domingo, 8 de noviembre de 2020

GALLINA CLUECA PROTECTORA O CRECIMIENTO EN RESPONSABILIDAD

 



 

Yo opino que hay una serie de parábolas, en los Evangelios, tremendamente provocadoras. Lo        que ocurre es que le hemos matado el poder de provocar y esto  porque empezamos, ya desde el principio, pensando que es palabra de Dios y por ello nos parece lo más normal del mundo, nos inventamos la explicación de que Dios puede hacer lo que quiera y ya no pensamos más. Y, al menos en mi opinión, pensando y razonando así, no estamos bien.

En primer lugar Dios no puede hacer lo que quiera, y si lo hace, y lo que hace no es justo, no sería Dios. Tampoco puede entrar en contradicción consigo mismo y unas veces decir y proponer lo contrario de lo que ha hecho en otro lugar.

Entonces, si aparentemente existe una contradicción entre la primera impresión que produce una parábola y los valores éticos que propugna Jesús, ahí está la provocación, pero lo está para hacernos pensar, para que tratemos de aclararnos  y de profundizar en su propuesta.

Por eso la postura que yo comentaba al principio,  de recibirla sin plantarnos vitalmente frente a ella, no es la adecuada. Pues bien, la parábola de las diez vírgenes o doncellas, (en Israel era lo mismo), es una de esas parábolas provocadora. Si nos quedamos solo en escuchar el relato, tal vez podríamos pensar lo siguiente:

Pobrecitas de las vírgenes necias que por un despiste, sin querer, se quedaron sin boda. Eso no está bien. Ellas no tenían culpa pues fueron a buscar el aceite. ¡Qué lástima de ellas!

Por otra parte, desde los valores cristianos, las que NO actuaron bien fueron las vírgenes prudentes. ¿Qué trabajo les costaba haber compartido un poquito entre todas? Ayudar a sus compañeras que estaban en apuros, que es lo que hay que hacer cuando se quiere bien y no negarles la ayuda. Nosotros, frecuentemente, creemos que si se nos dice que no es porque no nos quieren. ¿No es cierto?( Lo malo es que con estos criterios educamos  a nuestros menores cuando, lo que hacemos así es comprar su cariño.)

Por el contrario, el evangelio de Jesús nos habla de solidaridad. Aparentemente, mirado así, en las vírgenes prudentes habría contradicción, ¿No les parece?.

Y, por último, otra cosa en la que quiero fijarme es que de ninguna de las diez se dice que sean malas personas. No se dice las cinco vírgenes buenas  y las cinco malas. Se las llama necias y prudentes.

Pues después de todo esto les comparto lo que opino:

Primero hay que pensar dos cosas. A principio de la parábola se dice “El reino de Dios se parece …” Esto quiere decir que con el ejemplo que nos van a poner, podremos comprenderlo mejor.

La segunda es que nos pone como ejemplo un evento corriente: Una boda. Pero hay que entender el significado del rito con el que se celebraba. La boda era cuando, después de los esponsales, empezaba la pareja a vivir juntos.

Para ir el novio a donde la novia debía hacerlo en una procesión formada por mujeres aún vírgenes , que alumbraban con sus lámparas, con su luz,  al novio en su caminar hacia el encuentro con la virgen que sería su esposa. Por tanto el rito de la procesión, de acompañar alumbrando, de llevar al encuentro de la esposa, no era “ir a la boda” sin más, a la fiesta, a pasarlo bien, etc. Era, por tanto, parte personal en el evento lo que a ellas les tocaba hacer: “alumbrar con su luz”.

Puestas así las cosas, las diez se presentan para la boda y sabían a qué iban. Pero las necias no se implicaron en preparar y estar a punto para lo que había sido designadas. Las prudentes sí. No servía el aceite de las prudentes. Cada una tenía que alumbrar  con su aceite.

Las necias se quedaron fuera porque, aunque fueran buena gente, no se implicaron en na opción que las comprometía.

Creo que es fácil entender en clave de Reino. Somos llamados para construirlo, para participar de él. Si nuestro estar es puramente teórico, no sirve para participar de él.

Aprestemos, pues, nuestras lámparas y nuestro aceite para ser luz en este mundo nuestro y en esta situación actual que nos toca vivir.

No sirve el aceite de otros Es la nuestra la que tendremos que prender.

José Luis Molina                

 8 de noviembre 2020

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