Cundo me he puesto a leer el texto
del evangelio se me ha evidenciado fuertemente que es de una actualidad
tremenda lo cual se explica porque los textos se escriben desde la realidad existencial
de Jesús, humano en la humanidad y presencia de Dios que la transciende pero
desde ella misma, sin magia ni números de circo.
Se podrían elegir diversos momentos
de la narración pero creo que, por hoy, con que reparemos en uno tenemos
bastante.
Fijémonos. Es al principio.
Nos presenta a un Jesús que está
levantando polvareda. La gente está
impactada por su palabra y por su hacer, por el Dios que presenta y de el que
él se llama, se considera, imagen, hijo.
Todo esto es distinto de lo que se
acostumbraba: rezos, ofrendas, sacrificios, devociones, seguir engañando a los
pobres y abusar de los débiles.
La imagen que él ofrece de Dios es
totalmente opuesta.
Entonces los afectados, aquellos que
quedan desenmascarados, pasan a la acción.
Es la propia familia la que, pongamos
que para evitarle problemas a Jesús, o para evitarse problemas para ellos, por
ser parientes de Jesús, van a por él
para retirarlo de la circulación, lle3várselo, encerrarlo. Y declaran que está
loco, que no está en sus cabales.
Si quieren ustedes, aquí podríamos
hacer un pequeño receso, una pequeña
pausa para tomar aliento.
¿No les suena a de actualidad ese
juego de la degradación, el descrédito, la salpicadura, como una práctica muy
al uso en nuestros días y en nuestro país, ente la clase dominante, política,
trepadora para enturbiar el río y ganar pescando? Una mentira, a fuerza de
repetirla muchas veces, se convierte en verdad y elimina el valor e lo que las
obras dicen por si mismas. No seamos tonto. Abramos los ojos.
¿O no es verdad que cuando alguien
que ha comido contigo y ha caminado con su brazo sobre tus hombros, te
traiciona, el dolor aumenta doblemente?
Pues no idealicemos más de lo
necesario. También a Jesús, ser humano, debía dolerle el talante de su familia.
Pero sigamos.
Porque después de esto vienen los
grandes santones, los que se inflan en los atriles y pontifican lo que es
bueno, justo y necesario para …(dicen para los demás) pero los demás son su
clase privilegiada que `puede afrontar las privatizaciones de los bienes
públicos (enseñanza, salud, dignidad de salarios, etc) que dejan de ser
derechos humanos asequibles para muchos que tienen que sufrir las
consecuencias.
Y lo hacen con el cinismo de aparecer
investidos de poderes de lo alto que ellos quieren arrebatar para sí mientras
que el poder reside en el pueblo.
Por eso llaman a Jesús endemoniado, y
,a sus obras, obras del demonio.
La respuesta de Jesús es clara. Si
estuviera endemoniado sus obras no irían en contra de los demonios que
esclavizan, abusan y se aprovechan de los débiles. Si sus obras son
liberadoras, vienen de Dios.
Pero no caigamos en el engaño de la
pseudo religión y la psuedo solidaridad
que hacen “obras en favor de…” para conseguir aumentar beneficios, exención
fiscal que restará aportación a los gastos para el bien común.
Tengamos presente: en nuestro tiempo,
sabremos de donde vienen las obras, de poderes satánicos o de Reino si tiene como meta y esfuerzo la
transformación colectiva de la realidad eliminando todo aquello que margina,
excluye, divide o degrada la vida. Esto es lo que autentifica opción por el
Reino.
No nos asustemos pues.
Eso sí, tenemos el deber de no ser
ingenuos y bailarles el baile que oculta a quienes benefician o ignoran a los
que mueren ignorados.
Un abrazo
José Luis Molina
9 de junio del 2024.
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