Del Evangelio de hoy me parece a mi
que se destaca un momento esencial que yo lo miro como punto de inflexión
En la vida, en la vida de cualquiera,
en cualquier recorrido vital, punto de inflexión es aquel momento en que el
proceso vital que se ha ido desarrollando llega a un punto crucial a partir del
cual se cristaliza en concreciones que determinarán el proceso vital siguiente.
Pues este momento esencial, al que yo
considero punto de inflexión, lo presenta muy escuetamente: Se puso a orar. Lo
dice así. Sin más: Se levantó de madrugada, se marchó al descampado, para
encontrarse él con el Padre.
No interrumpe la tarea, no la deja de
lado, para este encuentro. Es más, en este
encuentro , en medio de él, está presente la tarea.
Por eso es bueno que no se nos pase
desapercibidos que hay un antes y un después. Y en los dos tiempos hace lo
mismo: Construir sus días desde lo que tiene y da sentido a su existencia.
Primer tiempo acude a sanar, liberar,
optar por la persona, por el ser humano, llegando incluso, a reintegrarlo donde
la realidad o las circunstancias lo tienen excluido.
De igual manera, en el segundo
tiempo, dice a Simón y los otros:
Vámonos a otro lugar a seguir con lo que debo: ofrecer la buena noticia y
ayudar a liberar de los demonios que la obstaculizan.
Pero, a mi, siempre me ha llamado la
atención y me ha despertado curiosidad imaginarme cómo sería la oración de
Jesús.
En primer lugar pienso que sería en
un tono, en un clima, de pleno situarse y situar la vida frente al proyecto del
Padre con sencillez, frontalidad, honestidad, sin falsa modestia . En el texto
hace referencia clara y directa a la tarea a la que se debe.
El evangelista sitúa la oración como
epílogo de una jornada de intensidad evangelizadora y como prólogo de la
siguiente jornad en la misma dirección.
Todo ello me hace pensar que la oración
de Jesús es mirar la tarea realizada a la luz de su misión para posicionarse de
cara a la continuación.
Y por eso, en la segunda jornada,
Marcos introduce una variante con relación a la primera .En el atardecerse han
ido agolpando mucha gente, a los que Jesús ha respondido.
Pero aparece un peligro: “La
idolatría”. “Todo el mundo te busca”. Para ser líder. Para ser rey. Para ser
jefe. Hoy se diría para ser influence o tener fuerza mediática que desde la
forma, el poder, los aplausos,
manipulara multitudes, aunque fuera para ir contra los romanos.
Y eso Jesús no lo acepta. El fruto de
la oración está en la respuesta: Sigamos con la tarea que para eso he venido –
dice Jesús-. Pero no donde me lleven o donde haya reporteros. Vayamos a un
lugar que me necesiten pero que no
figure en los recorridos místicos o devocionales, pero si en los planes del
proyecto del Padre. No te interesa la Palestina Tierra Santa de las
peregrinaciones y los recuerdos y souvenirs topificados sino la Palestina de
Gaza y de cualquier parte del mundo empapada de sangre y trabajada con
injusticias e intereses personales o
inconfesables de los que son víctimas siempre terceros más débiles.
Señor, enséñanos a orar.
Un abrazo
José Luis Molina
4 de febrero del 2024
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