En la espiral de humo que sale de mi
mano, que sostiene un pitillo,
difuminando el cono de luz que emerge de una lámpara mientras pierde su
virginidad, su transparencia, apareces en sueño, como sueño apareces, como sueño
que quiero agarrar y que te escapas dejando vacía la mano con que quería
tocarte. Y te conviertes en nada. No en sueño imposible. No en quimera. No en
añoranza. Te deshaces en nada porque no fumo. Mi mano no sostiene un pitillo. Y
la lámpara está apagada, Se me olvidaba que había elegido, tranquilo,
contemplar esta noche a la luna y bañarme de plata
José Luis Molina
25 agosto 2018
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