sábado, 20 de marzo de 2021

CONOCER A JESÚS


 

Hoy mi reflexión se ha centrado, casi exclusivamente, en el Evangelio. Esto no quiere decir que las otras lecturas no tengan hondura.  Todo lo contrario. Pero, en fin, he empezado por el Evangelio de Jn. 12, 20-33.

Voy a empezar por una frase que me ha llamado la atención: “Se acercaron a Felipe y le pidieron: Queremos ver a Jesús, enséñanos a Jesús”

Y de inmediato me aparecen cuestionamientos: ¿Hoy la gente quiere conocer a Jesús?.

No me refiero, evidentemente, a la anécdota de Jesús, al Jesús guión  para superproducciones cinematográficas, a las grandes concentraciones económicas como desfiles procesionales declarados de interés turísticos, o a la búsqueda de antídotos milagrosos para obtener favores.

 


Me refiero a “conocer a Jesús”, conocer sus propuestas, sentirse interpelado por su manera de situarse en la vida, de concebirla, de resolverla. Estando esto claro, ¿hoy la gente quiere conocer a Jesús?. Creo que muchos tenemos experiencias para respondernos. Si no, pregúntenle a los profesores de religión en la enseñanza, preguntemos a los catequistas (no durante el periodo PARA la Primera Comunión u otro sacramento) sino catequistas de continuidad (jóvenes y adultos) para seguir profundizando y ampliando esa experiencia de Jesús.

Mi respuesta no tiene mucho de optimista, pero me siguen saliendo cuestionamientos: ¿Es que Jesús ha perdido todo su gancho, todo su valor? ¿Es que su propuesta no es para nuestros días? No me vale el dato de secularización o desacralización de la vida porque esto podría influir, precisamente, de forma positiva. Me refiero a que ante el hecho de evangelizar ( Anunciar a Jesús y  propuesta del Reino), su invitación a seguirle, los niveles de respuesta son alarmantes.

Y sigo dando vueltas al asunto. En principio estoy convencido de que el Evangelio es una Buena Noticia, una Buena Alternativa para la vida, máxime en las condiciones actuales. Pero, entonces, ¿qué pasa?. ¿No radicará mucho, el asunto, en las mediaciones?. Me explico

¿Hemos evangelizado o hemos enseñado una doctrina? Una vez leí  que la religión es el fenómeno que convierte la experiencia vital de Jesús de Nazaret y de los que responden a su llamado, en una teoría, en un relato, en una historia de “otros” donde nosotros no nos sentimos involucrados.

 


 El texto del evangelio de hoy, en otro lugar, dice: “El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo allí también estará mi servidor”. Siendo así,  ante la cuestión con la que comenzaba esta reflexión, ante el hipotético requerimiento que nos podrían hacer diciendo “quiero conocer a Jesús”, ¿seríamos nosotros en nuestra completa identidad (jerarquías eclesiásticas, vida jerarquizada, ceremonias, valores, vida construida, lucha para la por conseguir, ejercicio de poderes, etc) lugar idóneo para descubrirlo?. Cada uno podemos sacar conclusiones.

Esta pregunta ante Jesús, más preguntas por Jesús, y el lugar donde él se encuentra y hacia donde atrae a  la humanidad está en la cruz que es

                               coherencia,

                               que es dignidad,

                               que es valores humanos,

                               que es imagen de Dios que opta por el hombre,

                               que es no querer el fracaso   pero tampoco es    

                                   claudicar y rebajar el listón para conseguir el

                                   éxito  ….

Y todo esto nunca será de mayorías ni de multitudes.

Si queremos mostrar a Jesús entre las multitudes, como fenómeno de masas, no lo encontraremos en la cruz a no ser que hagamos de ella un icono de distinción, belleza  o privilegio.

Yo, por hoy, lo dejo por aquí, pero les prometo que sigo dándole vueltas.

                    José Luis Molina

                                  21 de marzo del 2021                                                                                              

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