
un breve anhelo
que insufla eternidad.
Un viento que remueve
los cimientos mediocres
del sopor y del sueño.
Y unos brazos que luchan,
y un sudor que del pecho,
de la frente y las manos,
cae sobre el terreno,
si antaño seco,
hoy reverdecido
y alfombrado de rojas amapolas
y hecho limpia mirada
para reflejar cielo
en blancas margaritas.
Y un coraje que sale
de labios que crisparon

ante el dolor del hombre,
coraje que se enfrenta
al abuso, la envidia,
la opresión, al imperio
que esclaviza los sueños
de humanidad en Dios
y subyuga los sueños
de dignidad en el hombre.

Y espero,
y, en deseo, espero,
y, esperanzado, espero
se llenen mis pulmones
de vital dinamismo
para soplar al viento
el viento recibido.
Felicidades
José Luis Molina
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