domingo, 25 de septiembre de 2022

POBRE Y RICO

 


 

Es fuerte la tentación de enfrentarnos con la primera lectura de Amós, pero sigue en la misma línea del domingo pasado y creo que lo que se comentó en la anterior reflexión sirve para ésta. Por tanto, si a alguno le interesa, a ella le remito.

Por ello os propongo  concentrarnos en  caminar  con Jesús hacia Jerusalén y escuchar la conocida parábola de Lázaro y el rico.

Es sumamente conocida. No obstante os aconsejo que detengáis esta grabación, busquéis el Evangelio de Lucas 16, 19-31, lo leáis y  luego volvamos a nuestra reflexión.

Lo hago así porque hoy el método que voy a seguir es fijarnos en expresiones y palabras concretas de la parábola  y profundizar desde ellas.

Vamos a intentarlo:

Las primeras que me llaman la atención son: Seno de Abraham (es decir, vivir sumergido en Abraham que es lo mismo que en la realidad que nace de su fe, de la fe) y el infierno.

No son lugares o, al menos, yo así lo entiendo. Son estados que se determinan por la postura y el desarrollo de la vida.

Continuemos.

Lo que sigue es duro. Entre ellos, entre estos dos estados, hay un abismo inmenso que impide la comunicación, es decir, o blanco o negro, o frío o caliente, pero no tibio el  “si pero ,,,” no vale. Es imposible picotear de aquí y de allá. O se es o no se es.

Otra frase fundamental: “Envía a Lázaro”

Podríamos equipararlo a dar consejos, buenos consejos, consejos cargados de moralina con lo que nos quedamos   tranquilos.

La respuesta es tajante: “Tienen a Moisés y los Profetas”, es decir la Palabra y la función  referencial de los testigos de la fe. (Ahí entrarían Casaldáliga, Vicente Ferrer, Teresa de Calcuta, Mujica (1)y tantos otros próximos y cotidianos).

Otra tentativa:  Un milagro (Que aparezca un muerto).

Igual de tajante la respuesta: Si no aceptan la Palabra, los milagros son valdíos.

Pero analicemos las palabras que determinan a los dos personajes de la parábola:

·      Rico, es decir:

                          Vivir para él.

                           Aspirar a lo mejor para él.

                           No tiene en cuenta al otro que con solo su

                           existencia denuncia su status.

·      Ahora Lázaro

                           Echado en su portal.

                           Su víctima a la puerta de su casa.

                           Víctima de su despilfarro y egolatría.

                           Es la humanidad dolorosa, llena de hambre, llena de   

                            oprobio, llena de llagas de perros.

El mendigo es víctima.

Del rico no dice “haya hecho nada algo intrínsecamente malo”. No dice que robara, etc. Hasta es posible que sus riquezas puedan ser legítimas o heredadas.

El tema es que vuelve la espalda al mendigo de su puerta. Lo ignora. No le hace titubear en continuar su vida. Posiblemente se justifique dando algunas limosnas en el templo.

En síntesis: Está claro el modelo de vida que Dios propone. ¿No te parece?

Para acabar termina con el inicio del texto de 1 Timoteo 6, 11:

“Hombre de Dios, busca la justicia…”

Que así sea.

Un abrazo

José Luis Molina

25 de septiembre del 2022

PD.-Soy consciente de que Pepe Mújica no es santo “oficialmente”, es más incluso él se declara no creyente. Pero eso no quita que su vida sea un testimonio que interpela mi fe y desafía referencialmente mi coherencia al asumir el modelo de vida que con mi confesión proclamo haber aceptado. Y esto se puede generalizar  en un mundo que muy numerosamente se declara cristiano.

No hay comentarios: