viernes, 12 de septiembre de 2014

LO PROMETIDO ES DEUDA

Especialmente para mis gente de Intiruna en Quito. Cumplo lo prometido aunque con un poquito de retraso con relación al domingo pasado, pero creo que aún puede servir. Creo que en este momento historico es oportuno. Les invito a que me comenten su opinión

Está entre nosotros

Publicado: 2 septiembre, 2014 en BIBLIA
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jesús23 Tiempo ordinario Mateo 18, 15-20
ESTÁ ENTRE NOSOTROSJOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 03/09/14.- Aunque las palabras de Jesús, recogidas por Mateo, son de gran importancia para la vida de las comunidades cristianas, pocas veces atraen la atención de comentaristas y predicadores. Esta es la promesa de Jesús: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Jesús no está pensando en celebraciones masivas como las de la Plaza de San Pedro en Roma. Aunque solo sean dos o tres, allí está él en medio de ellos. No es necesario que esté presente la jerarquía; no hace falta que sean muchos los reunidos.
Lo importante es que “estén reunidos”, no dispersos, ni enfrentados: que no vivan descalificándose unos a otros. Lo decisivo es que se reúnan “en su nombre”: que escuchen su llamada, que vivan identificados con su proyecto del reino de Dios. Que Jesús sea el centro de su pequeño grupo.
Esta presencia viva y real de Jesús es la que ha de animar, guiar y sostener a las pequeñas comunidades de sus seguidores. Es Jesús quien ha de alentar su oración, sus celebraciones, proyectos y actividades. Esta presencia es el “secreto” de toda comunidad cristiana viva.
Los cristianos no podemos reunirnos hoy en nuestros grupos y comunidades de cualquier manera: por costumbre, por inercia o para cumplir unas obligaciones religiosas. Seremos muchos o, tal vez, pocos. Pero lo importante es que nos reunamos en su nombre, atraídos por su persona y por su proyecto de hacer un mundo más humano.
Hemos de reavivar la conciencia de que somos comunidades de Jesús. Nos reunimos para escuchar su Evangelio, para mantener vivo su recuerdo, para contagiarnos de su Espíritu, para acoger en nosotros su alegría y su paz, para anunciar su Buena Noticia.
El futuro de la fe cristiana dependerá en buena parte de lo que hagamos los cristianos en nuestras comunidades concretas las próximas décadas. No basta lo que pueda hacer el Papa Francisco en el Vaticano. No podemos tampoco poner nuestra esperanza en el puñado de sacerdotes que puedan ordenarse los próximos años. Nuestra única esperanza es Jesucristo.
Somos nosotros los que hemos de centrar nuestras comunidades cristianas en la persona de Jesús como la única fuerza capaz de regenerar nuestra fe gastada y rutinaria. El único capaz de atraer a los hombres y mujeres de hoy. El único capaz de engendrar una fe nueva en estos tiempos de incredulidad. La renovación de las instancias centrales de la Iglesia es urgente. Los decretos de reformas, necesarios. Pero nada tan decisivo como el volver con radicalidad a Jesucristo. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).


1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi Peregrino de Cabeza Nevada:
En este momento histórico, me digo a mi misma que el dolor, el pánico y la impotencia no me descontrolen, ni me hagan perder el horizonte de lo que ustedes dos nos anunciaron incansable, fiel y amorosamente desde el momento que les conocí:
JESÚS EN MEDIO DE NOSOTROS REVESTIDO DE HUMANIDAD, BENEVOLENCIA Y JOVIALIDAD.
Un Dios vivo, que llora y que ríe, y que nos revela SU AMOR PARA CON NOSOTROS.
A PESAR DE ESTE INDESCRIPTIBLE DOLOR,me digo a mi misma que vale la pena vivir la vida, así como es exigente en paciencia para convivir con los otros, atraídos por la persona de Jesús y de su BUENA NOTICIA.
Aquí estoy para seguir caminando.

Anita