Una rama de olivo,
una ventana,
y una roca en el barro
que salpica tu alma.
Un quejío que el viento
multiplica y expande,
y una soledad grande
que se te está aferrando.
Y cuando todo parece
que se te está acabando,
el suspiro de Dios
te transmuta y empuja
para venecer el miedo
del agujero grande
que, a veces poco a poco,
otras así, de pronto,
encuentras en la vida.
José Luis Molina
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