Con esta invocación comienza la
primera lectura.
Pues siguiendo esta invocación,
escuchemos este punteo rápido de notas de la realidad.
España vivió momentos terribles.
La crisis provocada por el ladrillo
provocó, a su vez, la pérdida de capacidad de miles de ciudadanos para hacer
frente a sus hipotecas generadas por su intento de adquirir sus viviendas. Al
no poder pagar, los bancos se quedaron con las viviendas.
Como las hipotecas se establecieron
para hacer frente a unos precios supervalorados y al quedarse los bancos con
ellas lo hacían con unos precios infravalorados, lo que le valoraban por ellas
no era suficiente para saldar la deuda completa. El resultado es que se
quedaban sin vivienda y continuaban con deuda. En el caso de muchos
inmigrantes, que no olvidemos habían contribuido a inyectar fortaleza a la
Seguridad Social, a aportar población joven en una sociedad que se envejecía,
etc, la situación se agravaba porque quedaban retenidos, prisioneros del sistema,
al no permitírseles regresar a sus orígenes por estimar se escaparían de la
cancelación de la deuda. Sin trabajo, sin vivienda, retenidos y, en muchos
casos , recibiendo injustamente, desde posturas racistas, el rechazo o la desafección.
Esta población (por miles y miles) no
recibieron mucha ayuda que digamos de
las instituciones. En algunos casos con posibilidades escasas, recibieron
aportes de solidaridad para la supervivencia.
Pasemos la hoja y vimos que también a
los bancos (los prestamistas) les llegó su “viernes negro” (según una de las
explicaciones de esta expresión). Pero éstos recibieron aportes fabulosos como
salvamento desde el dinero de todos, también de los que estaban en las
condiciones enumeradas anteriormente, desde sus escasos recursos.
Río revuelto, ganancia de pescadores.
En medio de tales circunstancias,
proliferaron especies pertenecientes al género humano pero con absoluta falta
de humanidad. Banqueros, políticos,
cabezas coronadas. Superaban su ocio y
carencia de hondura, en costosos safaris o viajaban a paraísos de inmoralidad
fiscal con maletas de ese dios llamado dinero. Evadiendo sus
obligaciones sociales, comunitarias y solidarias , de contribución fiscal. Con mil formas de blanquear su dinero inicuo,
etc. Dinero que no se dice se recuperará. Pero siguieron gozando de influencia
referencial de boato fastuoso, alfombras y parafernalias incluso en las
despedidas, de falta de pudor para lucir, ofensivamente, sus divinidades en
medio del hambre y la penuria.
Lean ahora al profeta Amós 8, 4-7.
Después de leerlo: ¿Encuentras
interrelaciones entre el texto y las anteriores anotaciones sobre la realidad?
Hasta aquí, probablemente, asintamos
sin dificultad. Y, también probablemente, pensemos nos queda muy lejos.
Pero podemos continuar con puntualizaciones
de la realidad más pequeñas.
Esas casas de las que se apropiaron
los bancos y que no eran capaces de vender como esperaban, tuvieron que
rebajarlas. ¿Conoces a alguien que aprovechara para adquirir una vivienda de la
que, tal vez, fue expoliado su propio vecino?.
O algo muy actual en esta España de
las autonomías: Escoger la residencia, empadronarse en lugares ajenos para evadir impuestos
¿Qué tal se dan las cosas cuando al
comprar me cobran de menos o se equivocan en el
cambio de vuelta? ¿O se aprovechan las situaciones de crisis para hacer
el agosto con subidas abusivas y sin fundamento? ¿O reteniendo ocultos productos en espera de que la crisis
los encarezca y entonces aumentar las ganancias? ¿O no pagando, si puedo, lo
que debo al que me trabaja?
Los diezmos y primicias no nos
corresponden. Son lo que hoy llamaríamos
el compromiso social y solidario de los bienes que no pueden quedar
improductivos o para mi solo beneficio.
El llanto y los lamentos de los
pueblos empobrecidos (no pobres, que también) de donde se obtienen los recursos
con los que se levanta el esplendor y el
poder de mammón, clama al cielo y llega hasta Dios.
Y no se puede servir a Dios y al
dinero. Y, por dinero hay que entender el poder adquisitivo a costa de ,,,. la
comodidad a costa de… , la vanidad a
costa de … ,,,,
¿Cuál es nuestro dios?
En ese punto es donde hoy termina el
Evangelio
José Luis Molina
18 de septiembre del 2022
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