Madre,
soy tu hijo,
aunque
no veas,
soy tu
hijo.
Soy tu
hijo,
no me he
ido,
solo
estoy ausente.
Mírame
en mis hijas,
ellas son
tus nietas,
ahí
tienes a tu nuera,
ella es
mi mujer.
Mi padre
y mis hermanos,
parras
de tu sombra,
los
abuelos,
fuentes
del ayer.
Madre,
aunque no me veas,
no me he
ido,
solo
estoy ausente,
soy tu
hijo.
Mira mis
abarcas vacías
repletas
de tus sueños,
no me he
ido,
aquí
estoy.
Ayer te
vi arrullando a mi hija,
acurrucándola
y besándola,
y al
ritmo de tu nana
bajé
para encontrarte.
Soy
navegante en tus lágrimas
surco tu
piel,
conjuro
a tu cuerpo enjuto
la
sobriedad de tu risa,
no mates
tu risa, madre,
deja que
un destello de tus lágrimas
reverberen
el mañana.
Duermo
en el útero las sombras,
te estoy
esperando, madre,
pero no
corras,
búscame,
no me he ido,
solo
estoy ausente,
soy tu
hijo.
Miguel Á. Olmedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario