martes, 31 de agosto de 2021

TRES PALABRAS PARA HOY

 



 

Seguramente podrían elegir otras palabras. Lo mismo más acertadas. Pero a mi me han surgido éstas y a partir de ellas  os ofrezco mi reflexión.

Y es qe, para cada lectura, me surgió una palabra que la tesumía.

Para la primera lectura la palabra OPCIÓN

Para la segunda, PARIDAD.

Para el Evangelio, CORRESPONSABILIDAD.

Vamos a ello.

La primera lectura trata de la Asamblea de Siquen. Siguiendo el relato al pie de la letra, el pueblo de Israel ha superado el éxodo y se ha asentado en la tierra prometida.

Y entonces se manifiesta la frontalidad de Dios. Dios encarga a Josué que reúna al pueblo, empezando por sus dirigentes, y les plantea la tesitura: “Os toca elegir al Dios del éxodo, el Dios liberador o a otros dioses. Y el pueblo que tiene la experiencia del dios que los hizo libres y los impulsó y fortaleció en su proceso de liberación, del que conocen sus signos, decide por él con una frase contundente: Declaran, confiesan y deciden que “El Señor es nuestro Dios”.

No es un dios que pase factura el que se manifiesta en Siquén.  Es un Dios que ofrece, da y del que se tiene experiencia para que puedan decidir en libertad. Y esta opción es posible, subrayo, porque tienen experiencia de él. Sin ella, sin esa experiencia, sería imposible.

Y, entonces, yo me pregunto:

El equivalente de Siquén es nuestro bautismo. En él, optamos por Jesucristo. Sin experiencia liberadora de Jesús, es imposible optar por él.

En nuestra praxi, ¿existe esta situación de opción?.

Sin experiencia de Jesús, (a lo sumo, y en muchos casos , muy a lo sumo, conocimiento teórico de una doctrina)  ¿podríamos realizar, objetivamente, esa opción?

¿La he puesto por obra alguna vez con todas sus consecuencias?

 

De la segunda lectura la palabra es PARIDAD. Este texto, (Efesios 5, 21-32) es tremendamente contravertido. Miles de mujeres y de hombres lo escucharon en su boda para justificar, bajo el paraguas de  la religión, el machismo, el sometimiento y hasta violaciones legalizadas. Hoy es tremendamente contestado, y con razón, por una enorme mayoría de personas que luchan por conseguir la igualdad (paridad) de derechos, de dignidad y de posibilidades vitales de la mujer frente al hombre. Es más, la interpretación tradicional y literal  de este texto paulino, a muchos nos parece pecado, entre otras cosas, de injusticia.

Y creo que, humana y culturalmente, puede tener de todo esto y en que el uso y el abuso interesado que se ha hecho del mismo, lo complica aún mas.

Sin embargo yo me aferro a un pronunciamiento que me parece radical y definitivo: El de la paridad. La mujer y el marido, desde la comunión amorosa no debe suponer superioridad sino paridad.: son un mismo cuerpo, una misma realidad vital que, aunque tenga dos partes, constituyen la realidad paritariamente.. Y esta paridad planteada también merece una reflexión y una palabra de respeto y reconocimiento de dignidad en los “diferentes.” (Utilizo esta expresión para entendernos, pero es un eufemsmo que como tal tampoco me gusta)

¿Cuál es nuestro posicionamiento en este terreno?

¿Soy recalcitrante, reacio, o trato de avanzar (crecer) en comportamientos paritarios?

Y por último, para el Evangelio la palabra CORRESPONSABILIDAD.

En este domingo llegamos al final de este capítulo eucarístico, el capítulo 6 de San Juan, el caítulo del Pan de Vida.

En el domingo anterior, no leído por la fiesta de la Asunción, Jesús dijo muchas cosas. Por ejemplo:

Yo soy el Pan de Vida eterna, el alimento esencial, fundamental, insustituible, para tener vida eterna.

Se tiene “vida eterna”, “vida de Dios”, quien se alimenta de Jesús, aquellos para quienes Jesús, el Jesús buena noticia es piedra angulas, base de sustentación.

Y este Jesús buena noticia es el que quiere un mundo distinto, como distinto lo quiere Dios. Por tanto se alimenta de Jesús no el que come muchas hostias para seguir igual y, el luchar por la vida que quiere Dios, que lo hagan otros. Alimentarse de Jesús es convertirlo en cimiento de todo nosotros. Y , cuando lo hacemos así , nos convertimos en corresponsables, compañeros de tajo, amigo. Esto es comunión que se culmina cuando una realidad así la sacramentalizamos.

Esto escandalizó a muchos judíos y a muchos discípulos que le volvieron la espalda y lo abandonaron. Sn embargo es tan esencial lo que dice que no rebajó ni rectificó un ápice para que no se fueran. Los dejó irse porque qien no acepte esta invitación a la corresponsabilidad se queda fuera de la vida eterna.

¿Cómo es mi comunión?

Densas las lecturas de hoy. Que nos aprovechen. Un abrazo

José Luis Molina

22 de agosto 2021

 

 

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