Hoy mi reflexión se ha centrado, casi
exclusivamente, en el Evangelio. Esto no quiere decir que las otras lecturas no
tengan hondura. Todo lo contrario. Pero,
en fin, he empezado por el Evangelio de Jn. 12, 20-33.
Voy a empezar por una frase que me ha
llamado la atención: “Se acercaron a
Felipe y le pidieron: Queremos ver a Jesús, enséñanos a Jesús”
Y de inmediato me aparecen
cuestionamientos: ¿Hoy la gente quiere conocer a Jesús?.
No me refiero, evidentemente, a la
anécdota de Jesús, al Jesús guión para
superproducciones cinematográficas, a las grandes concentraciones económicas
como desfiles procesionales declarados de interés turísticos, o a la búsqueda
de antídotos milagrosos para obtener favores.
Me refiero a “conocer a Jesús”, conocer
sus propuestas, sentirse interpelado por su manera de situarse en la vida, de
concebirla, de resolverla. Estando esto claro, ¿hoy la gente quiere conocer a
Jesús?. Creo que muchos tenemos experiencias para respondernos. Si no,
pregúntenle a los profesores de religión en la enseñanza, preguntemos a los
catequistas (no durante el periodo PARA la Primera Comunión u otro
sacramento) sino catequistas de continuidad (jóvenes y adultos) para seguir
profundizando y ampliando esa experiencia de Jesús.
Mi respuesta no tiene mucho de
optimista, pero me siguen saliendo cuestionamientos: ¿Es que Jesús ha perdido
todo su gancho, todo su valor? ¿Es que su propuesta no es para nuestros días?
No me vale el dato de secularización o desacralización de la vida porque esto
podría influir, precisamente, de forma positiva. Me refiero a que ante el hecho
de evangelizar ( Anunciar a Jesús y
propuesta del Reino), su invitación a seguirle, los niveles de respuesta
son alarmantes.
Y sigo dando vueltas al asunto. En
principio estoy convencido de que el Evangelio es una Buena Noticia, una Buena
Alternativa para la vida, máxime en las condiciones actuales. Pero, entonces,
¿qué pasa?. ¿No radicará mucho, el asunto, en las mediaciones?. Me explico
¿Hemos evangelizado o hemos enseñado
una doctrina? Una vez leí que la
religión es el fenómeno que convierte la experiencia vital de Jesús de Nazaret
y de los que responden a su llamado, en una teoría, en un relato, en una
historia de “otros” donde nosotros no nos sentimos involucrados.
El texto del evangelio de hoy, en otro lugar,
dice: “El que quiera servirme, que me
siga y donde esté yo allí también estará mi servidor”. Siendo así, ante la cuestión con la que comenzaba esta
reflexión, ante el hipotético requerimiento que nos podrían hacer diciendo
“quiero conocer a Jesús”, ¿seríamos nosotros en nuestra completa identidad (jerarquías
eclesiásticas, vida jerarquizada, ceremonias, valores, vida construida, lucha
para la por conseguir, ejercicio de poderes, etc) lugar idóneo para descubrirlo?.
Cada uno podemos sacar conclusiones.
Esta pregunta ante Jesús, más
preguntas por Jesús, y el lugar donde él se encuentra y hacia donde atrae
a la humanidad está en la cruz que es
coherencia,
que es dignidad,
que
es valores humanos,
que
es imagen de Dios que opta por el hombre,
que
es no querer el fracaso pero tampoco
es
claudicar y rebajar el listón para
conseguir el
éxito ….
Y todo esto nunca será de mayorías ni de multitudes.
Si queremos mostrar a Jesús entre las multitudes, como fenómeno de masas,
no lo encontraremos en la cruz a no ser que hagamos de ella un icono de
distinción, belleza o privilegio.
Yo, por hoy, lo dejo por aquí, pero les prometo que sigo dándole vueltas.
José Luis
Molina
21 de marzo del 2021
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