Cayó la noche.
Las barcas, vacías,
quedaron como absurdos
vaivenes en el agua;
sus chapoteos,
sin ritmo ya,
parecían
letanías largas,
letanías monótonas
de lamentos
enquistados en el sueño
Pero un hilo de sol
se abre camino
en el oscuro seno de la noche
mientras un trino
triza el silencio.
Ahí están las barcas
esperando
cruzar el lago abierto
de la Galilea abierta
y llevar los frutos de la vida
allí donde el amanecer se estrena.
José Luis Molina
Felicidades
Miguel y José Luis
No hay comentarios:
Publicar un comentario