martes, 16 de febrero de 2021

CENIZA MOJADA

 

 



No quiero cenizas secas, cenizas sin vida, cenizas que no hablan y sepultan, en un silencio eterno,  la vida que asfixiaron. No quiero cenizas en rostros taciturnos, teatralmente taciturnos, estudiadamente taciturnos.

No quiero cenizas que nacieron

·       de maderos extraños,

·       de ramas abortadas antes de florecer

·       de vidas amputadas y castradas por el miedo, la represión y la estrechez de unos zapatos chinos o unos cráneos torturados en tiwanaku.

No quiero cenizas que sirvieron para risas de niños al salir de la escuela

·       Ni cenizas nacidas

en vacíos huecos para almas muertas

que sirvieron a intenciones vivas

pero, ellas, alimentadas por el miedo y el castigo en su servicio,

·       Ni cenizas que tiznan

almas huecas que se olvidaron de florecer.

 

Dijeron, me dijeron,

alguna vez oí que me decían

“se moja la ceniza,

no hay Semana Santa”

 

Pues quiero

·       cenizas humedecidas porque haya llanto de arrepentimiento,

·       ceniza mojada que se queda fijada entre la piel y las grietas que en ella fue abriendo la vida.

·       Quiero cenizas, sí, pero no secas, las quiero reverdecidas, porque el olivo, un día cimbreado, sigue cantando hosannas y baila por la vida en busca de victoria

·       Quiero que la ceniza que tú pones en mi frente

y con la que yo marco la tuya,

exista entre nosotros como sacramento

-         de caminar a una,

-         de luchar por el hombre y

-         mojada por la risa que aflora en lágrimas

-         y en solidario abrazo  engendraron ya, desde hace tiempo,  vida

-         y, si no,

-         para empezar a hacerlo desde hoy

que vuelvo a colocarla en tus arrugas mientras tú me miras.

Seamos aves fénix y hoy, nuestra ceniza seamos nosotros renacidos, ceniza húmeda de rocío de lavanda que apuestan por la vida y para ella llora y para ella vive.

 

Mojemos la ceniza y que no haya esa Semana Santa , trágica y perpetuada en procesiones de pateras, en clítoris flagelados, en “vírgenes” violadas, en pieles violentadas, desgarradas, con hambre entretenida con barro o hierbas clandestinas,  con mentes

machacadas en campos de refugio por el terror, la ignorancia o la amnesia, con coronas de espinas trenzadas  en concertinas.

Mojemos la ceniza, que reverdezca, que ya la primavera quiere apuntar llenando el monte, el prado, la playa y la vereda del río donde te mires.

               José Luis Molina

                     16 de febrero de 2021.

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