Volvía de preparar el espacio del templo con tres
mujeres que están integradas en la parroquia en todo. Venía dándole vueltas que
quizás las flores del Jueves Santo, que habían recogido los de la ”hermandad” y
que hemos utilizado para la Vigilia, no han sido suficiente y, de repente,
justo cerca del cementerio de Jerez, más concretamente en la rotonda (redondel
del cementerio), había miles y miles de margaritas, fue la tal la experiencia
que casi aparco (parqueo) el coche (carro) en la rotonda (redondel), pero tuve
lucidez para darme cuenta que un poco más a la izquierda había millones de
margaritas, tras el muro del cementerio. Me bajé del coche y, como loco,
comencé a arrancar todas y todos los tipos de margaritas que encontré. Cargué
el coche de margaritas y, cuando llegué a casa, sembré todos los tipos de
margaritas silvestres que había recogido, margaritas todavía en libertad, y
decoré mi casa llenando de margaritas pequeños jarrones que tengo. Mis jarrones
reían por ser la primera vez que servían para algo más que decorar.
Felices pascuas. Un
abrazo, Miguel.
Resurrección 2015
1 comentario:
Una experiencia sencillamente rica en reencuentros con recuerdos cargados de vida:...¡umm, las margaritas!, una casa donde albergarlas...
Miguel, un pedido por favor: compártenos en fotografías, ¿lo harás?
Anita Troya
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