“
Tenemos un NO SACERDOTE GRANDE, Jesús,
el Hijo de Dios”
No
tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse
de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como
nosotros, menos en el pecado”
Permitidme que entre así, de lleno, en la
reflexión, y lo haga directa y frontalmente situándome frente al texto de la
carta a los Hebreos.
Veamos:
Tenemos un NO SACERDOTE. En el
Antiguo Testamento, el sacerdote, de alguna manera, se situaba por encima del
pueblo y le hacía creer que él estaba más cerca de Dios porque se relacionaba
más directamente con él. (De esto, lamentablemente, aún queda bastante en la
actualidad cristiana tanto en la conciencia de muchos seglares como de muchos
clérigos y alta jerarquía).
Entonces su misión era llevar ante Dios el
“curriculum de los pecadores” para
“negociar con él” mediante los ritos y ofrendas y obtener rebajas o
perdón frente a las consecuencias de su
hacer.
La carta a los Hebreos nos sitúa en algo que
ya debemos saber, pues lo hemos oído muchas veces, pero que es bueno una vez
más. Y es que, con Jesucristo, las cosas no son así. Y la Buena Noticia es que
la propuesta de Dios da un GIRO COPERNICANO.
La situación anterior manifestaba un Dios de
jerarquías, de categorías, de preferencias y exclusión y que, por eso, se valía
de los selectos que, sintiéndose superiores, derramaban la misericordia de Dios
conseguida, en muchos casos, como si fuera mérito de estas mediaciones. Pero
nunca llegaban a la
com-pasión, a PASAR por la vida COM el hundido. Era un Dios distante, y
sus sumos sacerdotes se remangaban las túnicas para no mancharlas de barro .
(Literalmente, en una ocasión le oí decir
a un príncipe de la Iglesia en una visita a mi barrio, que “menos mal
que habían asfaltado la calle principal pues, de lo contrario, él, papá obispo
, habría terminado sucio por el lodo).
Con Jesús, repito, el tema da un giro
absoluto.
Jesús es NO SACERTDOTE porque no se viste “en
representación de”. Él, exactamente como nosotros, se sitúa de lleno en la
vida, lo hace plenamente y por lo tanto soporta también plenamente las
consecuencias (carga con la cruz): sufrir la humillación y los golpes de los
poderosos, las carencias y vejaciones que sufren los humildes y soportar el
miedo y el dolor: Llora con los que lloran y sus lágrimas se mezclan con las de
los inocentes, pero también lo hace con aquellos que lloran y sienten miedo
ante las propias dificultades de la vida
Pero el texto añade una cosa : Todo igual
menos en el pecado. Es decir pasó por todo, afrontó y asumió ser miembro de la humanidad rota y machacada,
pero no claudicó en la fidelidad al proyecto de Dios que nos permite ser hijos
suyos. Y, hecho COM – PASIÓN nos
extiende los brazos y nos aferra las manos para sentir al Padre. Y esto no son
palabrerías más o menos bonita. Esto es muy importante. En Jesús, el no
sacerdote, tenemos un Dios que ha hecho suya la experiencia de nuestra
humanidad llena de luz pero también de cañadas oscuras y por eso sabemos que es
verdad el salmo 23:
Aunque camine por
cañadas oscuras
nada temo porque
tú vas conmigo.
Tu vara y tu
cayado me sosiegan.
Este es el Dios que nos revela Jesucristo y
que se revela en Jesús. No lo cambiemos por el Dios del trueno y del miedo.
Un abrazo
José Luis Molina
17 de octubre del 2021
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