Los chopos aún encierran,
Inhiestos, y sin vida aparente,
en sus ramas la vida que ya bulle.
En la higuera se asoman
poderosas las hojas
que poblarán los aires de verano.
La abulaga, recia y siempre firme,
de gualda recubrió, en el Albarracín,
los volantes de su falda
y el borde del camino,
y el espino majoleto
revienta de blanco desbordante,
blanco andaluz y serrano:
Es la primavera que ya se está
asomando.
Las margaritas van marcando los
caminos
y mi vida sigue siendo camino
solo comprensible orlado de
margaritas.
A mi lado el río, que me contó
con las primeras luces reflejadas,
historias vividas y esperanzas
soñadas
mientras que cuando el sol
recostado, el pinar doraba,
me hablaba de amores que sus aguas
cantaban
con ritmo de bolero,
me dejaba, una vez más,
en sus aguas mirarme enamorado y vivo.
Y mientras cada día un poco muero,
lleno de aire mis pulmones
para gozar de la vida dada que aún
poseo
y sentirme feliz con la ya andada.
José Luis
Molina
30 de marzo 2019
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