Vacía se quedó la quebrada.
Vacía de ruidos.
Vacía de sonido.
Vacía de compases.
Vacía de viento silbando entre las
breñas.
Ya no hay rumores
de rumiantes corriendo entre los
matorrales.
La quebrada se quedó oscura.
Vacía de luz.
Vacía de sol,
sol de mediodía justiciero,
vacía de luz tenue
haciendo blando el atardecer
en su verdor que se oscurece.
Quebrada vacía de apariencia,
aparente vacío que me atosiga
hasta que entiendo el espejismo
de ese vacío que construyo
dejando de oír en mi
los mil sonios que de ella emanan
por oír un canto de sirenas
que frente a mis ojos dibujan
olas y azules de un mar inexistente.
No está vacía ni muda,
por ella anda la vida
que baila, a ritmo de cencerros
de cabras y balidos de ovejas,
de noche y de mañana.
José Luis Molina
21 agosto 2018
1 comentario:
Cuando leo tus poemas, es un encuentro en profundidad con la naturaleza y con la vida, con lo mas cotidiano.
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