Yo, que no soy monárquico, siempre he
tenido alguna dificultad con el título de este domingo.
Y ahora, en las circunstancias
actuales, con el perfil que el concepto de rey aporta, mucho más.
Por eso es imprescindible detenernos
en el concepto bíblico que este término
tiene, en la intención de Dios ante esta realidad de ser.
En el concepto bíblico y de Israel,
solo Dios es rey, solo Dios es Señor. Tan es así, que cuando el pueblo pide
tener un rey, en boca del profeta Samuel aparece la afirmación de que intentan
abandonar a Dios, de que lo están traicionando. Sin embargo Dios asume esa
realidad de “buscar a alguien para ser
rey de su pueblo” como símbolo sacramental
de Dios para el pueblo.
Rey será e que salva al pueblo. La
realidad transcendente de Dios se verá iluminada, transparentada, visibilizada
en inmanente presencia y actuación del Rey.
Concebido así, ya es otra cosa.
Jesucristo , Rey del Universo, no tiene nada que ver con negocios oscuros, papeles manchados de corrupción y ambición, despilfarro en momentos de crisis
para el pueblo, manipulaciones desde el poder y la utilización y falta de
respeto al ser humano a cuyo servicio tendría que situarse .
Jesucristo es el Rey, sacramento de
Dios donde llega a la plenitud la realidad de ser hombre, Hijo de hombre. En él
si están las claves dl reinado de Dios . Claves que están claras y que nunca
deberíamos haber confundido ni haber ignorado, ocultado o adulterado.
No, el Hijo del hombre, el alfa y la
omega, es el Hijo de hombre que nos salva ofreciéndonos una forma de vida
diferente.
Y a nosotros, con nuestro bautismo,
se nos sumerge en la realidad de participar de ese reinado de Cristo, de ser
rey con él.
Pero ya lo dice el evangelio: “su
reino no es de este mundo”.
Y así, él será rey de los que se
reconcilian con “el otro· antes de ir a orar, de los que ofrece la otra mejilla
porque aunque le duela la bofetada no deja de poner y arriesgar la otra mejilla
, y ser de quien dan de lo que son y son capaces de aceptar del que también se
hace donación, de los que perdonan setenta veces siete, de los que se sienten
para servir a todos, d los que optan por ser pobres, caminar con los pobres
para ayudarles a alcanzar la plenitud , de los que se ríen en la vida y en la vida
lloran por ella.
Esos son los títulos nobiliarios y
las joyas de este rey, hijo de hombre. Y no es teoría, aunque lo más frecuente
es que hayamos hecho de ello pura doctrina teórica.
Y nos coloca de perfil al final del
año litúrgico para que una vez más, después de haberlo recorrido, lo abramos al
estilo de una plantilla lo cotejemos con
nuestro perfil
Que os salga coincidente.
Un abrazo
José Luis Molina
21 de noviembre del 2021