Y a mi también me estaba sentando mal que, en una época donde optar por ser quijote provocaría hilaridad, chanza, repudio y tarde o temprano inhibición, si no censura y persecución, por ser molesto tanto molino y tanto gigante, y donde, al menos yo lo pienso, la inmensa mayoría no ha leído el Quijote, se levantara interés, discusión, lugar en las noticias, etc. Me sentaba mal porque en el fondo, la razón es que Cervantes puede ser, y eso pretenden, un producto de consumo político, turístico, etc.
Es absurdo el interés por unos huesos que, sean de quien sean, vaya usted a saber ni me importa, no tienen nada que ver con el Cervantes inmortal y su sublime obra.
Por eso me alegré cuando me encontré el artículo que adjunto. Creo que expresa lo que como creyente, como lector del Quijote, como pedagogo y como ser humano que opto por la humanidad, pienso.
Por eso les invito a leerlo y saborearlo.
Que lo disfruten.
José Luis Molina
¡Gracias Don Miguel!
Publicado: 6 mayo, 2015 en ACTUALIDADEtiquetas:Espiritualidad, Humanidad, Liberación, Valores
¡GRACIAS DON MIGUEL!
KOLDO ALDAI AGIRRETXE, koldo@portaldorado.com
ARTAZA (NAVARRA).
KOLDO ALDAI AGIRRETXE, koldo@portaldorado.com
ARTAZA (NAVARRA).
ECLESALIA,
06/05/15.- Yo creo que se pasea y recrea libre por una Mancha inmensa,
sin forajidos, ni asaltantes, sin gigantes, ni molinos. Yo no creo que
Cervantes esté ahí, en esos huesos desbaratados y carcomidos, en esa estancia tan lúgubre del Convento de las Trinitarias.
Dicen que es Cervantes, que en esa
osamenta arrinconada, podrida está el genio, el autor de la obra
cumbre. Yo no creo que la muerte tiene aguijón, ni el sepulcro
victoria. Yo no creo que somos cuerpo, envoltorio que devoran un tiempo
embaucador, unos gusanos hambrientos. Yo creo que somos almas que
avanzamos a pie, en asnos o Rocinantes por caminos de infinitas
aventuras, que atendemos batallas y desafíos interiores en un eterno
aprendizaje.
El verdadero Don Miguel siguió
seguramente mojando la pluma, escribiendo en papeles más ligeros novelas
sin tiempo cargadas de conocimiento, narrativa iniciática rebosada de
enseñanza. El envoltorio no es el alma. ¿Y si el espíritu hace ya casi
cinco siglos que emprendiera vuelo y después retornara? No sé si a la
misma Mancha, a Sierra Morena o a alguna “insula” perdida, pero yo creo
que Cervantes volvió después a la Tierra, entonces con los dos brazos,
con todos los dientes, sin tener que pasar por Lepanto, ni por el
cautiverio de Argelia, entonces sin tener que recorrer los pueblos de
Sevilla requiriendo lastrantes monedas, desorbitados impuestos.
En algún Castillo acabarán nuestras
aventuras de esta humana condición; en alguna ceremonia, fuera de este
mundo nos ungirán como valerosos Quijotes, como Caballeros por fin
realizados, consagrados, pero aún hemos de dejar mucho polvo a nuestras
espaldas, muchas osamentas escondidas en las estancias olvidadas de los
conventos. Aún hemos de haber alcanzado muchas ventas, disfrutado de la
compañía de muchos Sanchos, canónigos, pastoras y pastores enamorados…
Aún hemos de habernos cruzado en esa ancha estepa de futuras vidas con
lacayos apurados, “hermosas” moriscas y duquesas, barberos, bachilleres,
titiriteros… Aún hemos de haber vencido a nuestros propios gigantes,
defendido con nuestra torpe lanza a “cautivos” y “desdichados”, peleado y
abrazado a “gallardos vizcaínos y valientes manchegos”. Aún hemos de
haber sembrado infinidad de obras generosas… Tenemos andante
caballería, “sucesos dignos de felice recordación” para rato en nuestra
novela sin fin, en nuestro noble afán de superación interior sin
tiempo, sin geografía.
Al final de todas las aventuras, aguarda
Dulcinea, pero su morada quizás no es de este mundo, ni su lecho de hilo
de lino. La suspirada amada, nuestra paciente y expectante alma abre
sus brazos a la vuelta de nuestros recorridos serranos y manchegos,
todos sufridos, conmovedores, de cualquier forma imprescindibles, para
fundirnos por fin en un solo espíritu, dispuesto a hollar nuevas
aventuras ahora ya en un sideral, ignoto, pero de seguro aún más
apasionante, peregrinaje de infinito. (Eclesalia Informativo autoriza y
recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia)
1 comentario:
El otro día, mirando un documental de Unamuno, me llamo mucho la atención que este proponía e insistía que parte de la identidad española era o debía ser la del Quijote. Y creo que sí, tú y otras personas de esa tierra(de los dos sexos) que la vida me ha dado el honor de conocer me lo han hecho visible. La identidad del Quijote, su espíritu nos llega camino a Pentecostés, gracias por hacerlo llegar. MT.
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