En esta semana nos encontramos con el
evangelio vulgarmente conocido como de la Transfiguración.
Considero que es un texto muy
importante pero sobre el que hay que aclarar que es un evangelio que no trata
de manera alguna de presentarnos
actuaciones o comportamientos mágicos de Jesús.
Por eso vamos a intentar, una vez
más, aplicar nuestro esfuerzo en su comprensión.
Primero fijémonos en el nombre:
Transfiguración. ¡se transfiguró!. Y
esto quiere decir dejar ver detrás de la figura o ver más allá de lo que en un
primer golpe de vista percibimos o captamos.
Creo que desde esta perspectiva es
como debemos intentar mirar y grabar el significado de este evangelio, lo que
se nos dice en él.
No es de magia de lo que se nos
habla, ni de apariciones esotéricas , sino de símbolos y contenido simbólico.
Moisés representa la Ley, es decir, el proyecto de Dios, su intención
frente a todas las realidades vitales. Moisés son los mandamientos, ….
Elías representa a los profetas, es
decir, la interpretación que se hace de la realidad desde los criterios de
Dios, desde esa ley.
Pues bien, en medio de ellos, aparece
Jesús transfigurado, es decir, es la
imagen del propio Jesús pero transfigurado,
el mismo pero distinto, resplandeciente porque en esa persona de Jesús,
plenamente humano se encierra la plena realidad de Dios. Dios es “como Jesús” y
Jesús es como Dios porque Dios está en Jesús y todo lo que de Dios podemos
saber lo hacemos a través de Jesús.
Por eso Moisés, la Ley, la intención
de Dios, es plenamente Jesús. De igual manera, la manera de interpretar la vida
,de descubrirla y de poseerla se logra a través de la mirada
de Jesús y sus propuestas. Por eso Jesús es la profecía de Dios, la Palabra de
Dios. No es, pues, Jesús, una mera devoción. Tampoco un ídolo o imagen a quien
adorar y reverenciar desde la distancia quedándonos iguales, indiferentes, sin
ser transformados. Porque la transfiguración no solo se produce en Jesús y se sitúa en el más allá, sino también en la
vida y abarca a todo el que, en verdad, acepta esta realidad de Jesús que su
transfiguración nos hace vislumbrar, manifiesta, ilumina, aclara.
Por eso no valen las posturas
devotas, recogidas, prudentes y religiosas que Pedro propone con las tres
chozas.
Y por eso Jesús vinculará todo el
sentido de la transfiguración con la resurrección, con la vida resucitada ya
que solo desde esa vida resucitada, transformada, esto deja de ser teoría.
Un abrazo
José Luis Molina
6 de agosto del 2023.
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