domingo, 2 de abril de 2023

... Y TAMBIÉN FLORES

 



Llega la hora.

A lo largo de la cuaresma nos hemos ido situando, al menos lo  hemos intentado, de frente a aspectos fundamentales de nuestra fe que es el seguimiento de Jesús.

Llegamos al Domingo de Ramos.

Y este domingo, tan lleno de simbolismos, se nos ha despistado en algunas cosas.

Toda la simbología de la que está  cargado, a pesar de que las lecturas van en un sentido y con una intencionalidad bien diferente a la que con frecuencia se le da, la hemos tomado al pie de la letra, casi como dogma de fe, y nos ha desdibujado el Jesús que llega a Jerusalén.

Vamos a empezar por ahí.

¿Qué nombre se le ha dado a este acontecimiento: ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN JERUSALÉN.

Ahora bien: ¿Podemos llamarla así?  ¿De qué triunfo hablamos?

Os invito a que entes de seguir, leáis  algunos de los  tres textos , o los tres, que a continuación os cito

Mc. 10, 33-34         Mt. 20, 17-19;    Lc.18, 31-34

En ellos Jesús habla de la entrada en Jerusalén. Cuando se escriben los evangelios ya han transcurrido los acontecimientos.. Nosotros, al llamarla entrada triunfal la hemos colocado en un desfile majestuoso, exitoso, un auténtico baño de multitudes, poco más o menos que como cuando  el Real Madrid o el Barcelona  ganan la champions .

Y creo que Jesús habla de ello de manera diferente. Habla de ir a Jerusalén, donde lo cogerán preso, lo maltratarán (Isaías ya hablaba de eso  en el canto del Siervo de Yahvéh) y por fin lo crucificaran, pero, al tercer día, plenitud del tiempo, resucitará. Ahí si está el triunfo de Jesús, no en Jerusalén, sino en la vida por encima de los poderes de muerte.

Pero nosotros, dibujándolo como la entrega de los Oscars  (el optar en todo lo que soy por Jesús) convertimos los mantos en la alfombra roja del encumbramiento honorífico y pretencioso.

Veamos algunos elementos de esta entrada de Jesús en Jerusalén.

Jesús está llegando al término de su tarea, a la consumación de su obra. Le siguen los discípulos y “otros” que le han escuchado y estado con él.

No se dicen nombres. Hasta aquí aparece un grupo que opta por Jesús.  Y lo aclama. Y utilizan los gestos a los que estaban acostumbrados. Lo aclaman con ramas de olivos (era lo que tenían). Podía haber sido con otras cosas. (Recuerdo como en Ecuador, en Intiruna, lo hacíamos con flores). Y ponían los mantos (recordemos el significado del manto: la persona) a sus pies. Al proclamar a Jesús con ramos , esa aclamación significaba que en él, en Jesús, habían encontrado el sentido, la razón y los criterios para vivir. Con los suyos y sobre sus mantos (sus personas) construirían la historia.

Por otro lado hay una aldea enfrente (enfrentada) . Sus habitantes no acuden a Jesús. Están  sometidos  a los criterios de los poderes del templo  . Opuestos a Jesús, aunque también se les tiene en cuenta requiriendo el jumento.   

Domingo de Ramos: Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

Este domingo , lo que manifiesta, nos manifiesta a los cristianos de hoy y de siempre, es la fidelidad en los mantos, no la aldea enfrentada. Al final de la tarea seguirá estando enfrente la aldea, sometida al templo que impone callar la buena noticia y caminar por los senderos de siempre.

Ante el silencio que quieren imponer, hasta las piedras gritarán la Buena Noticia de Dios.

Yo, hace ya mucho tiempo, puse un nombre a este domingo y que ahora os comparto: Domingo del seguimiento y aceptación del Justo Perseguido.

Tengámoslo presente. Seamos lúcidos y honestos. Verifiquemos detrás de quién vamos   La entrada en Jerusalén no fue triunfal. Jesús acude a la Jerusalén que mata a los profetas  sabiendo que no es un trono lo que le reservan. Ni él lo desea.

Pero abramos los ojos. Podemos m


anipular los símbolos.

Y a algo de manipulación me suena.

 

Ocurre que no queremos renunciar a la llegada de Jesús a Jerusalén  como un triunfo . Por eso nos ponemos nuestros mantos, nuestras personas ,no  los ponemos  en el suelo como servicio, sino que nos ponemos, hasta donde somos capaces, rojos mantos de dignidad. Y hemos encumbrado sobre el humilde olivo la altiva y vanidosa palma, primorosa y artísticamente trabajada, que lucirá en las manos de quienes sí van    desfilando con aire de triunfo y de grandeza, de honorífica dignidad y que luego pondrá en el balcón de su domicilio para que se sepa que allí vive una dignidad,  no un seguidor  del perseguido y acusado en las Jerusalenes de hoy.

 

Nada más.

Que en vuestros corazones nazcan olivos

Y que vuestros hosannas sean realmente el gorjeo de las aves que habitan en vuestras ramas.

Que no nos derribe la muerte y su poder.

No nos dejes caer, Señor, en la tentación del desfile del triunfo.

Que seamos capaces de dirigirnos a Betania y en el encuentro permanecer contigo  .

Amén.

Un abrazo

José Luis Molina

2 de abril del 2023                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

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