No quiero cenizas secas, cenizas sin
vida, cenizas que no hablan y sepultan, en un silencio eterno, la vida que asfixiaron. No quiero cenizas en
rostros taciturnos, teatralmente taciturnos, estudiadamente taciturnos.
No quiero cenizas que nacieron
· de maderos extraños,
· de ramas abortadas antes de florecer
· de vidas amputadas y castradas por el miedo, la represión y la estrechez
de unos zapatos chinos o unos cráneos torturados en tiwanaku.
No quiero cenizas que sirvieron para
risas de niños al salir de la escuela
· Ni cenizas nacidas
en vacíos huecos para almas muertas
que sirvieron a intenciones vivas
pero, ellas, alimentadas por el miedo
y el castigo en su servicio,
· Ni cenizas que tiznan
almas huecas que se olvidaron de
florecer.
Dijeron, me dijeron,
alguna vez oí que me decían
“se moja la ceniza,
no hay Semana Santa”
Pues quiero
· cenizas humedecidas porque haya llanto de arrepentimiento,
· ceniza mojada que se queda fijada entre la piel y las grietas que en ella
fue abriendo la vida.
· Quiero cenizas, sí, pero no secas, las quiero reverdecidas, porque el
olivo, un día cimbreado, sigue cantando hosannas y baila por la vida en busca
de victoria
· Quiero que la ceniza que tú pones en mi frente
y con la que yo marco la tuya,
exista entre nosotros como sacramento
-
de caminar a una,
-
de luchar por el hombre y
-
mojada por la risa que aflora en
lágrimas
-
y en solidario abrazo engendraron ya, desde hace tiempo, vida
-
y, si no,
-
para empezar a hacerlo desde hoy
que vuelvo a colocarla en tus arrugas mientras tú me miras.
Seamos aves fénix y hoy, nuestra ceniza seamos nosotros renacidos, ceniza
húmeda de rocío de lavanda que apuestan por la vida y para ella llora y para
ella vive.
Mojemos la ceniza y que no haya esa Semana Santa , trágica y perpetuada en
procesiones de pateras, en clítoris flagelados, en “vírgenes” violadas, en
pieles violentadas, desgarradas, con hambre entretenida con barro o hierbas clandestinas,
con mentes
machacadas en campos de refugio por el terror, la ignorancia o la
amnesia, con coronas de espinas trenzadas
en concertinas.
Mojemos la ceniza, que reverdezca, que ya la primavera quiere apuntar
llenando el monte, el prado, la playa y la vereda del río donde te mires.
José Luis Molina
16 de febrero
de 2021.
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