Tarde de otoño. Ya hay hojas por el
suelo. Hay hojas por el aire volando, cayendo. Haciendo un pequeño ruido ,
característico, como pretendiendo pasar desapercibidas. Reservan sus
resonancias mayores para cuando, dentro de un rato, yo regrese y mis piadas las
hagan crujir. Mientras son alfombra. Alfombra mullida, monocromática y
multicolor. Siempre dispuestas a jugar si el viento las provoca. Hojas de otoño
recurrentes cuando te invade la añoranza. Hojas de otoño, ¡saudade! de la vida.
Cuando en la vida tropiezas con sus
aristas, cuando éstas te cortan, cuando sientes y ves brotar sangre en tu
piel,… Cuando sientes, descubres y sabes que el corte es más profundo… tal vez
no acabará contigo, no te matará, pero dejará una cicatriz que no enmudecerá
frente al espejo, ante una foto inesperada cuyo escenario no alcanzaste a
organizar adecuadamente. Cuando, a pesar de su apariencia saneada sigue
produciendo escozor,,, Cuando sientes los años, y los desengaños, cuando aún revolotean
sueños fracasados, pero no rendidos, cuando…
Las hojas alfombrando el suelo y
dinámicas desde el viento, siempre son recurrentes. En ellas te divides,
atomizas tu historia, hojeas y ojeas los
capítulos, escritos algunos, otros inconclusos, impresos pero no editados. Tal
vez algunos compartidos en tardes de lectura, de cuitas, de descarga, de
encuentro, de abrazo, de comunión.
Algunas hojas parece como si tuvieran
un nombre grabado en su cutícula. Y así emergen rostros, amores, insomnios,
miedos, luchas, esperas, logros y cristales rotos,… YO.
Mi vida, encina vieja,
paradójicamente ubicada entre chopos. Aún quedan hojas doradas en sus ramas.
Contemplaré el invierno desde lejos. Se acerca. Y entre los chopos me cubrirán
hojas que de cantar no cesan…
Y una cruz de retorcidos troncos de
encina no ostentará ningún nombre, pero al amanecer el sol la dorará y el
viento esparcirá un adagio eterno.
Regreso a casa
José Luis Molina
7 octubre 2018
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