¡Después de tanto tiempo!
Hemos andado juntos
después de tanto tiempo,
durante tanto tiempo.
Ahora sí, después de tanto tiempo,
puedo mirar tus ojos
y en tus ojos verte. ¡Te conozco ya
después de tanto tiempo caminando!.
Recordemos el viento,
la lluvia que nos empapó juntos
y aún “juntos estilamos”.
Después de tanto tiempo de andar juntos,
nos miramos de frente
y nuestros pasos nos siguen acercando.
Ahora, después de tanto tiempo
de caminada y manos apretadas,
ya conozco tu nombre
y tu nombre pronuncio.
Tu nombre no es azar fonético:
al oírlo, al pronunciarlo,
es presencia y calor,
es, ¿cómo decirte?,
tu beso que recibo en mi alma.
Después de tanto tiempo,
canto, y, con el canto,
las lágrimas me hacen de las suyas.
¡Benditas lágrimas que hacen que mi
canto
sea mucho más que melodía!,
sea, además,
brillo de estrellas en mi noche
estrellada.
José Luis
Molina
25
de febrero de 2019
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