HABÍA MUCHA ARENA, ERA INMENSO EL
ARENAL
-
¿Quién eres? – dije sin volver la
cabeza mientras continuaba contemplando el paisaje. No reconocí la voz. No me volví. Tenía
artrosis, me dolían las cervicales y me suponía un tremendo esfuerzo y un
bastante de dolor, girarme.
Al cabo de un rato me hastiaba el pasaje. Me sentía incómodo. La soledad
me pesaba. Tenía miedo.
Recordé que apenas tenía gasolina
en el depósito.
Me apuré para volver. Al hacer lo descubrí que, hasta muy cerca de donde
me había sentado, había multitud de pisadas, huellas que no podía identificar.
¿Desde cuándo estarían ahí? – pensé. Seguro que hace mucho tiempo. Tal
vez entonces vendría gente por acá. Ahora no.
Llegue hasta el coche. Lo puse en marcha. No era mucho combustible el que
quedaba. ¡No sé si habrá gasolineras por estos arenales!. Sentí temor de no
llegar a ninguna parte.
Una vez más pensé: ¡Es injusta la vida!
José Luis Molina López
8 de enero 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario