¿En dónde están los pastores
que en otros tiempos nos dieron
las esperanzas y fuerzas...
(Con permiso y disculpa de Cantalapiedra por el uso manipulado de su canción)
Soy sacerdote católico, de la diócesis de Jerez de la Frontera y misionero en Ecuador. En estos días me encuentro en España por motivo de revisiones médicas.
Y desde la mañana de ayer estoy luchando por encajar y situarme frente al mazazo que suponen las manifestaciones del Obispo de Valencia, Cañizares.
No las transcribo porque las supongo conocidas por todos y, solo el hecho de transcribirlas, me resulta doloroso y bochornoso.
Pero, en conciencia, creo que no sería honesto guardar silencio. Si no estoy de acuerdo con dichas manifestaciones y me callo me hago cómplice de algo que me parece contrario a mi fe y, además, supongo que lo que siento no lo siento yo en exclusiva sino muchos más creyentes que, probablemente se sientan confundidos en el mejor de los casos.
Y lo que quiero manifestar es lo siguiente:
Mi idea no es que un obispo sea eminencia reverendísima, etc, que, con una alcachofa en la mano (esto es una expresión de otro obispo español en activo) se sientan por encima del bien y del mal creyendo que Dos habla por su boca y olvidando que lo que Dios dice es "no olvides que tú fuiste extranjero"(Deuteronomio 24, 17-18.22)
Opino, y bien sabe Dios como lo hecho de menos, que un obispo es "el hermano mayor" que camina con su pueblo, con sus hermanos (los pastorea) para que sepan interpretar en clave de Reino de Dios, los signos de los tiempos y la realidad concreta.
Cañizares ha debido leer la Ilíada, (por lo del caballo de Troya) pero sus expresiones no creo se puedan sostener desde la Biblia. Entiendo que es difícil, con manifestaciones de este tipo, verlo como pastor que te lleva, guía y acompaña hacia el proyecto de una humanidad solidaria, distinta de ésta, edonista y consumista tan implantada en Europa y con la que él parece estar muy a gusto.
Es difícil verlo como pastor. Yo no lo veo. Usted perdone
José Luis Molina
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