Se turbaron mis ojos
cuando cayó tu mirada
sobre mi sombra tímida
porque en la sombra estaba yo
escondido, trémulo de deseo de ti
y sintiendo desangrarme
cuando la sombra de tu piel
en la mía se hizo nido.
Era dulce sentir como la vida
como que se escapaba
sintiéndome repleto de ella.
Por entre las cortinas
se cuela brevemente
un halo de luz del sol intruso.
¡Suficiente!
Me hice rayo,
me hice sol,
tacto me hice,
tacto de sueño
para depositar mi beso entre tus senos
y, abandonado en la arena de tu playa,
sentir como el coral que nacía de tu
boca,
serpenteando, recorría mis venas,
me taladraba el tuétano
Y en tus olas me mecía
abandonado al rumor de caracolas.
José Luis Molina
9 0ctubre 2018
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