Hoy, 23 de Noviembre a las 11 y 30 de la noche, estaba programado que yo muriera. Los astros se confabularon y decidieron que yo debía morir hoy. Sí, cercano a la “Edad Media”, tengo 49 años, he muerto.
¿Os parece prematura mi muerte? Pues no, sin
estar harto de vivir, he vivido lo suficiente; creo que con profundidad y
dignidad. Sin embargo, hace 36 años, alguien murió el mismo día, a la misma
hora y a la misma edad y fue todo un absurdo dramático, fue un sacramento del
absurdo, como para sellar la muerte de Dios. Sí, fue el engendro del dolor que,
aún hoy, proyecta las sombras en el presente. La diferencia entre su muerte y
la mía es que mi muerte no deja rastro, todo está concluido, ya no hay
genética, ya no hay cánceres. No, no traigas a Dios a colación, Dios no juega
en este ajedrez. Si Dios jugara esta partida, no sería Dios. Así que ya os podéis imaginar cuál
débil es el asidero de Dios para mí. Hace tiempo que mate al “Dios jugador de
ajedrez” y ando en los vericuetos del “Dios Sentido”, tan anhelado por el
hombre. Sí, el “Dios Sentido” constituye la séptima maravilla del ser humano,
porque es más humano buscar Sentido que aplastarlo o dejarlo pasar. Pero en
fin, el “Dios ajedrez” se me impone y, en su “jaque mate”, hoy yo tendría que
estar muerto y no lo estoy. El “Dios ajedrez” me recuerda la evolución y el
azar, de nuevo en “jaque mate” y, sin embargo, sigo vivo. Vivir el Sentido sin
el fundamento del Sentido, carece de Sentido o, cuanto menos, es renunciar a
mirar hacia dentro, hacia el otro y hacia arriba. Así que, de tanto mirar hacia
abajo, te conviertes en caracol y te orientas con los cuernos. Es el “Dios
ajedrez” que, de nuevo, te ha dado “jaque mate”. Hace tiempo acabé contigo,
“Dios ajedrez”, justo cuando decidí
tomar la pócima que me dio el “físico” Juan de la Cruz:
¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
Pastores, los que fuerdes
allá, por las majadas, al otero,
si por ventura vierdes
aquél que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.
Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
El Torno, 23 de noviembre del 2015, a las 11 y 30 de la noche
Miguel Á. Olmedo Jiménez
1 comentario:
Hace tiempo que mate al “Dios jugador de ajedrez” y ando en los vericuetos del “Dios Sentido”, tan anhelado por el hombre. Sí, el “Dios Sentido” constituye la séptima maravilla del ser humano, porque es más humano buscar Sentido que aplastarlo o dejarlo pasar.
Me dejaste pensando... pensé que te habías muerto y nada por el estilo, estás más vivo, VIVO Y CON SENTIDOS.
Un abrazo, profesor!!!
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