jueves, 30 de junio de 2016

En tránsito del cielo del Atlántico hacia la tierra de los volcanes




Hoy amaneció Quito vestido de azul y de Inti (de Sol),  como anunciando una gran fiesta, una gran alegría.  Se me salió decir cuando lo note, que hoy Quito se vistió así por ti.
Justo ahora estarás cruzando el cielo del Atlántico hacia nosotros y más de una persona te estará pensando e imaginando con los pies ya en la línea ecuatorial, hoy tú nombre estará en labios, en suspiros de muchos.  No es exageración,  ni sentimentalismo, me consta que los corazones se andaban alistando para ver tú rostro, estrechar tú mano y sentir ampliamente tú presencia.
Cuánto has caminado  junto y hacia  nosotros para vivirte así querido Peregrino.  No en vano escogiste ese apelativo para definir lo que eres:  El Peregrino de la  Cabeza Nevada. 
 Según el diccionario, Peregrino es aquel que va a visitar un lugar sagrado, generalmente caminando y por motivos religiosos, religión viene de religar al hombre con lo divino y en todo ese caminar amigo, es lo que has hecho con nosotros.  El encuentro contigo nos acerca a lo trascendente y despierta nuestro espíritu a la inmensidad de la existencia.  Gracias por el camino tan lejano que emprendes  cada vez,  por llegar a nosotros.
También dice el diccionario que es aquel personaje que anda o viaja por tierras extrañas que presentan dificultades.  No cabe duda que también en ese peregrinar hacia esa  línea “imaginaria” llamada Ecuador, lo raro, lo sorprendente, el realismo mágico en pleno lo has transitado con altos y bajos, con eventos volcánicos y hasta terremotos, provocado a veces más que por la Pachamama, por tus ovejas que a veces han sido más que ovejas, cabras locas.  Perdónanos sí el viaje te lo hemos hecho difícil, amigo, auguramos un tiempo menos complejo y más alegre en este nuevo tiempo, ojalá seamos capaces de lograrlo.
Y así estamos, así estoy yo ahora, digiriendo la palabra PEREGRINO, orando a Dios tú llegada, mientras transitas el cielo del Atlántico hacia la tierra de los volcanes, hacia los Andes, donde te esperan tus runas con deseos grandes de ver ya tú  sonrisa y sentir tu cálido abrazo.
Te queremos José Luis y aquí ya andamos esperándote, con el reloj en mano!!!


1 comentario:

Anónimo dijo...

Plenamente de acuerdo contigo José, me uno y me apropio de tus palabras, sintonizo con tu sentir, me declaro "fans" de este Gran Peregrino de Cabeza Nevada y soy feliz porque él ha sido capaz de construir un puente invisible que cruza "el charquito", pero visible para los abrazos, la solidaridad, los encuentros y los recuerdos entre ustedes y nosotros.

FELICES ustedes y nosotros por tener a este José Luis en nuestras vidas

Anita