Esta vez, para ponerme en situación
de esta reflexión, he leído despacio, pero de seguido, las tres lecturas de
este domingo. Estas lecturas son:
Ezequiel 33,
7-9
Romanos 13,
8-10
Mateo 18,
15-20
Eso en una primera lectura.
Después, en una segunda lectura, con
un papel al lado, he ido escribiendo las palabras que desde estas lecturas reclamaban mi atención. Estas han
sido
Atalaya: lugar de observación, mirada para descubrir ,vigilar, observar y
analizar la realidad que tengo delante. Y me ha parecido importante que Dios me
haya concebido así, teniendo que desarrollar mi capacidad de discernimiento, de
análisis.
Se condena el silencio, que puede ser de diversas maneras: callando, mirando para otro lado, siendo cómplice,
maquillando la realidad, vendiendo la opinión o el criterio o, simple y
descaradamente, haciéndose el ignorante y aplaudiendo y derrochando alabanzas y elogios.
Responsabilidad: No solo es responsable el que realiza un acto sino el que lo permite
también. De una situación de falta de ética es responsable el que la construye
y el que permite que se construya desde
la inhibición…………….
Y al mismo tiempo que he ido
escribiendo lo anterior, me Aparecían montones de imágenes como la sutileza en
los espacios y ambientes religiosos. No se miente porque es condenable, está
mal visto, pero, tú sabes, la verdad se escapa por las rendijas. Una artesa de
madera mal embetunada podrá retener lodo pero no el agua que limpia.
Y, avanzando, concluía cada vez con
mayor convencimiento, que todo depende de la opción que me haya llevado a donde
estoy. Los textos de hoy tienen un destinatario muy concreto sin perder
universalidad. Este destinatario es el grupo
de creyentes, la comunidad de Jesús, la que actuando con Jesús dentro de
ella, en su hacer y deshacer construye
Reino de Dios, la que ha descubierto la
palabra amor y no la pronuncia sino que la convierte en vida, en vida para el
otro y de esta manera la enseña, la da a conocer.
Solo desde aquí seremos capaces de
varias cosas: de fiarnos del otro, de aceptar la corrección fraterna para
corregir los impedimentos que me atenazan .
Para terminar, me he acordado de dos
frases: Una que no me gusta y es “queridos hermanos” porque dicha con tanta
rutina ha perdido fuerza. La otra, que
si me gusta es: “mirad como se quieren”.
Un abrazo
José Luis Molina
6 de septiembre 2020
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