Fiesta importante la del Corpus
Christi. Una fiesta que incide en el mismo contenido del Jueves Santo. Es,
casi, una repetición. Pero, litúrgicamente, se propone esta segunda fecha como
fiesta eucarística por excelencia ya que tradicional, cultural y litúrgicamente
el Jueves Santo se enmarca en un clima
de pasión , de persecución, y puede opacar la dimensión de gozosa y profunda
trascendencia de nuestra fe que encierra, en su esencia, la Eucaristía.
Por eso es importante que este día
del Corpus no lo desperdiciemos. Que reflexionar sobre ella y orar desde ella.
Yo, en primer lugar, invitaría a que
hiciéramos un esfuerzo para dejar al margen, al menos de momento, toda la
parafernalia con la que hemos revestido esta celebración, pues deforman su
esencia y, me atrevería a decir que, en cierta manera, entra , o está muy
cerca, de la idolatría.
Pues, sin más, voy a intentar
compartiros mi reflexión. Para ello comenzaré llevándoos a que iniciemos
retomando el siguiente párrafo del texto del evangelio de hoy:
“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de
este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo os daré es mi
carne para la vida del mundo .”
Parece que esto, y el contenido de
todo el capítulo 6 del evangelio de San Juan, trajo más de un dolor de cabeza,
ya desde el principio, para el seguimiento de Cristo y más de una persecución a
los cristianos. Leído sin profundizar en ello, sin entenderlo, interpretando en
sentido literal, y llevado solo en una dimensión doctrinaria, fabricaba la
imagen de los cristianos antropófagos que sacrificaban niños (u hombres) y se comían su carne y se bebían su sangre. Y
esto era utilizado, en muchos casos hipócritamente, para justificar
atacarlos y perseguirlos.
Pero aún hoy día, especialmente hoy
en día, podemos contribuir a la elaboración y mantenimiento de lecturas
contrarias y opuestas a lo que significa lo que celebramos en el Corpus.
Por eso es importante que
reflexionemos. Y os lo propongo a partir del párrafo que os he propuesto ,y si
es a partir de todo el capítulo 6 de
Juan, mejor.
En primer lugar vamos a comenzar con
una idea clara, o aclarando una idea: El cuerpo es una manera clara y
privilegiada de presencia y de actuación de la persona.
Por el cuerpo los demás nos
descubren, nos reconocen, saben que somos nosotros. Pero ese descubrir a la
persona es descubrir lo que “esa persona es esencialmente” porque eso es la
verdadera persona.
Pero, además, con el cuerpo, también
hacemos, construimos y nos solidarizamos
en comunión con otros, con el otro. Hacemos y construimos con nuestros brazos,
pero también con nuestra mente, con nuestros sentimientos, con nuestras opciones.
La Eucaristía, Cuerpo y Sangre de
Cristo, es forma de presencia y de actuación de Jesús en el mundo, en la vida .
A veces, la inmanencia del pan y del
vino la sublimamos sin límites y sin que sea transparencia y concreción de la
trascendencia.
Y sin embargo, en la frase propuesta
está claro:
· Jesús es pan,
· Pan vivo, no teórico, no histórico, no rutinario.
· Este pan, en lo que es, se transforma (transignificación) haciéndose transparencia para descubrir la
vida trascendente.
· Este pan no es pan de cualquier clase de vida.
· Comer de este pan, alimentarnos de él, construir desde él, nos lleva a
participar de la vida de Dios, y por eso este pan es vida para el mundo, esfuerzo para que la tengan los que no la
tienen o por aquellos que quedaron despojados de ella.
Pensemos, aunque sea rápidamente, en
algunos de los signos identitarios con los que hemos adornado la fiesta:
Me acuerdo de la reciente ceremonia
de coronación de Carlos III de Inglaterra.
Un despropósito, una ostentación
para lucimiento de los ”magníficos” (no desde Dios precisamente), una ofensa
para la humanidad de los excluidos, de los apaleados, de los desahuciados, de
los exilados.
Pensemos en nuestros desfiles
procesionales en esta fecha. Sin comentario. Jesús, eucaristía, que debe
evidenciar que anda por las calles del mundo, de la vida, etc. Aquí lo hacemos
pasear exaltado entre fusiles, etc.
Con tal de más esplendor y para
mantener un sistema religioso (que no forzosamente es el reino de Dios),
introducimos apariencias y falta de honestidad. Han terminado las primeras
comuniones. Todos sabemos, (aunque no se deba decir) que se cubrió un trámite
social y que, en la mayoría de los casos, será la primera y la última. Pero
desde quienes tendrían que asumir la responsabilidad de hacer opciones de
autenticidad, se invitará, se propondrá, se presionará, para que estos niños
completen la puesta en escena. Deben ir con sus preciosos trajes, como el clero
y el mundo de mayor altura irá con los suyos.
Se me ocurre, seguro que es una
tontería, que quienes tendrían que procesionar por las calles son los logros
alcanzados para que el mundo tenga vida. Y que deberíamos ir con el traje de
faena con el que nos involucramos en este trabajar por la vida y la
dignificación del ser humano.
Bueno, ya termino.
Perdonadme si a alguno molesto con
esta reflexión que os comento. Me ha ido saliendo desde lo que siento.
Os abrazo en esta fiesta del Corpus
Christi. Y os felicito en y con mi abrazo, porque ustedes sois Cuerpo de
Cristo.
Sed felices, bienaventurados, siendo
comida para que el mundo tenga vida porque estaremos haciendo de la vida una
procesión por las calles del mundo en la que va Jesús y se descubre su
presencia.
José Luis Molina
11 de junio del 2023.
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