Mi reflexión de hoy es breve y muy
sencilla.
En los textos apocalípticos (estamos
casi al final del año litúrgico) de este domingo se habla
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De tiempos difíciles como no los ha
habido
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El sol se hará tinieblas
La luna no dará su resplandor
Y los astros caerán del cielo
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Pero en los tiempos difíciles los
sabios y los justos brillarán
No participarán de esta hecatombe
Pues bien, nosotros, en nuestro
tiempo estamos asistiendo a una serie de coyunturas concretas:
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Epidemia
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-Migraciones
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Calentamiento global
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Filomena y numerosos tornados e
inundaciones
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Hambruna en África
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Desigualdad creciente
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Desertización progresiva, …
Bueno, llegado aquí, quiero que me
entiendas bien. No estoy queriendo decir, ni tan siquiera insinuar, que todas estas catástrofes “naturales” sean
anuncio del fin del mundo.
Pero si quiero decir que estas
catástrofes podrán ser “naturales” pero no forzosamente inevitables: La evolución del mundo es
constante pero no forzosamente tiene que ser dramática.
En las lecturas estas señales
apocalíptica se colocan como denuncia de un caos existencial que espera
solución y mejora. Y con esto me pongo, una vez más, del lado del papa
Francisco y de Leonardo Boff.
Muchos creyentes
“superespiritualistas” piensan que toda
la problemática del calentamiento, de la contaminación, de la desertización,
etc, son situaciones políticas y económicas, pero que no tienen nada que ver
con la ética, la moral, la conciencia y la responsabilidad creyente.
Sin embargo los citados Francisco y
Boff, y otros muchos teólogos, han hecho el planteamiento de la ética
ecológica, medioambiental, de recuperación y sostenimiento.
Y llego a donde quería llegar:
¿Creen que podemos quedarnos
indiferentes?
¿O no será que ha llegado la hora de
que los que creemos en el Dios de la Vida seamos, como en la parábola una
higuera que señala que llega el día, la aurora de la salvación para el mundo porque
es posible otro modo de vida.
Y las yemas maduras que presentemos
sean programas, proyectos y transformación de la forma de vida desde criterios
de respeto, sostenibilidad, solidaridad y compromiso con el futuro.
Ya estamos en el tiempo
Un abrazo
José Luis Molina
14 de noviembre 2021.
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