La lluvia.
Tras la sequía, un milagro.
El milagro de la lluvia
para mi ha hecho un milagro.
La calle se ha ido mojando
y el agua arrastró
polvo, barro, desesperos.
Desde los soportales,
en silencio,
contemplaba una hoja seca,
tal vez cargada de sueños,
que no se iba:
Avanzaba hacia el infinito.
Su bandera era un beso.
Luego,
apenas la lluvia pasada,
aún soltaban gotas los aleros,
las losas limpias
agarraban crepúsculo:
cielo y suelo recogiendo el sol
dorado, brillante, de ensueño.
En un momento me he dormido,
me despertó un trueno.
Aún no ha llovido.
Espero.
José Luis Molina
21 de septiembre del 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario