Mientras mi avión se va a cercando a Quito, en la tarde del 17-05-08
He visto amaneceres,
y estaban cerca.
Hubo rayos, truenos
y tormentas negras
de negras noches...
y estaban cerca.
Hubo brillo de estrellas en mis ojos,
rocio en mis párpados
y momentos de alquimia intensa...
y ustedes estaban cerca.
Llegó la hora en que al salir el sol
con labios de silencios
se susurraba amores,
y ahí, todo oídos para recibirlos,
ustedes... estaban cerca.
Y ahora que en mis pupilas
el Pichincha recupera formas
que nunca se hicieron brumas...
ustedes están cerca.
Y en estos brazos
que aprietan pechos
y empapan lágrimas,
y hacen que las campanas
repiquen encuentros,
ustedes, mi gente de España,...
siguen estando cerca.
Gracias por esa cercanía,
gracias por esos abrazos,
por esos besos,
por esos silencios clamorosos en la despedida.
Gracias por quererme
y feliz porque os quiero.
José Luis.
Este poema lo leí ayer, en la Eucaristía de encuentro y bienvenidaen la que
ustedes, mi gente de España estuvieron tan cerca que estuvieron en ella.
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