y regaron trigo que luego fuero panes que, con un vaso de vino, acompañaron el queso que en las manos dejaba olor a ovejas y a tierra.
Pensé quedarme la espiga. Pero, luego, en un acto supremo de trascendencia, , entre mis dedos la fui desgranando y esparciéndola por el suelo. Allí quedó para seguir siendo, quién sabe si alimento de pájaros mañana o germen de un trigo nuevo.

                                  José Luis Molina
                                                   19 de junio 2020





TU AGUA ME REFRESCA






Quejigos e higueras,
lentiscos y adelfas,
agua que de la roca sale
sin vara, sin trueno, sin reclamo.
Nace cantando
con ritmos de esta tierra.
Sentirte como mojas
mis pies y mis ensueños,
ver que en ti se sumergen
y, como de agua lustral,
brotan de ti, ya plenos
para hincarse en la tierra
y que crezcan sus ramas,
cimbreadas al posarse los pájaros
o al nacer la mañana.
¿Cuántos empeños lavaste y regaste?
¿Cuántos días se fueron
tras de ti necesitando
el agua que apagara un fuego
que destruía, no que purificaba?
¿Cuántas veces, aún, sueño
y en tus orillas hablo
y veo sigues andando
y yo sigo viviendo.

Y una higuera,
que hizo crecer su rama,
con su hoja acaricia tu agua,
con tu agua siente la refrescas.

                            José Luis Molina
                                            19 junio 2020



domingo, 28 de junio de 2020

¿QUÉ DIGNIDAD?






No sé a ustedes, pero a mi, al escuchar el evangelio, me llama la poderosamente la atención la expresión “ser digno de mi” que Jesús repite insistentemente.
Me vienen inmediatamente a la memoria las palabras del centurión “Domine, non sum dignus” que luego, tanas veces, el que más y el que menos hemos repetido previamente a comulgar: “Señor, no soy digno…”.
Y me he detenido a establecer diferencias entre el significado de ser digno en cada una de las situaciones.
El significado de “ser digno” hay que entenderlo como merecer, tener merecimiento.
En ese sentido las frases que repetimos antes de comulgar hay que entenderlas como que el hecho de participar de Cristo no es por merecimiento nuestro sino por pura gratuidad de Jesús que nos invita a ese comulgar con él, a ese compartirlo sacramentalmente celebrando el sacramento de la vida compartida. Es pura gratuidad de Dios y tomamos conciencia de ello.

Pero la expresión evangélica “ser digno de mi” o “no es digno de mi” va más lejos, va por otra parte.

Vayamos poco a poco:
En primer lugar es el propio Jesús quien pronuncia esa afirmación  que parece de sentencia y condena. De condena no, de sentencia sí, pero eso lo veremos más tarde.
Repito, el propio Jesús sentencia  “no es digno de mi” y sin embargo, por lo que conocemos de él, no podemos pensar se esté refiriendo a que no hemos alcanzado méritos suficientes. Anteriormente veíamos que la gratuidad de Dios,  no nuestros merecimientos, la que nos hacía “dignos” Entonces, ¿cómo ahora habla de no serlo?
A mi entender creo que hay que interpretarlo en clave de coherencia. Veamos:
 Él nos ha propuesto permanecer en nosotros, que participemos de él. Pero si optamos por otras preferencias, no tienen que ser perversa forzosamente, sino simplemente “otras”, por coherencia  desplazamos su propuesta que por pura gratuidad nos ha sido ofrecida…  y se nos queda fuera, o tal vez mejor decir, nosotros nos quedamos fuera. Y nos pone referentes tan importantes como padre, madre, hijos, …  para que no caigamos en la tentación de utilizarlos como pretextos para justificarnos.
Por eso decía antes que condena no, sentencia sí. Porque la afirmación por la que Jesús apuesta no tiene rebajas, es categórica.
Es meridiana la coherencia:
 Al profeta, vida de profeta, al solidario que ofrece el agua contra la deshidratación, vida en plenitud. Ahora bien, eso si: En monedas de reino, no de euros o dólares.
José Luis Molina
        28 de junio 2020


sábado, 20 de junio de 2020

ME RESULTA DIFÍCIL DE CREER







Las   lecturas  de  hoy,  especialmente  la  primera,  de  Jeremías 20, 10-13,  y el Evangelio, Mateo 10, 26-33, a mí, personalmente, me dan miedo.
Tal como se las ha interpretado, justifica un montón de cosas injustificables desde la fe.
Una de estas cosas es que provoca, suscita, engendra y desarrolla una postura interesada y un concepto utilitario de Dios. En estos días hemos oído a gente piadosa, de buena intención, diciendo que ellos estaban seguros que no tenían nada que temer yendo a misa y que comulgando en la boca el cuerpo del Señor, no se iban a contagiar. O sea, Dios ya tiene una vacuna  o él mismo es una vacuna pero, lo que es peor, solo la aplica a los “piadosos”, aunque luego estos, en su casa, tengan trabajadores domésticos, fundamentalmente latinos, con los que, probablemente, establezcan una “distancia  social” para evitar “el contagio”.
Con la interpretación interesada de estas lecturas, y algunas otras más, se ha mantenido el concepto de Dios como “póliza de seguro”.  Y lo hemos propagado y mantenido los agentes de pastoral, el clero, … porque, si no funcionaba la “póliza de seguro” desaparecería la clientela y, ¿para qué “fastidiarnos” si a la hora del aprieto no va a funcionar?. Y la verdad es que, desde  ese punto de vista, no funciona. El virus ataca y abate a creyentes y no creyentes, buenos y malos, blancos y negros, europeos, asiáticos o latinos. Y fuera de nuestra situación actual, tengo como experiencia propia que Dios no te libra de situaciones difíciles, dolorosas, angustiosas, injustas, …
Entonces, ¿es mentira lo que dicen las lecturas?. Yo creo que no, que es verdad, pero, verdad, de otra manera                                   
LES PONGO UN EJEMPLO:
Supongamos una persona que cree en Dios, que acepta a Dios, es decir, asume su proyecto de verdad.
Esta persona ¿podrá ser enemigo de alguien?,¿acechar a alguien?,
¿se vengará de alguien?
Supongamos varias, bastantes personas, incluso pensemos en un grupo significativo que igualmente cree en Dios, aceptan y asumen su proyecto, son pueblo donde él habita. No le impondrán a nadie esa fe, pero ellos vivirán desde ella, construirán  sus comportamientos con ella y defenderán, protegerán , acogerán  a los que sea atacados, oprimidos, excluidos o  marginados por otros intereses y motivaciones distintas.
Si es verdad lo anterior, el oprimido, el acosado, el marginado, el contagiado, el indigente, no se sentirá desamparado porque sus vidas valdrán más que “un par de gorriones” o una chequera y se les irá librando del poder de los malvados, por ejemplo, con el Ingreso Mínimo Vital (IMV), gestionando recursos sanitarios suficientes para todos, luchando contra los abusos y la corrupción, se den donde se den y desde donde se den. Por ahí si encuentro motivos de esperanza y confianza en el Señor que nos hace una propuesta valiosa. Por ahí creo que no nos defraudará en aquellos que lo acojan.
Dios no necesita que su madre se asome a la puerta del templo para contemplar la enfermedad y la muerte por las calles y percibir el olor del miedo, y que le convenza.
Pero este Dios, el Emanuel, el Dios con nosotros, necesita de “nosotros” para que , con nuestras actitudes responsables no propaguemos la pandemia sino que obstaculicemos el contagio. Necesita de nosotros para que nos vayamos apuntando  a un tiempo nuevo pues el que teníamos no vale.

                                        José Luis Molina

                                                         21 de junio 2020


jueves, 18 de junio de 2020

!UBUNTU!


Recibí este whatsapp:

UBUNTU
Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana.Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol, y le dijo a los niños que aquél que llegara primero ganaría todas las frutas.
Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio.
Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía haber ganado todas las frutas, le respondieron:

   "!Ubuntu!...¿Cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos 
    los demás están tristes?"
                            ⧫ ⧫ ⧫ ⧫ ⧫ ⧫ ⧫ ⧫
                                                           
                                                      "Ubuntu" en la cultura africana Xhosa y Zulú significa : "Yo soy porque nosotros                                                                 somos"  o  "una persona es una persona a causa de los demás"





Sin pensarlo mucho, cogí un bolígrafo y me salió lo que sigue:

"Yo soy
porque nosotros somos",
cantaba un niño zulú
cuando caía la tarde.
"Ubuntu, ubuntu"
a coro, todos ellos
iban durmiendo al día.
"Ubuntu, ubuntu"
bajo techos de pajas
soñaban niños xhosas,
y, entre sueños
vivían feliz la noche,
y entre sueños soñaban,
y colgaban sus sueños 
de os luceros clavados allá arriba
que miraban p´al suelo.
Ya está amaneciendo:
Los viejos levantan los niños
y con ellos,ligeros,
llegan hasta la orilla del gran río
mientras se sigue oyendo
"ubuntu, ubuntu",
"una persona es una persona
a causa de los demás". Y metiendo
en los corazones este canto
comienzan a caminar el día
mientras siguen creyendo
                 José Luis Molina
                     17 de junio 2020

sábado, 13 de junio de 2020

LA PROCESIÓN DEL CORPUS








El cuerpo es una forma de presencia y de actuación de alguien. No es la única, pero si es privilegiada.
En el Nuevo Testamento se habla del cuerpo de Cristo, es decir, de una presencia de Cristo en el pan y en el vino consagrado.
Pero el cuerpo, tras la muerte de una persona se convierte en presencia desde la ausencia, porque se ha quedado sin actuación.
Por ello,  opino que la presencia de Jesús en el pan y el vino consagrado no se puede reducir y limitar a una dimensión estática, sino dinámica. Y cuando digo dinámica no me refiero a que se le mueva en bendiciones y recorriendo calles y ciudades. Para entender, pues, el dinamismo que tiene que acompañar a esta presencia hay que, diremos, necesita de la contextualización en que se nos presenta.
Se hace en la Cena Pascual, la rememoración del éxodo, de la partida, del inicio de liberación de todo un pueblo. Jesús, rememorando con sus discípulos esta Cena Pascual, asume ser el alimento para la caminada. Si lo aceptamos, estamos dando vigor y concreción a sus palabras: “ Tomad y comed, …  y bebed …, yo soy el pan de vida, el cáliz de salvación”. Ahí está el dinamismo de esta presencia. Cuando reducimos toda la experiencia del Corpus Christi a una mera veneración, estamos “momificando” esta presencia.
Después de todo lo anterior , mi propuesta para esta fecha  es un ejercicio de discernimiento:

       
La Eucaristía, el pan compartido, el pan que comparto con frecuencia, presencia  de Cristo que asumo, real y sacramentalmente , ¿cómo se hace dinamismo y concreción en mi?
Ofrecido en un contexto (Última Cena) de liberación, ¿cómo me va liberando y es elemento de liberación para el ser humano, para la realidad social, familiar, política, religiosa, de consumo,…?
¿Este dinamismo de este Cuerpo de Cristo, me involucra en tareas y esfuerzos de liberación?
Para terminar les cuento un sueño que he tenido. Yo sueño todas las noches:
Desde donde me encontraba se iniciaban dos avenidas. Mejor voy a llamarlas  ave-idas porque no venía nadie, todos iban. Estaban llenas de gente y, según los que miden y calculan estas aglomeraciones,, calculaban serían ciento cuarenta y cuatro  mil.
Por una iban gentes muy bien vestidas, engalanadas, con vestiduras solemnes y acompañando una magnífica custodia. No digo de dónde. Las hay magníficas en muchos sitios. Las campanitas de plata que en ella se mecían tenían acento latinoamericano con cadencias de flautas del altiplano y cantos del Potosí. La verdad, a mi, me sonaban un poco tétricas.
Por la otra iban gentes diversas: con vaqueros y sandalias, camisetas y chándales, batas clínicas y monos manchados de grasas de camiones. Eran gentes que querían erradicar el dolor, la enfermedad, la ignorancia,  las diferencias de la vida corriente y superar la agresión a los diferentes.
La primera ave-ida desembocaba en una gran plaza. En el centro de ella una maravillosa catedral. Alrededor numerosos edificios que constituían una gran ciudad y que iban empequeñeciéndose según se alejaban de la plaza.
Por la otra ave-ida se llegaba a una gran explanada donde la gente  reía, se abrazaban y cantaban. Y allí habían sido capaces de llegar los cojos, a pesar de estar tullidos, los ciegos, sin equivocarse en el camino y disminuidos de diversos tipos porque a todos los llevaba la Vida Compartida.
Yo tenía que escoger por que ave-ida tomar. Claro lo tengo. Espero encontrarnos en el camino

            José Luis Molina
                      Corpus Christi   14 de junio 2020

viernes, 12 de junio de 2020

DE SALUDOS, ABRAZOS Y OTRAS ALEGRÍAS



Hoy hace, exactamente, tres meses, dejé de colgar en este blog.
Con el confinamiento se me estropeó el ordenador (debío coger virus, sin cachondeo) y no se abría. En la situación transcurrida no podía solucionarlo. Hoy, al fin ya lo está, así que podremos seguir contactando por este medio, además de por facebook, como ha sido hasta ahora.
También hoy se cumplen 15 años se levantó la huelga de hambre que determinó el futuro actual de Intiruna. Día de júbilo y acción de gracias. Resistimos. No nos movieron LIBRES, HONESTOS, DIGNOS.
José Luis Molina