Días de Pascua
Etiquetas:Contemplación, Pascua, Resurrección, Transformación, Vida
DÍAS DE PASCUA
MERCEDES NASARRE RAMÓN, psiquiatra, mnasarre@hotmail.com
HUESCA.
MERCEDES NASARRE RAMÓN, psiquiatra, mnasarre@hotmail.com
HUESCA.
ECLESALIA,
24/04/15.- Estos días los cristianos celebran la Pascua de
Resurrección. ¿Qué puede significar realmente este concepto? ¿Cómo
podemos comprender este pensamiento que es la esencia del cristianismo?
Con demasiada frecuencia tendemos a
invalidar lo que nosotros no hemos experimentado. Los prejuicios forman
parte de nuestra vida habitual, por más abiertos o razonables que nos
creamos.
Las palabras que trascribo a continuación
son del psiquiatra C. G. Jung: “La experiencia religiosa es absoluta.
No se presta a discusiones. Lo único que se puede decir es que nunca se
ha tenido tal experiencia; la otra persona dirá: ‘Lo siento pero ya sí
la tuve’. Y con esto terminará la discusión. No importa lo que el mundo
piense sobre la experiencia religiosa; quien la ha hecho posee el gran
tesoro de algo que para él se convirtió en fuente de vida, sentido y
belleza, dando un esplendor nuevo al mundo y a la humanidad”.
En mi práctica profesional observo que
dichas experiencias espirituales facilitan una orientación en el
desorden interior, reintegran partes separadas de la consciencia y abren
a una potencia que está en el centro de la persona. No es una
comprensión intelectual, es la emergencia de algo latente que puede
manifestarse de muy diferentes maneras. El denominador común es la
apertura del corazón. (Nombro la palabra corazón para expresar ese lugar
todavía no objetivado, que es la sede del amor).
Tenemos múltiples capas. Existen
necesidades físicas, emociones, intelectuales y espirituales. Estas
últimas no tienen otro objeto que trascender el ego. En algunas personas
no se han despertado las necesidades superiores, aunque es cierto que
el entorno puede estimular o anular dichas necesidades. Lo espiritual es
un salto a una nueva consciencia. Podríamos decir que “lo divino” está
dentro de nosotros y las imágenes en las que se manifiesta pueden tener
tanta fuerza que logran transformar una vida.
Para entender la Pascua hay que vivirla. Y
vivirla es tener capacidad para el silencio y la contemplación. Es ir
más allá de la pereza y la indiferencia y no cerrar los ojos al dolor y a
la oscuridad de la vida.
La resurrección para los cristianos es la
experiencia de Aquél que sigue vivo. Es la vivencia, que no creencia,
de que esta vida no lo es todo y que en nuestro ser más hondo, más allá
de nuestro cuerpo y de nuestra historia, somos vida eterna que no muere,
sólo se transforma. Esta confianza no es un acto de ingenuidad, en
realidad, si nos paramos a pensar, todo es continuamente un proceso de
trasformación. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión
de sus artículos, indicando su procedencia).
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