Blanquear las túnicas en la sangre del Cordero
es dar a la vida sentido pleno con sabor de Evangelio
Desde la mediocridad por posicionamiento
no se puede pertenecer a la comitiva.
Para los que decidieron no ser mediocres
y quisieron y quieren ser santos
José Luis Molina
Que no te duela el alma
si algunas hojas
caen de mis ramas.
Primero fueron
canto verde de alegre primavera
que, de la orilla, hicieron
sendas por donde paseaba
el amor, los sueños, la esperanza,
y sombra fresca
p'al estío que abrasaba
la vida dura
que a la orilla del río
se fragua día a día
a golpe de martillo
y armonía de yunque y de corriente.
Ahora, en mi doradas,
matizadas de sol y de recuerdos,
de cantos perdidos por las breñas,
algunas van cayendo.
¡Qué no te duela el alma!
¡Míralas!,
y junta tu mirada con la mía:
Hermosas son
mientras al suelo alfombran
con vocación de abono y de vereda.
Y, sí, cuando mis ramas queden
desnudas ya de ellas,
aguardarán inhiestas
a la vida irrumpiendo
y seguirán cantando en hiladas magníficas,
con ecos de palma y castañuela,
mis hojas sempiternas
que parece cayeron sin un grito
pero cuyo canto no cesa.
¡Qué no te duela el alma!
¡qué no te duela!
Que te duela el dolor
de dolerte aquellos
que no fueron ni sombra,
ni palmas, ni alfombra,
ni vida,... ni quimera.
José Luis Molina
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