domingo, 1 de agosto de 2021

ESPERO SE ME ENTIENDA

 


 


Al leer el texto de la Carta de Pablo a los Efesios (4, 17.20-24) me vino a la cabeza ese anuncio de Lola Flores, no porque me guste precisamente pues, personalmente, no me parece acertado como no sea para maravillarnos del poder de la técnica.

Y se me vino a la mente porque si algo queda grabado en la mente del receptor es la idea: CON ACENTO.  Con acento como signo de identidad, con acento como perfil de determinación y definición frente a la ambigüedad y a la conciencia anodina o ausente. Con acento, la denominación de origen y el ADN impreso en la esencia del ser.

No sé si con lo anterior me intuyen por donde apunto.

San Pablo también nos habla por ahí. Nos dice que por nuestra condición de cristianos, se nos tiene que reconocer por el acento: Acento de nueva condición humana por injertados en Cristo, revestidos de Cristo, con impronta de imagen de Dios, resumiéndolo en justicia y santidad verdadera, es decir, acento de Dios, de su ser y de su hacer.

Y esto Pablo lo pone en condicional: este acento será si es que hemos oído a Jesús  asumiendo su propuesta.

Por eso Pablo no se engaña. No dice que sirva cualquier acento. No admite que sirva el hombre viejo por el simple peso de la rutina o la costumbre. Rechaza, decididamente la coexistencia del acento de Jesús con otros acentos seductores con los que la vida se presenta identificada.

Hoy voy a ser breve. No valen componendas. Pero no lo dIgo para aplastarnos por el miedo. Allá nosotros. Pero si nos falta el acento de Jesús nos quedamos sin la fiesta del Reino.

Pidamos por una Iglesia con acento. Acento de pan de vida y de vida hecha pan compartido. No nos aferremos a los arquetipos  religiosos.  Hablemos al mundo y vivamos en el mundo con acento.

Un abrazo

José Luis Molina

1 de agosto del 2021

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