Cuando, desorientado,
al volverme te encuentro.
Cuando, desalentado,
al encontrarte, me levanto.
Cuando, abatido,
retrocedo intentando
huir y me topo contigo.
Cuando ciego y a oscuras,
al mirarte, me lleno de luz:
Tú estás ahi, Dios-Madre
y, en mi madre, tú, DIOS.
José Luis Molina
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