Importancia de lo pequeño
Publicado: 16 julio, 2014 en BIBLIAEtiquetas:Comunidad, Dios, Humanidad, Iglesia, Jesús, Justicia, Solidaridad, Verdad
16 Tiempo ordinario (A) Mateo 13, 24-43
IMPORTANCIA DE LO PEQUEÑO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
IMPORTANCIA DE LO PEQUEÑO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 16/07/14.- Al cristianismo le ha hecho mucho daño a lo largo de los siglos el triunfalismo, la sed de poder y el afán de imponerse a sus adversarios. Todavía hay cristianos que añoran un Iglesia poderosa que llene los templos, conquiste las calles e imponga su religión a la sociedad entera.
Hemos de volver a leer dos pequeñas parábolas en las que Jesús deja claro que la tarea de sus seguidores no es construir una religión poderosa, sino ponerse al servicio del proyecto humanizador del Padre (el reino de Dios), sembrando pequeñas “semillas” de Evangelio e introduciéndose en la sociedad como pequeño “fermento” de vida humana.
La primera parábola habla de un grano de mostaza que se siembra en la huerta. ¿Qué tiene de especial esta semilla? Que es la más pequeña de todas, pero, cuando crece, se convierte en un arbusto mayor que las hortalizas. El proyecto del Padre tiene unos comienzos muy humildes, pero su fuerza transformadora no la podemos ahora ni imaginar.
La actividad de Jesús en Galilea sembrando gestos de bondad y de justicia no es nada grandioso y espectacular: ni en Roma ni en el Templo de Jerusalén son conscientes de lo que está sucediendo. El trabajo que realizamos hoy sus seguidores es insignificante: los centros de poder lo ignoran.
Incluso, los mismos cristianos podemos pensar que es inútil trabajar por un mundo mejor: el ser humano vuelve una y otra vez a cometer los mismos horrores de siempre. No somos capaces de captar el lento crecimiento del reino de Dios.
La segunda parábola habla de una mujer que introduce un poco de levadura en una masa grande de harina. Sin que nadie sepa cómo, la levadura va trabajando silenciosamente la masa hasta fermentarla enteramente.
Así sucede con el proyecto humanizador de Dios. Una vez que es introducido en el mundo, va transformando calladamente la historia humana. Dios no actúa imponiéndose desde fuera. Humaniza el mundo atrayendo las conciencias de sus hijos hacia una vida más digna, justa y fraterna.
Hemos de confiar en Jesús. El reino de Dios siempre es algo humilde y pequeño en sus comienzos, pero Dios está ya trabajando entre nosotros promoviendo la solidaridad, el deseo de verdad y de justicia, el anhelo de un mundo más dichoso. Hemos de colaborar con él siguiendo a Jesús.
Una Iglesia menos poderosa, más desprovista de privilegios, más pobre y más cercana a los pobres, siempre será una Iglesia más libre para sembrar semillas de Evangelio, y más humilde para vivir en medio de la gente como fermento de una vida más digna y fraterna.
Mientras leía el precedente artículo de Pagola, me he sorprendido anotando las reflexiones personales que dicho artículo, y el tema, me suscitaban.
Y a la sombra de Pagola transcribo estas reflexiones:
* No solamente hay cristianos que añoran una iglesia poderosa de templos llenos, de imponerse en las calles y en la sociedad , sino que esta iglesia no le dice a los cristianos que el afán de figurar, de ser los primeros, de estar por encima de... , está reñido con el evangelio, es antireino, es decir, nos excluye de él. Pero ¡cómo va a decirlo si a sus pastores les gusta ser llamados monseñores y aspiran a ser purpurados y príncipes, si en su seno hay tantos aspectos " archi" (archidiócesis, archicofradía, archiobispo,...) , hermanos mayores con medallas y "cetros de mando"!.
Seguro que si se predicara lo pequeño y, sólo empezando desde ahí se le reconociera validez, muchos "no estarían", desde laicos y clero, porque se invalidaría todo lo que es plataforma de poder, de protagonismo, de la que la iglesia de cristiandad ha sido buena cultivadora y cosechadora.
Me pregunto que habrá en la esencia de la realidad cuando evangelios como los de este domingo se proclaman en ciertos templos y parroquias al "servicio de ciertas élites sociales". Sansón derribó las columnas pero nuestros templos magníficos no se tambalean.
Pero esto no es sólo de la jerarquía o de nuestros grupos y sectores eclasiales, sobre todo derechizantes. También entre los cristianos de base y progresismo el evangelio de este domingo debería serpiedra de choque porque no se nos ve que estemos en la línea de lo pequeño arrancando desde el servicio y los esquemas vitales que configuren nuestras acciones históricas. Se defiende que "desde lo grande" se pueden realizar obras transformadoras y, lo que es evidente, es que esto no funciona cuando yo aspiro y me instalo como "grande"y a lo "grande".
Por eso cada día somos menos elemento de transformación, cada día somo menos referentes, cada día quienes impulsan esos aires transformadores no se declaran cristianos. Que procedan de una base cristiana puede ser, pero no es para sentirnos "orgullosos e importantes" sino par sentirnos interpelados por el reto. Y ahí si se descubren las semillas de Reino creciendo e impulsando elementos transformadores de la realidad.
Todo lo transcrito lo hago con referencia a la generalidad, de la que se salvan, excepcionalmente, ciertos sectores, que los hay, pero que están mal vistos e infravalorados por el "poder"dominante.
José Luis Molina
Mientras leía el precedente artículo de Pagola, me he sorprendido anotando las reflexiones personales que dicho artículo, y el tema, me suscitaban.
Y a la sombra de Pagola transcribo estas reflexiones:
* No solamente hay cristianos que añoran una iglesia poderosa de templos llenos, de imponerse en las calles y en la sociedad , sino que esta iglesia no le dice a los cristianos que el afán de figurar, de ser los primeros, de estar por encima de... , está reñido con el evangelio, es antireino, es decir, nos excluye de él. Pero ¡cómo va a decirlo si a sus pastores les gusta ser llamados monseñores y aspiran a ser purpurados y príncipes, si en su seno hay tantos aspectos " archi" (archidiócesis, archicofradía, archiobispo,...) , hermanos mayores con medallas y "cetros de mando"!.
Seguro que si se predicara lo pequeño y, sólo empezando desde ahí se le reconociera validez, muchos "no estarían", desde laicos y clero, porque se invalidaría todo lo que es plataforma de poder, de protagonismo, de la que la iglesia de cristiandad ha sido buena cultivadora y cosechadora.
Me pregunto que habrá en la esencia de la realidad cuando evangelios como los de este domingo se proclaman en ciertos templos y parroquias al "servicio de ciertas élites sociales". Sansón derribó las columnas pero nuestros templos magníficos no se tambalean.
Pero esto no es sólo de la jerarquía o de nuestros grupos y sectores eclasiales, sobre todo derechizantes. También entre los cristianos de base y progresismo el evangelio de este domingo debería serpiedra de choque porque no se nos ve que estemos en la línea de lo pequeño arrancando desde el servicio y los esquemas vitales que configuren nuestras acciones históricas. Se defiende que "desde lo grande" se pueden realizar obras transformadoras y, lo que es evidente, es que esto no funciona cuando yo aspiro y me instalo como "grande"y a lo "grande".
Por eso cada día somos menos elemento de transformación, cada día somo menos referentes, cada día quienes impulsan esos aires transformadores no se declaran cristianos. Que procedan de una base cristiana puede ser, pero no es para sentirnos "orgullosos e importantes" sino par sentirnos interpelados por el reto. Y ahí si se descubren las semillas de Reino creciendo e impulsando elementos transformadores de la realidad.
Todo lo transcrito lo hago con referencia a la generalidad, de la que se salvan, excepcionalmente, ciertos sectores, que los hay, pero que están mal vistos e infravalorados por el "poder"dominante.
José Luis Molina
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