Leyendo los textos litúrgicos de este
domingo, me quedé como traspuesto. Y fui testigo de cómo Dios le decía a
Abraham:
Mi meta es una
humanidad con las noches llenas de estrellas y los campos llenos de margaritas.
Luego me encontraba en el monte. No
sé si yo era Pedro o lo eras tú, o tú eras Petra, o vete a saber.
Pero en el monte nos decía:
Vamos, vamos hacia
abajo, hacia la humanidad, hacia la periferia de la humanidad. Hay muchas
margaritas por abrir.
Yo, despierto ya, me parece que no me
equivoco mucho en este duerme vela al arrullo de la Palabra de Dios.
José Luis
Molina
13 marzo 2019
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