Les propongo que, antes de entrar en la
reflexión de hoy, lean previamente las lecturas del domingo.
Estas lecturas son:
Jeremías 31, 31-34
Hebreos
5, 7-9
Jn. 12, 20-33
Bueno, pues si ya las han leído, vamos a
revisarlas con detenimiento.
Dice Jeremías:
· Llega el
día. No dice llegará, sino llega. Tiempo
presente. Lo cual significa que la cosa es de ahora, no dejarla para después
· En que no servirá la alianza antigua (tiempo
anterior), alianza de cumplimiento, de hago para obtener beneficios y favores
por encima de los demás.
Parémonos a pensarlo y darnos cuenta de lo que
se está diciendo. Jeremías anuncia que el tiempo que llega con Jesucristo, la
Nueva Alianza que Dios establece con
Jesucristo transforma, supera, rebasa la antigua alianza. Esto conviene tenerlo
en cuenta para aquellas mentalidades que se encierran en encerrar a Dios
(perdón por la redundancia) en un inmovilismo distanciado de la vida y su
dinamismo. Jesús lo dijo con aquella frase que merece recordarse. “A vinos
nuevos, odres nuevos”
· La Nueva
Alianza será así:
Se realizará construyendo su vivir desde la
vida y el modo de vivir que nos ofrece. No será cuestión de aprender de memoria
y teoría sino escrita en los corazones. No se tendrá que aprender doctrina sino
vivir la Buena Noticia. No será saber la doctrina sino vivir según la intención
que nos ha transmitido al corazón.
· No se tendrá que ir diciendo, bajo castigo lo que hacer y vivir como ya saben. Porque no es una alianza de cumplo y miento, sin o una alianza de opción por Dios que nos llevará a tener en nuestras vidas a los demás.
SiSi esto de Jeremías está claro, será fácil de entender el resto de los textos.
No consiste en que hagamos nuestro actuar como
moneda para conseguir un premio que nos ponga por encima de los demás. El
premio es la propia alianza que ya nos ha sido ofrecida.
Tampoco que a Dios le guste el sufrimiento,
nuestro sufrimiento, para obtener los favores divinos. Se trata que tras esa
alianza, y por esa alianza, participamos
de una vida concebida para por y con
Los demás. Porque nuestro yo no se justifica a
costa de los demás sino en su existir para los demás.
Eso es ser grano y, en la tierra, engendrar vida para los demás, vida multiplicada para muchos. Jesús sabía de tener que asumir el enfrentamiento con los poderes contrarios a esa alianza asumiendo las consecuencias de su opción por el sentido de la vida que daba razón a su venida al mundo.
Esa es la plenitud de la alianza que Dios nos
ofrece en Cristo. Él es el autor de salvación al identificarnos con él.
Un abrazo
José Luis Molina
17 de marzo del 2024
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