lunes, 12 de septiembre de 2022

LA FIESTA

 



 

 

 

Hola amigos:

Nuevamente pido perdón si la reflexión de hoy va un poco comprimida. No dispongo de mucho tiempo, pero ahí va:

Creo nos puede servir también partir del discurso del Papa Francisco con profesores de liturgia en Roma y que colgué hace unos días en el grupo de reflexión. Óiganlo   si no lo han hecho. En el dijo que la liturgia es una acción de Jesús y de la Iglesia y por lo tanto viva. Cuando se apoya en el tradicionalismo y el ritualismo es algo muerto que hacen  quienes tenían que estar vivos.

Esto viene a cuento con la parábola del evangelio de hoy: el Hijo Pródigo. El hijo mayor no podía participar de la fiesta final porque no estaba vivo para el amor, la misericordia, el perdón, el encuentro. Estuvo allí, donde el Padre, pero nada más que manteniendo la apariencia: RITUALISMO.

Y esto me lleva a pensar y ,a invitaros a  que igualmente lo hagáis vosotros, en cuantos matrimonios, teóricamente casados “como Di os manda”: en muchos casos su liturgia está muerta, con mucha parafernalia, pero le falta el compromiso del amor mutuo comprometido en el amor que construye y engendra vida para muchos. En cuantas comuniones solemnes, rituales, etc, que carecen de un vivir comprometiendo con los demás la vida como un participar de Cristo. O cuantos bautismos se celebran careciendo de una opción de seguimiento de Jesús.

 Bueno, creo que es  bastante ya.

No puede haber fiesta. La fiesta final tiene que ser expresión de lo que se es y se vive y para lo que se vive. Y ahí no estaba la vida del hijo mayor.

Pues bien. En la realidad, así están las cosas. En todo ello, todos tenemos responsabilidad: curas y monjas, agentes de pastoral y bautizados en general. Responsabilidad de revalorizar la fiesta y hacerla posible.

Un abrazo festivo

José Luis Molina

11 de septiembre del 2022.

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