lunes, 19 de septiembre de 2022

ESCUCHAD ESTO

 



 

Con esta invocación comienza la primera lectura.

Pues siguiendo esta invocación, escuchemos este punteo rápido de notas de la realidad.

España vivió momentos terribles.

La crisis provocada por el ladrillo provocó, a su vez, la pérdida de capacidad de miles de ciudadanos para hacer frente a sus hipotecas generadas por su intento de adquirir sus viviendas. Al no poder pagar, los bancos se quedaron con las viviendas.

Como las hipotecas se establecieron para hacer frente a unos precios supervalorados y al quedarse los bancos con ellas lo hacían con unos precios infravalorados, lo que le valoraban por ellas no era suficiente para saldar la deuda completa. El resultado es que se quedaban sin vivienda y continuaban con deuda. En el caso de muchos inmigrantes, que no olvidemos habían contribuido a inyectar fortaleza a la Seguridad Social, a aportar población joven en una sociedad que se envejecía, etc, la situación se agravaba porque  quedaban retenidos, prisioneros del sistema, al no permitírseles regresar a sus orígenes por estimar se escaparían de la cancelación de la deuda. Sin trabajo, sin vivienda, retenidos y, en muchos casos , recibiendo injustamente, desde posturas racistas, el  rechazo o la desafección.

Esta población (por miles y miles) no recibieron mucha ayuda que digamos  de las instituciones. En algunos casos con posibilidades escasas, recibieron aportes de solidaridad para la supervivencia.

Pasemos la hoja y vimos que también a los bancos (los prestamistas) les llegó su “viernes negro” (según una de las explicaciones de esta expresión). Pero éstos recibieron aportes fabulosos como salvamento desde el dinero de todos, también de los que estaban en las condiciones enumeradas anteriormente, desde sus escasos recursos.

Río revuelto, ganancia de pescadores.

En medio de tales circunstancias, proliferaron especies pertenecientes al género humano pero con absoluta falta de humanidad.  Banqueros, políticos, cabezas coronadas.  Superaban su ocio y carencia de hondura, en costosos safaris o viajaban a paraísos de inmoralidad fiscal con  maletas  de ese dios llamado dinero. Evadiendo sus obligaciones sociales, comunitarias y solidarias , de contribución fiscal.  Con mil formas de blanquear su dinero inicuo, etc. Dinero que no se dice se recuperará. Pero siguieron gozando de influencia referencial de boato fastuoso, alfombras y parafernalias incluso en las despedidas, de falta de pudor para lucir, ofensivamente, sus divinidades en medio del hambre y la penuria.

Lean ahora al profeta Amós  8, 4-7.

Después de leerlo: ¿Encuentras interrelaciones entre el texto y las anteriores anotaciones sobre la realidad?

Hasta aquí, probablemente, asintamos sin dificultad. Y, también probablemente, pensemos nos queda muy lejos.

Pero podemos continuar con puntualizaciones de la realidad más pequeñas.

Esas casas de las que se apropiaron los bancos y que no eran capaces de vender como esperaban, tuvieron que rebajarlas. ¿Conoces a alguien que aprovechara para adquirir una vivienda de la que, tal vez, fue expoliado su propio vecino?.

O algo muy actual en esta España de las autonomías: Escoger la residencia, empadronarse  en lugares ajenos para evadir impuestos

¿Qué tal se dan las cosas cuando al comprar me cobran de menos o se equivocan en el  cambio de vuelta? ¿O se aprovechan las situaciones de crisis para hacer el agosto con subidas abusivas y sin fundamento? ¿O reteniendo   ocultos productos en espera de que la crisis los encarezca y entonces aumentar las ganancias? ¿O no pagando, si puedo, lo que debo al que me trabaja?

Los diezmos y primicias no nos corresponden.  Son lo que hoy llamaríamos el compromiso social y solidario de los bienes que no pueden quedar improductivos o para mi solo beneficio.

El llanto y los lamentos de los pueblos empobrecidos (no pobres, que también) de donde se obtienen los recursos  con los que se levanta el esplendor y el poder de mammón, clama al cielo y llega hasta Dios.

Y no se puede servir a Dios y al dinero. Y, por dinero hay que entender el poder adquisitivo a costa de ,,,. la comodidad a costa de… , la vanidad a  costa de …   ,,,,

¿Cuál es nuestro dios?

En ese punto es donde hoy termina el Evangelio

José Luis Molina

18 de septiembre del 2022

 

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