No te escapes,
como rendija de aire caliente,.
dejando mi corazón helado.
No te vayas, no,
sigue siendo soporte,
aldabonazo, en mi puerta,
que tritura el sopor de la siesta
y espanta a la monótona cigarra.
Aquí mi mano, si tú la agarras
huirá de mi la noche
o, si no huye,
se poblará rutilando las luciérnagas.
Si tus brazos me amarran
podrán poblar los océanos
inútiles cantos de sirenas.
Quédate ahí, a tiro de mi mano.
Con solo saberte ahí,
en el recodo de la arruga
que ensombrece mi alma,
me insuflarás la calma
para sentirme fuerte,
y escucharé,
al ritmo de la hierba que crece,
que me quieres.
No te me escapes, no te me vayas.
José Luis Molina
16 de enero
2019
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