A trancas y barrancas, el grupo de Derechos
Humanos logró concretar una vez más el campamento anual de verano. En este año 8 personas encaminaron viaje a
Puerto Quito, parada final la Sexta, Recinto Simón Bolívar. Por cierto, para
quienes no lo saben, este es un lugar en discordia entre las provincias de
Pichincha y Esmeraldas.
Tres días de gran calor y apasionados
mosquitos fueron la tónica del ambiente pero, sobre todo, el trabajo comunitario y la convivencia
grupal.
Gracias a un contacto con el Municipio de
Puerto Quito, el campamento logró asentarse en un centro de atención infantil
comunitario y en el cual la gente de Intiruna hizo de las suyas dejando un
rostro más acogedor, como pueden ver en las fotos, pues uno de los elementos
presentes en este experiencia era lograr que la diversión cruzara con el
servicio.
Los centros de atención infantil
comunitaria son lugares, auspiciados por el Estado, que atienden a niños de 6
meses hasta 5 años, por lo general hijos de obreros, específicamente en este
sector. de gente que trabaja en empresas
de palma africana que se han introducido en la zona. Sin embargo los recursos
son siempre limitados y ahí es cuando la organización y la participación son
claves.
En estos
días se combinaron, como se ha dicho anteriormente, el trabajo con actividades
lúdicas: el chapuzón en el río no faltó, al igual que la caminata y el
descubrimiento de una cascada en medio de la montaña. Las noches fueron amenizadas con la velada
alrededor del fuego y con el toque sabio del Principito.
No faltaron las anécdotas, los ronquidos de
la noche y las bromas a costa del pato de turno, así también la amabilidad y el
diálogo fraterno con la gente de Simón Bolívar que nos recibió y nos acompañó
como guías turísticos.
Fueron días de aprendizaje interno nuestro
y de cuestionamientos nuevos. Comparando
lugares hemos de valorar la suerte que tenemos en la Lucha de los Pobres con
Intiruna, la oportunidad que nos brindan los grupos, las diversas actividades
que se nos ofrece gratuitamente, pues en lugares como estos, apartados de la ciudad,
donde los monocultivos se enquistan de forma parasitaria para explotar a la
tierra, contaminando ríos y el aire (eso vimos y sentimos con dolor al caminar
por el pueblo, al respirar su aire) no
existen alternativas formativas para los niños, para los adultos, ni para los
jóvenes, así por lo menos nos lo compartió María, una de las chicas que junto a
su hermano Leandro no se despegaron del grupo, curiosos de nuestros juegos, de
nuestras charlas y de nuestra visita en
general. Las chicas no acceden facilmente
al colegio, a los doce años pueden estar ya trabajando de empleadas domésticas
con sueldos paupérrimos o también dando de lactar a sus primeros hijos, pues
los embarazos adolescentes están a la orden del día. Así también lo compartió Carelis, una niña
afro que también se coló por la ventana al campamento.
Para que conozcan algo del lugar que
visitamos les anexamos este link para que tengan datos de Puerto Quito.
http://es.wikipedia.org/wiki/Puerto_Quito
Agradecemos otra vez a Intiruna por su
apoyo en la experiencia única que imprime un campamento y a la gente de Simón
Bolívar que nos abrió su puerta, nos brindó su hamaca debajo de los
almendros y de refrigerio para el viaje
retorno regalándonos unas dulces naranjas de sus huertos.
Los
participantes en la experiencia
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