miércoles, 22 de enero de 2020



HABÍA MUCHA ARENA, ERA INMENSO EL ARENAL












-         ¿Quién eres? – dije sin volver la cabeza mientras continuaba contemplando el paisaje.  No reconocí la voz. No me volví. Tenía artrosis, me dolían las cervicales y me suponía un tremendo esfuerzo y un bastante de dolor, girarme.

Al cabo de un rato me hastiaba el pasaje. Me sentía incómodo. La soledad me pesaba. Tenía miedo.
 Recordé que apenas tenía gasolina en el depósito.
Me apuré para volver. Al hacer lo descubrí que, hasta muy cerca de donde me había sentado, había multitud de pisadas, huellas que no podía identificar.

¿Desde cuándo estarían ahí? – pensé. Seguro que hace mucho tiempo. Tal vez entonces vendría gente por acá. Ahora no.

Llegue hasta el coche. Lo puse en marcha. No era mucho combustible el que quedaba. ¡No sé si habrá gasolineras por estos arenales!. Sentí temor de no llegar a ninguna parte.
Una vez más pensé: ¡Es injusta la vida!

                                      José Luis Molina  López
                                                               8 de enero 2020

No hay comentarios: